el arte de improvisar.

403 30 2
                                    

Narra Ichigo.
- ORIHIME - no, no, no, esto no puede estar pasando, orihime no, Dios por favor no, que este bien m, por favor que este bien - el chico comienza a baje la pendiente sin ninguna medida de seguridad, sólo corrió hacia abajo, sin importar como las piedras rasgan sus pantalones y raspan sus piernas, él sólo le preocupaba una cosa que orihime estuviera bien, rogaba, imploraba por la seguridad de la pelinaranja, la chica que roba sus sueños, la chica que no puede arrancar de su corazón, estaba arrepentido de las palabras que alguna vez dijo "Ojalá pudiera olvidarla, no me importaría la forma sólo la quiero arrancar de mis pensamientos" y estaba rogando que sus palabras no se hicieran ciertas y que el destino no se la arrebatara de esa manera tan horrible, como iba perdido en sus pensamientos y corriendo a toda prisa tropieza con una roca más grande, cae y comienza a dar vueltas golpeando su cuerpo con todas las rocas, la caída no fue muy larga, pero quedó muy dañado al llegar al suelo logra levantar su cabeza y ve a orihime tirada, la llamo varias veces, pero no respondía, con todas sus fuerzas se levanta, su pies izquierdo me dolía como los mil demonios, pero nada de eso importaba en ese momento.
- orihime, orihime, Dios no orihime - al acercarse y tomar la de la cabeza ve que tenía mucha sangre - no por favor, ayuda, ayuda por favor - gritaba desesperado, pero sabía que nadie lo iba a escuchar, estaba entrando en pánico.
- calmate Ichigo, cuenta hasta tres y respira - se daba ánimo - vamos orihime, hermosa no me puedes hacer esto, el pulso debo, tomar su pulso - con la punta de sus dedos puso en el cuello de orihime, se dio cuenta que aún había pulso, quizás la chica estaba demayada por el golpe, como no calló por una pendiente de más o menos tres  metros de altura según calculaba él, el cielo se tornó más oscuro de lo que está y la lluvia no tardó en aparecer.
- o no maldición lo que faltaba - toma a la chica en sus brazos mientras trataba de visualizar un lugar para refugiarse, camino unos metros y pudo ver casi un milagro, un gran árbol con el centro hueco - aquí podemos refugiarnos mientras aclare y pase la lluvia, vamos orihime despierta por favor - al agua fuera caía como diluvio, el chico rompió su polera, sacando un poco de tela, había una pequeña madera ovalada que la hacía parecer una bandeja, la toma y lleno con agua, sumergió la tela y comenzó a limpiar las heridas de orihime, al final terminó por romper toda su camiseta e improvisó vendas para cubrir las heridas de la chica, debía agradecer que llevaba su mochila un chaleco extra y esa ímpetu de su madre que siempre le decia que llevará dos chalecos en vez de uno si hacía mucho frío, se quita el que lleva puesto lo deja secando un poco y con el otro cubre a la chica, acomoda la mochila como una almohada y pone a orihime donde el viento frío no golpee tan fuerte, se da cuenta que el árbol es muy viejo y puede sacar un poco de madera suelta , logra sacar un gran pedazo el cual lo improvisa como una puerta, así evitaba que el viento no fuerte tan fuerte, también se dio cuenta que unas ramas de colaron aprovecho las grandes hojas secas, sacó otro poco se madera, poso las hojas arriba y como a orihime ahí, para que no tocará el suelo, quería mantenerla lo más cómoda que la situación lo permitiera,  la cubrió lo más que puedo, estaba cansado y su cuerpo no podía más, se pone su chaleco para amortiguar el frío y cae rendido al lado de orihime, la abrazo para que así ambos pudieran desprender calor y compartirlos ambos, su pies le dolía, pero no pensaba en eso el sueño lo superó y se quedó dormido.

aléjate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora