8. Intervenciones

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El hombre parado en frente de un edificio de ladrillo solo sentía una cosa: nervios.

A la hora de aceptar el trabajo, Lynn no había tenido en cuenta como su nuevo puesto en una oficina perteneciente a una compañía de bancos dirigida por un tal Tetherby iría para él. Claro, sabía lo que estaría haciendo durante la semana: revisando algunos papeles, marcando tales cosas, llevando documentos de tal lugar a otro lugar, cosas básicas. Lo que le preocupaba era la duda de su nuevo empleo y su futuro en este. Ya había sido guiado por el edificio de tres pisos desde hace más de una semana, había calculado lo que ganaría para mantener a su casa y a su familia a flote, junto con su esposa y sus cuatro hijas menores (con otro bebe en camino dentro de unos meses, con Lynn manteniendo sus esperanzas de recibir un varón), había hecho de todo para asegurarse de que todo fuera bien durante su estancia... pero aún estaba ese sentimiento de nervios y miedo que recibía en cada nuevo trabajo.

Tenía que olvidarse de esos sentimientos, dejarlos atrás y avanzar hacia adelante, caminaría por la puerta, y...

Bien, lo que faltaba, había olvidado donde adonde se tendría que dirigir.

Recordaba la recepción y sus alrededores, con algunas sillas de espera en los lados y con las recepciones en frente, estas siendo protegidas por un resistente vidrio. El lugar era algo largo, con su suelo recientemente limpiado y con los postes para las filas ya puestos en su lugar y con gente esperando entre estas.

Lo que no recordaba era que puerta tomar para llegar a su puesto. Muchas de estas llevaban a cuartos que Lynn no recordaba haber visto la última vez que había venido... a menos que ya estuvieran ahí hace tiempo. Los carteles no ayudaban mucho, no tenían la dirección que necesitaba encontrar.

Tal vez solo necesitaría pedir direcciones a algún empleado, o tal vez... espera, recordaba la posición de esas escaleras al segundo piso, puestas cerca de una meseta con una planta de extraña apariencia que se encontraba... cerca de una puerta con un lector de tarjetas como la que él había recibido hace una semana para ingresar al cuarto. Bingo, ahora recordaba su puesto, este tenía que ser el lugar.

Pasando su tarjeta y con la maquina dándole el permiso de entrada, Lynn entro dentro, contemplando-...

¿Nada?, ¿dónde se había ido todo? Lynn juraba que este cuarto vacío, conteniendo algunas cajas de cartón apiladas en la esquina, había sido el lugar donde estaría trabajando, recordaba haber visto todo ahí antes, pero ahora... nada. Excelente, ¿ahora dónde demonios se supone que-

-Oye, espera, no es por ahí. –una voz proveniente detrás de él lo detuvo de entrar dentro del cuarto. ¿Conocía a este sujeto? No recordaba a nadie de cabello castaño peinado hacia un lado usando un traje beige la última vez que había venido.

-Pero, creía que los escritorios estarían en-

- ¿El primer piso? Acaban de ser trasladados al segundo piso por motivos de espacio, deja que te guie hasta ahí. –Lynn entendió lo que el sujeto le había dicho, cerrando la puerta y siguiéndolo arriba por las escaleras.

-Vaya, que embarazoso.

-Tranquilo, no es nada, asumo que nadie te había dicho algo de eso, ¿no?

-Para nada, yo solo acabo de llegar, empiezo a trabajar hoy.

-Ah, mira nada más, al parecer seremos compañeros, yo también trabajare con el papeleo en los escritorios.

Bueno, a Lynn no le habían dicho nada que tendría un compañero de trabajo, pero sonaba como algo bueno. Ya en el segundo piso, el hombre detuvo a Lynn en frente de una puerta solo disponible para empleados, pasando su tarjeta y abriendo la puerta haciendo a su nuevo compañero pasar. Los escritorios se encontraban bien ordenadas en filas, todo en orden. Bien, al menos ya sabía en donde estaría trabajando.

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