Mis pasos se hacen cada vez más firmes conforme voy acercándome a las oficinas que rodean ese pasillo, me topo con algunas sumisas y empleados los cuales saludo o simplemente sonrió por cordialidad además de respeto. Para mi todos merecen un respeto en ese gigantesco lugar, he estado en el rol de empleada y aún lo ejerzo por lo que se lo estresante que puede llegar a ser al igual que sacrificado. Las sumisas por otro lado a pesar de que muchas personas piensan que deben sentirse honradas o que simplemente sufren sólo nosotras podemos llegar a conocer la verdadera situación, el como poco a poco vamos descubriendo como poder dominar nuestras emociones al igual que el disfrutar de la libertad que el tener un Amo nos ofrece. No me refiero a la libertad de poder ejercer opinión o decisiones pero si la de disfrutar de la anatomía humana sólo por dejarnos llevar por nuestros instintos carnales además de dejar el control en manos de otra persona cuando se tiene entera confianza sobre nuestro bienestar y placer.
Eso es exactamente lo que siento en estos instantes, pura confianza ya que estoy a segundos de poder saber quién será mi Amo y a quien le entregaré mi ser por medio de la sumisión. Se que no será malo, pero la incertidumbre es algo con lo que luchó aún. No se lo que me depara este futuro y cuándo llegó a la puerta tomo una profunda calada de aire y decido objetar contra todos esos pensamientos y tocar.
Su voz me dice que puedo pasar por lo que me adentro en su oficina la cual siempre tiene el peculiar olor a su colonia y nicotina por lo que mis labios se curvan ligeramente disfrutando del mismo. Me observa como si tratase de analizar mis pensamientos mientras yo tomo asiento frente a él. Apoya sus codos en el escritorio sin tener la intención de quitar sus ojos de mi. Mantengo el contacto visual a diferencia de unos días atrás cuando hubiera bajado la mirada pero eso cambió. Soy una sumisa libre de opreciones por lo que puedo decidir cómo satisfacer a mi Amo sin tener que cohibirme o esperar órden alguna.
-¿Como te sientes?- Pregunta siendo consciente de mis nervios por lo que sonrió tratando de eliminar la tension de mi cuerpo al pensar que estoy a sólo horas de conocer a quien será mi Amo por las siguientes noches , días o años.
-Nerviosa, pero es normal. Confío en usted.- Y así es como entablamos una larga conversación sobre quién será el y los horarios establecidos. Hasta el momento sólo sera en las noches debido a que el tiene otras sumisas para adiestrar. Tengo total libertad sobre cómo debo satisfacerlo y mis límites ya fueron establecidos. Aún no me han dicho quien es pero he estudiado a cada uno de los Amos que aquí se establecen por lo que se que tengo conocimiento sobre el.
Luego de un rato me invita un café y tomamos asiento en los cómodos sofás de su oficina y me dedico a observarlo. Su perfecto y marcado rostro enmarcado por una perfecta y pulida barba al igual que esos ojos que descubren cada detalle en mi sin yo antes detectarlos. Sus labios los cuales he de decir no me he cansado de probar o morder. Estos se curvan al ver mi concentrado escrutineo por lo que decido acomodarme en el sofá y hablar.
-He de decir que me siento sumamente honrada de haber podido compartir todos estos años con usted. Soy otra mujer gracias a ello y lo aprecio.- Sus ojos toman ese brillo tan peculiar y sonríe tomando mi mano. Disfruto de su cálido tacto al igual que sus labios cuando rozan la misma. Acerca su cuerpo al mío y toma mis labios como posesión a lo que yo correspondo sin temor alguno. Mis manos acarician su torso y gimo ante el sabor de sus expertos labios, los mismos hacen su respecto recorrido por mi cuello miéntras sus manos toman mi nuca para que el acercamiento sea enteramente nulo entre nuestros cuerpos. De un momento a otro estoy sobre su cuerpo moviendo mis caderas mientras me aferro a el cuello de su camisa, el placer me inunda ante su invasión y me estremezco cuándo un gemido sale de lo más profundo de su garganta, quiero que el momento sea eterno, sus caderas se acoplan a mis movimientos y ya no soy responsable de lo que sus acciones provocan en mi. Soy un mar de erotico placer y mis gemidos son como una melodía sin fin. Los temblores de mi cuerpo se intensifican y el toma mi rostro en sus manos para verme caer, sus suspiros en mi rostro al igual que las sutiles mordidas que va dejando en mi cuerpo son detonantes de un orgasmo tan intenso que creo perderé la cordura, convulso sobre su cuerpo y me aferró a su ser por temor de terminar pérdida. Sus labios toman los míos de forma voraz y tomo ese arrebato como señal de que su placer ha sido satisfacido de la misma forma que el mío. Me retiro de su rostro un momento y lo observó, retengo el mismo en mi mente y sonrío cuando sus labios se enganchan a mis senos, disfruto de su tacto y de su perfume que ahora llevo impregnado. Muevo mis caderas suavemente disfrutando de su aún persistente dureza y mi cabeza se echa hacia atras para evitar gemir más alto. Sus besos continúan por mi torso hasta mi cuello donde esconde su rostro y yo simplemente lo abrazo, dejándome llevar por la serenidad que el me brinda y en sus brazos caigo rendida.
Despierto un poco sobresaltada y me topo con un firme pecho de piel bronceada y el suave tacto de sus dedos me indica que está despierto. Levanto mi rostro y lo observó tímidamente, mi plan no era demorarlo pero sucedio y me he rendido ante el placer. Este hombre conoce cada parte de mi cuerpo por lo que no existen resistencias para con el. Su mirada es serena y me muestra tranquilidad, una de sus manos toma mi mejilla y la acaricia como si de porcelana fuera mis ojos se cierran ante esta hasta que lo escucho hablar.
-Eres una o quizás la única sumisa que me ha sabido satisfacer sin yo tener que dar órdenes desde un principio. Estarás en buenas manos de eso me aseguré de lo contrario estarías en un vuelo conmigo a cualquier parte del mundo. Sabes que te amo de cierta forma, has crecido muchísimo en este ámbito y eso me hace admirarte. Eres una mujer capaz de todo y soy testigo de ello, voy a extrañarte.
Sus palabras hacen que mis emociones salgan a flote por lo que las lágrimas me asaltan y está vez no las retengo. Escaló su cuerpo hasta llegar a su cuello y aferrarme a el, sus brazos me mantienen anclada a su pecho y sólo lloro hasta que logró calmarme. No hay nada más que decir, es nuestra despedida.