Final | La Boda

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- Buenas tardes, Natsu ¿Estás feliz? - saludó apenas llegó al lado de su futura nuera.

- Sí, no sabes cuánto. - sonrió de oreja a oreja. Una típica aura de Los Hinata le adornó el rostro, que combinaba con su vestido de novia, blanco como la nieve.

- Me alegro mucho. - sonrió, aunque la máscara que resguardaba su identidad no lo dejase ver, Natsu aprendió a identificar cuando el tono de voz de Tobio denotaba verdadera felicidad - Vengo de ver a mi hermano - continuó - y ya está muerto de los nervios, así que cuento contigo.

Ambos rieron cómplices, luego de que la joven asintiera sin borrar su sonrisa, Tobio marchó hasta la recepción de los invitados, donde sabía que podía encontrar a su novio quien estaba de un especial humor el día de hoy.

- Bienvenidos, gracias por venir. - repetía el príncipe de iris marrones con una sincera sonrisa junto con una leve reverencia de cortesía. Se hallaba en la puerta principal de las murallas, ya que, por la gran cantidad de invitados, las ceremonias serían en los jardines del palacio. Shōyō cuando notó la presencia de su novio dentro de aquel disfraz, le saludó con la mirada.

- Su alteza, ¿Ya habló con su hermana? - ellos habían estado separados por mucho tiempo, ocupados, pero se mantenían siempre al tanto de lo que sea que fuere, así, terminó enterándose de la crisis emocional de Shōyō.

- Sí, lo hice, no te preocupes... Bienvenidos, gracias por venir. - respondió divertido, siguiéndole la corriente. Tobio asintió, se liberó entonces de las piedras en la espalda, le alegraba que volvieran a llevarse bien, lo notó en Natsu también.

Una vez que llegaron todos los invitados, los personajes principales se ubicaron en sus lugares. Primero entró el rey acompañado de su esposa, recibiendo ruidosos aplausos. Atrás de ellos venía el rey de Kageyama quien dirigiría la ceremonia. Seguidos, y a la par, entraron el novio y su nuero -Eric y Shōyō-. Junto a la entrada de unos violines al ambiente, llegó la novia acompañada de sus damas de honor.

La ceremonia parecía eterna, con esos inentendibles versículos de la Biblia en latín referentes a los matrimonios en Cristo -a petición del rey de Kageyama, por ser una de las tradiciones familiares-. Sin embargo, para los novios, en un abrir y cerrar los ojos llegó el momento definitivo: los votos y la entrega de los anillos. Había un joven bien vestido y con una radiante sonrisa de orgullo (ya que su puesto se le fue otorgado por la reina personalmente), sacando pecho con los hombros atrás y el mentón en alto se disponía a acercarse a los prometidos con la almohadilla entre sus manos con los anillos de oro puro unidos con una cinta roja sobre esta.

Sigilosamente, un joven alto, delgado y enmascarado le quita de las manos, suave pero veloz, aquella almohadilla, dejándole plantado con una graciosa expresión en el rostro. Con clara intención de enfrentarle da un par de pasos en su dirección hasta que es detenido por el brazo del hijo mayor de Los Hinata, quien le sonríe con confianza. «Todo está bien.» Al regresar la vista, observa a los novios recibiendo los anillos, cómplices con el joven enmascarado, es decir, Tobio. Shōyō camina hasta su lado y juntos oyen los "Sí, acepto" de sus respectivos hermanos. Hasta la definitiva conclusión.

El pacto sagrado ya había sido cerrado.

Y el plan entraba a su fase beta.

En ese mismo lugar, sin esperar más tiempo, Tobio se acerca hasta Eric y este, en una reverencia dejando a todos descolocados, acepta la corona que le pertenecía a Tobio (que solo él poseía), había sido su corona recibida por su décimo octavo cumpleaños, en un acto simbólico de la decisiva aprobación, con esto, le incluía oficialmente a la familia. El rey de Los Kageyama reconoció al instante aquella corona -también había sido suya- extrañándose muchísimo, para luego, quedar petrificado con su sangre absolutamente fría al observar el rostro del joven que se despojaba de su máscara delante de todo el gentío, en medio de la ceremonia y en las narices de los reyes de Hinata.

Tal y como decía el plan.

- ¿Qué pasa con esa cara de funeral, padre? - se burló Tobio.

- ¡Esto es una fiesta, vengan, no se queden pasmados! - exclamó Eric hacia el público, caminando hacia sus suegros junto con Natsu conteniendo un ataque de risa por la expresión de sus padres.

- ¡Vamos mi gente - secundó la princesa Natsu con radiante energía - a celebrar!

Todo el pueblo se movilizó en masa hasta la zona cerca de las puertas principales donde se haría la fiesta. Finalmente, el plan no había perjudicado en la reputación de los reinos, debido a que se divulgó la idea de que desde siempre habían sido dos príncipes, solo que en consecuencia de su gran parecido y del desconocimiento sobre la familia real de los Kageyama. Esta información llegó a los oídos de los recién casados como rumores, aunque debieron ignorar las preguntas al respecto, aún así disfrutaron del barullo de la fiesta. Los padres de Shōyō, observaban con desaprobación al rey de Kageyama, exigían una respuesta en silencio, mas ni él mismo podía aclararse. Su rostro era un poema, abría la boca para hablar, pero luego la cerraba suspirando. Parecía tener una lucha interna realmente dura.

- Me gustaría escuchar tu versión de la historia, padre.

El rey dio un respingo y un escalofrío le recorrió la columna. Tuvo la oportunidad muchas veces de ver esos oscuros ojos de cerca, sin embargo, nunca con aquel brillo de gran valentía y determinación. Le hacían tener sentimientos encontrados. No se percató del momento en que aquellos ojos maduraron, su hijo terminó convirtiéndose en un verdadero caballero -un rey sin corona- sin darse cuenta.

Aquel impenetrable muro que le observaba inquebrantable no cedía la mano de aquel otro joven de cálidos ojos desbordantes de amor. Sintió nostalgia, el rey conocía perfectamente aquellos ojos, los había visto infinitamente en su reflejo, en sí mismo, pero que, con el tiempo, los había olvidado por completo.

No tuvo opción, contó toda la historia, esta historia, la de Tobio y Shōyō, solo que con él y su amada de personajes principales... De esta manera, llegó a la conclusión que su hijo también tenía del derecho de un desenlace digno, es más, uno aún mejor que el suyo.

~Fin~

Amor de Reyes ♡Kagehina♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora