Capítulo 14. De cacería.

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Este capítulo contiene escenas de violencia explicita.

El profesor de pociones caminaba con decisión a enfrentarse al destino que otros le habían trazado. A pesar de que a simple vista era la viva imagen de la fortaleza, se sentía pesado, sus piernas flaqueaban y sus manos le vibraban levemente. No quería hacerlo... deseaba estar lejos de allí, con ella, pero debía hacerlo.

Había un gran revuelo en el colegio, gritos de estudiantes asustados, que extendían el rumor de que habían sido visto mortífagos en el castillo. Se tropezó con algunos estudiantes a los que mandó a sus salas comunes. Dobló una esquina y se encaminó por una galería oscura, por alguna razón no estaban encendidas las antorchas y la luz de la luna era la única que recortaba los perfiles de la hilera de armaduras. Tragó saliva y apresuró el paso. No había nada que pudiera esconderse en las tinieblas que pudiera asustarle.

Unas manos salieron de la nada, aferrándose a su levita, conduciéndole con vehemencia contra la pared, tras el refugio de una armadura.

-Severus...- susurró antes de besarle en la boca con desespero.

Severus rodeó con sus manos la cintura de su mejor alumna y la atrajo para sí, correspondiendo a su beso demandante, húmedo y desesperado. Ella se arrojó a sus brazos, fundiéndose con él, saboreando los labios de su amante como si fuera la primera vez, dejando libre su pasión.

Tomaron aire y volvieron a besarse. Hermione saltó y encerró entre sus piernas la cintura del hombre, que se revolvió como una serpiente y ahora era ella la que estaba contra la pared.

Si el mundo se iba a la mierda aquella noche, al menos podrían tocar el cielo por última vez.

Snape apartó con un dedo las bragas de su alumna y la amó con urgencia, con desespero. A pesar de los gritos, a pesar de que sabía que su vida se iba a ir al carajo en breve, al menos podría saborear lo que era el amor de verdad. Una rosa podía brotar en la maleza, al igual que el amor en el horror.

Ella le sostenía entre sus manos, ella era un mundo lleno de colores que brillaba en la sordidez de la realidad. Ella lo unía a la esperanza de un mundo mejor, y por una vez en su vida, experimentó qué era vivir. Estar a su lado había sido un regalo en la que su vida al fin había cobrado sentido.

Quería vivir... tantos años deseando la muerte y ahora sólo deseaba vivir para hacer todo lo que ella había deseado hacer con él. Caminar cogidos de las manos, comer tostadas en la cama, perderse en una cabaña en un bosque lejano... Ella era su futuro y no pensaba renunciar a ello.

Snape puso su frente sobre la de ella, mientras ambos recuperaban el aliento con agitado resuello, jamás había amado a nadie con tanta intensidad.

-Severus...

-Tengo que irme...

-Lo sé. Te quiero

-Y yo a ti. Pase lo que pase, mantente con vida.

-No dejes que te maten, Severus.

- A Potter... ayúdale, sabes que no podrá ganar si no cuenta contigo- Hermione asintió con la cabeza.- Cuándo todo esto acabe, en cuánto pueda, iré a por ti y jamás volveremos a separarnos.

Hermione sintió un vacío cuándo Snape alejó su cuerpo de ella y tras colocarse las ropas rápidamente, se alejó del pasillo sin decir adiós.

Aquella sería la última vez que lo viera con vida.

Capítulo 14. De cacería.

Draco Malfoy se rascó la nuca inquieto, mientras se alejaba un poco del jefe de aurores para darle cierta intimidad y poder hablar con su asistente con más libertad. No se fiaba mucho en él, conocía de sobra su estilo y temía que al final faltara a su palabra y no le llevara a la redada que estaba preparando en la mansión que le había visto crecer.

Iré a por ti (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora