Capitulo 4

5.3K 79 5
                                    

Hace un par de horas he terminado mi jornada de trabajo y me dispuse a prepararme al llegar a la gran y cómoda habitación. Los tacones que llevo solo han incrementado mi cansancio y puedo sentir incomodidad en mi rostro debido al maquillaje que  aunque solo hace minutos termine de alistarme.  Decidí hacer doble jornada ya que quería tener un poco de tiempo extra este fin de semana para descansar sobretodo al igual que ponerme al día con todo lo que pasa en mi no tan ajetreada vida pero si quisiera conectarme con mi familia un poco.

No lo he visto en lo que llevo de trabajo pero si se me avisó de su presencia, además de que no he de pasar desapercibido la chica que se han tenido que llevar de la última sesión ya que no pudo aguantar. Tengo que decir que es no bastante común pero puede llegar a pasar con frecuencia. Muchas mujeres acceden a estar con el en el rol de sumisa sólo por capricho. Al momento de una sesión la presión es demasiada si de el se trata por lo que se requiere de mucho control además de coraje para poder enfrentarse a los mismos. A diferencia de los castigos de los castigos es mejor no llegar a hablar, este requiere de total entrega al momento de ejercer su rol afirmativo por lo que la sumisa tiene todo el derecho de expresión ante el porque del mismo pero es el quien decide cuá do terminará semejante tortura y han habido momentos donde podrían ser horas o días de correctivos tanto físicos como psicológicos. He sido testigo de varios de los mismos y no puedo negar que me he llegado a estremecer viéndolo por lo que no me planteo fallar al menos no por cuenta propia.

Me descubro a mi misma batallando contra el sueño ya que es mucho más de media noche y decido tomar asiento  en la pequeña sala que la habitación posee, me dedico a meditar como ha ido mi día y también a repasar alguna de sus reglas; siempre llevar el largo vestido, el cual  se me hizo llegar en varios diseños donde predominan las flores y el encaje junto a colores oscuros y calidos pero sobretodo me sorprendió mucho más su regla de llevar el cabello atado más a menudo, no me sorprende ya que tiende a ser muy observador en cuánto a lo que sus sumisas les favorece pero entiendo do que está se debe al pequeño encuentro de hace algunas semanas atrás donde he de admitir me dejó marcada y podría jurar que lo ha hecho con esa intención de dejar en claro que el es mi Amo y que no está jugando conmigo por lo que la duda de si estará a gusto conmigo desaparece y me he dedicado a estar más segura en cuánto a lo que sucederá en este vínculo tan poco convencional.

Ya dejé de preguntarme cuando llegara y sólo cierro los ojos por unos minutos hasta que el cerrar de la puerta me alerta de que alguien ha entrado. La tenue luz me deja apreciar  su alta figura con ese oscuro traje acercarse hacia el sofá y mi mirada lo persigue, su rostro me dice que está conteniendo su enojo por lo que me hace dudar si ha sido por mi posición a pesar de tener libertad de hacerlo o si se debe a esa última sesión. Extiende su mano y toma la mía a la par que tira de mi para dirigirnos a la cama, se detiene frente a mi y toma el pequeño lazo de mi cintura el cual mantenía cuerpo cubierto pero ahora el conjunto de encaje  queda al descubierto. Sus ojos inspeccionan de forma minuciosa mi cuerpo y trato de no tensarme ante la intensidad de la misma. Las largas mangas del vestido son retiradas y sus manos bajan a mi cintura rozando mis senos para luego hacer presión y recostarme en la cama, se inclina hacia mi y besa la parte baja de mis senos provocando que el calor y mi respiración aumenten. Desciende hasta llegar a mis pies y retirar los altos tacones lo que me hace sentir más desnuda por algún motivo, asciende por mi cuerpo y llega a mi cuello donde inhala y muerde un poco. Pienso que llegará a mis labios pero sólo se retira y comienza a desvestirse, me percato de la humedad en su cabello por lo que se que se ha dado una ducha después de esa última sesión. Un marcado abdomen lleno de piel tersa está ante mi al igual que una gran ereccion en sus pantalones. Termina de desnudarse y mi sexo se contrae de forma deliciosa incrementando la humedad en este. Me incorporo y gateo por la cama hasta llegar a los pies de la misma y dirijo mis pasos hacia el. Su postura sólo indica el poder que tiene y mis manos tiemblan ligeramente al pasarlas en su abdomen, su prominente altura sólo hace que su excitación se roce en mi abdomen y toma mi cintura para  presionarme contra la misma a la par que quita mi sostén de forma ágil para luego descender e inhalar el área de mi monte de Venus, la calidez de sus labios me inunda y el mordisco que da en la misma hace que un pequeño grito se escape de mis labios resecos. Sus dedos se enganchan al borde del pequeño pedazo de tela y el mismo queda en alguna parte de la habitación, me sube a su cintura y por primera vez estoy a su nivel, su perfume causa pequeños escalofríos en mi cuerpo por lo que inhaló todo lo que puedo. Es delicioso, tentador y extremo, todo lo que el impone. Pero son sus ojos los que me detienen, el coraje está aún presente y sus manos me lo dejan saber, su agarre es tenso al igual que su cuerpo. Sus pasos se dirigen a la cama y me recuesta en la misma para luego el repetir dicha acción. Sus labios toman uno de mis pezones y lo muerde con la fuerza suficiente para que me retuerza contra su cuerpo, la humedad de su lengua apacigua mi necesidad pero la intensidad de su boca sobre los mismos no me permiten pensar en nada mas que en el placer, el mismo que se intensifica al sentir sus dedos empujando en mi interior de forma brusca a lo que mi cuerpo lo recibe con un poco de dolor y gozo a la misma vez. Mis caderas encuentran su brutal ritmo y quiero gritar ante las sensaciones provocadas. Mi mente es un torbellino, no se si es debido a la abstinencia o sólo el hecho de que es este ser tan cruel y malditamente maligno que está tocando mi piel pero las contracciones en mi sexo aumentan de forma sorprendente y lo son aún más cuando dirige su boca al montículo de nervios que reina en mi sexo, ya no tengo control de lo que sale de mis labios. Su boca succiona tan fuerte que me lleva al borde del éxtasis para luego morder y hacer un recorrido por toda la extensión del mismo. Las convulsiones en mi cuerpo no tienen intención de detenerse al igual que su lengua o dedos. El placer nubla mi mente a un nivel nunca experimente, sus acciones  son hechas con coraje y eso solo me excita muchísimo más. Mis caderas se elevan una última vez mientras uno de sus brazos me mantiene anclada por la cintura. La primera contracción me quita el aire y creo caer inconsciente entre sus brazos. No aguanto la sensibilidad que ha generado su trato en mi y hasta un par de lágrimas se escapan de su refugio. Su boca continua tomando de mi ser provocando una agridulce corriente electrica la que aún hace que mis terminaciones nerviosas sufran consecuencias. Soy consciente de su cuerpo trepando por el mío hasta que lo tengo frente a mi, su semblante es mucho mas sereno y una de sus grandes manos acaricia mi mejilla para luego retirarse y dirigirse al baño, mi mente me dice que debería seguirlo pero el cansancio y estado laxo de mi cuerpo es tal que sólo cierro mis ojos pensando que tengo que abrirlos en algunos minutos pero se me hace inevitable mientras escucho el relajante sonido del agua caer y mi mente divaga por el recorrido que hace la misma por su cuerpo hasta que pierdo la batalla contra el sueño.

Insaciable +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora