Capítulo 4

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Camila

Mire a Justin, sentado junto a mi, esperando a que yo me animara a hablar. Maldición! Había sido más fácil con Lorraine, aunque a ella no le daría los detalles que le daría a él. Suspire profundamente y él volvió a verme.

–cuando estés lista. –dijo y una cálida sonrisa apareció en su rostro. Mariposas en el estómago, ¿no es así?. Vaya metáfora de mierda. Parecen abejas asesinas.

–quería contarte algo, es importante y quiero que me hagas todas las preguntas que se te vengan a la mente, porque no quiero hablar de esto nunca más. –él asintió. –me mude a LA por un chico –él abrió los ojos como platos y comencé a reír.

–espera, ¿qué...? –negó con la cabeza y fruncio el ceño. –¿por qué te estas riendo? ¿estas haciéndome una broma?. –preguntó de forma tan inocente que me hizo reír aún más. Negué con la cabeza, tratando de tranquilizarme y él lamió sus labios. Me quede mirándolo por unos segundos, de verdad amaba a ese chico.

–eso fue hace tiempo –dije sincera. Su rostro se relajo. –conocí a este chico, su nombre era Steven, lo conocí aquí en Seattle, me enamore pérdida mente de él y me di cuenta que él solo estaba ilusionándome. –hice una pausa, para pensar muy bien como iba a decir lo siguiente, pero para mi suerte él habló.

–¿así que no fui tu primer beso? –Preguntó y negué con la cabeza. Era tan tierno. –no fui tu primer beso porque lo mal gastaste en un imbécil. –sonreí, negando con la cabeza otra vez.

–Steven nunca me beso. –dije y me encogí de hombros, mientas en su rostro aparecía una sonrisa de satisfacción.

–vaya, eso es bueno, técnicamente el chico es un imbécil, no lo merecía. –dijo y mire hacia el frente, pensando en cuantas noches me pase fantaseando con dar mi primer beso con Steven y al ver que él no hacia nada por hacer esa fantasía realidad, decidí que yo debería dar ese paso, pero cuando lo intente él se apartó y me dijo que solo quería ser mi amigo, aunque me estaba ilusionando y jamás volví a intentarlo.

–hice la estupidez más grande de mi vida por él –dije y volví a ver a Justin, al mismo tiempo que él me volvía a ver. Mantener contacto visual hizo que me sintiera insegura al contar esta parte, pero la sonrisa que me ofreció me dio un poco de valor y suspire. –Intenté suicidarme... –su sonrisa desapareció y volvió a ver hacia el frente, después de varios segundos en silencio él agacho la cabeza y negó.

–¿por él? –preguntó.

–porque me di cuenta que solo me estaba ilusionando, que realmente no me quería y me sentía tan débil y vulnerable... No lo sé, odiaba sentirme así. –dije. –la ansiedad acabó conmigo y a eso se le sumó la fuerte depresión. Mis padres decidieron que era mejor alejarme de él, vendieron la casa y nos fuimos a LA. Seattle dejo de gustarme, lo recordaba con amargura y no quería volver. Literalmente mi padre me prohibió volver a enamorarme.

Él se levanto repentinamente y lo mire, comenzó a caminar de un lado a otro, mientras yo posaba mi mirada en el suelo, estaba exponiéndome demasiado ante él, pero era necesario, sí queríamos iniciar nuevamente, lo necesitábamos. De repente sentí unas manos agarrándome, obligándome a levantarme y cuando estuve parada frente a Justin ambos nos miramos. Entonces él apretó sus labios con los míos, uniéndolos en una sinfonía perfecta.

–lo siento tanto. –dijo, después del beso y me quede mirándolo atentamente. No quería su compasión, quería que entendiera la razón de mi mentira, aunque no era la razón completamente. –lamento haber sido tan grosero contigo, debería haberte buscado para hablar... Perdoname! –asentí con la cabeza y me aleje de él instintivamente, cuando la posibilidad de que llegará mi padre atravesó mis pensamientos.

–esa es la razón por la que te dije que prefería LA cuando nos conocimos, en realidad era que recordaba Seattle con amargura. –dije sonriendo y volví a sentarme en las escaleras. Él asintió y se sentó junto a mi.

–¿tu padre me odia, no es así?

–¿por qué me preguntas eso? –lo mire seriamente. Sí, mi padre lo odiaba, pero vamos, le agradaba más Justin que él señor Jeremy.

–de otra forma habrías enfrentado a tu padre, no creó que te haya atemorizado el hecho de que te prohibiera enamorarte. –dijo tranquilamente, que brillante era. –quiero decir, eso quizás influyó, pero debía haber algo más fuerte y es eso, ¿no?. Él me odia. –asentí con la cabeza riendo y él también comenzó a reír.

–nuestras familias están locas. –volví a asentir. –probablemente tu y yo lo estemos también.

–quiero pensar que lo nuestro es por amor y no por ellos.

–yo estoy loco de amor por ti, de eso no tengo ninguna duda. –sus ojos color miel se clavaron en los míos y sentí nuevamente las estúpidas abejas asesinas.

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⏰ Última actualización: Jul 11, 2020 ⏰

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