3- Sucesos inesperados

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Punto de vista de Jenna

Al día siguiente me desperté, encontraba mejor que ayer, ya que las heridas de mi espalda estaban sanando, mas aún me dolían si eran tocadas y el moratón que tenía en la cara lo debía tapar de alguna forma. Por lo cual pedí que me dejaran ir a mi habitación para echarme maquillaje, debía hacerlo para que nadie sospechara, por lo cual mi padre accedió a cumplir mi petición.

Cuando terminé de prepararme camuflado bastante bien el golpe, me dirigí a desayunar, ya que mi padre, Drole, me estaba esperando con otra persona. Cuyo nombre es Dahlia.
Esta persona se trataba de un hada, pero no era un hada normal, ya que fue el rey hada que precedió a Gloxinia en el mandato, el cual era amigo de mi padre. Esta persona también se llevaba bastante bien con el rey hada anteriormente nombrado. Pero Dahlia no gobernó mucho tiempo ya que Harlequin le quitó rápidamente del trono, por lo cual el amigo de mi padre está muy enfadado por este hecho. Ambos se percataron de que había entrado.

- ¿Te encuentras mejor, Jenna?- Preguntó Drole de forma bastante indiferente.

- Sí, hoy podré volver al trabajo y encargarme perfectamente- Al decir esto mi padre se rió.

- Obviamente, no te iba a dejar perder ningún día más en ese cuarto. Si te hubieras seguido encontrando mal, mala suerte- Respondió de una forma taciturna.

- Ya sabes, niña. Vete a trabajar y déjanos hablar a gusto- Dijo Dahlia un poco molesto.

- Está bien- Tomé algo de fruta del frutero para ir tomandomela por el camino. Al parecer en ningún sitio era bienvenida y todo el mundo me trata con desprecio. Pero yo sé que Drole me quiere como una hija en el fondo.

Me encontraba de camino a la ciudad, tuve que coger el coche, ya que aún me encontraba bastante débil como para recorrer el camino andando. E incluso me dolía la espalda horrores cuando la tenía que apoyar en el asiento del conductor, gracias a los dioses el trayecto no era muy largo y solo tenía que aguantar un poco.

Intenté buscar sitio para aparcar cerca de la tienda de libros en la que trabajaba, pero no lo encontré, por lo cual decidí probar suerte un poco más lejos cerca de un parque, donde encontré aparcamiento. Al salir del coche me fije que en un banco del parterre se encontraba Arlek, sus alas eran inconfundibles, se sabía que era él a kilómetros de distancia. Decidí acercarme ya que se le veía decaído, y por el objetivo de mi misión no podía permitir que pensara en otras cosas aparte de nuestro "amor".

- Buenos días, Arlek ¿Qué te sucede?- Al decir eso el nombrado me miró de repente por escuchar mis palabras y sin previo aviso me abrazó fuertemente. Pinchazos de dolor me atravesaron la espalda como si de puñales se trataran.

- Te he echado tanto de menos...- No dijo nada más porque le aparté los brazos con brusquedad y le di un bofetón en la cara de forma bastante enojada.

- ¿¡Qué cojones haces gilipoll*s!? ¿Quien te ha dado la libertad de tratarme así?- Grité llena de rabia y odio.

- ¡Se supone que eres mi novia!- Me alzó la voz Arlek sorprendiéndome.

- ¿Y eso quién lo ha dicho? Qué yo sepa...- Fui interrumpida por el chico.

- Oh, vaya, nos amamos, nos damos besos y caricias... ¿Pero no somos nada?...- Expresó de forma sarcástica-. ¿Qué escondes en la espalda?- Al decir eso me levantó la camisa y vio todas las heridas, acto seguido, se quedó en completamente pálido.

- No es nada que a ti te incumbe- Le aparté la mano y me baje la prenda de ropa.

- ¿Quién ha sido? ¿¡QUIÉN TE HA HECHO ESO!?-  Gritó de forma airada Arlek.

Descubriendo la verdad (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora