capítulo 51

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Ataúdes de todos los tamaños, llanto, dolor, eso era lo que se vivía en el Palacio al día siguiente de la masacre, todo el harén lloraba la perdida de inocentes.

Mahidevran suspiró triste, había prometido cuidar con su vida a Bayaceto y ahora lo veía partir en uno de esos ataúdes.





Meses después.

—Sultana madre ya han llegado las nuevas esclavas—dijo Kardelen

—Perfecto, quiero verlas —se puso de pié

—¿Se ha sentido bien hoy?—la miró

—No, sabes que no, trae a la doctora pero que nadie sepa—la miró y salieron de los aposentos








Rutenia.

Una joven  rubia jugaba con sus hermanos mientras que su madre y padre preparaban el pan para la venta de ese día,Laleska era su nombre, sus hermanos Louis y Alessandro jugaban con su hermana menor, hasta que gritos se escucharon

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Una joven  rubia jugaba con sus hermanos mientras que su madre y padre preparaban el pan para la venta de ese día,Laleska era su nombre, sus hermanos Louis y Alessandro jugaban con su hermana menor, hasta que gritos se escucharon.

—¡Otomanos!—dijo una voz desesperada y Lucrecia la madre de Laleska corrió a jalar a su hija para esconderla.

Todos lo sabían, cada joven que ellos capturaban era vendida al palacio del sultán y ella no quería eso, no quería que su hija fuera una esclava más para esos perros.

Pero cómo la vida aveces es injusta los hombres llegaron hasta la colina en la que vivían y registraron y destruyeron todo hasta dar con la joven de catorce años.

—¡Madre!—gritó Laleska, ambos padres y hermanos corrieron e hicieron de todo para poder quedarse con su hermana, pero les fue imposible, la mayoría de jóvenes fueron capturadas ese día.

Las subieron a un sucio barco dónde se encontraba todo tipo de jóvenes, Rusas, españolas, venecianas.

—¿Dónde nos llevan?—dijo una morena de acento extraño

—Al centro del mundo—dijo otra—Estambul

—Vamos a ser vendidas cómo esclavas—dijo la misma morena con odio.

—Es eso o ir a un burdel—dijo Laleska con asco.


Días pasaron en aquel sucio barco hasta que llegaron a Estambul, fueron bajadas por un hombre de finas joyas y luego llevadas a pié hasta el mercado de esclavos, precio tras precio, joven tras joven, Laleska perdía cada vez las esperanzas hasta que un hombre y una mujer finamente vestidos compraron a un gran grupo de mujeres incluyendo la a ella y a la morena preguntona.

—¿Dónde nos llevan?—dijo la morena

—Al palacio del sultán —dijo la mujer subiendolas a un carruaje, el camino fue algo largo, cuando lograron divisar el palacio todas se quedaron sorprendidas.


Soy Kardelen Kalfa la segunda persona al mando del harén, serán revisadas y escogidas para ver a nuestra valide sultán hoy—dijo y se detuvo en la morena— Ayperi hatun las llevará a los baños, me enteró de que causan algún problema,no pasan de esta noche—dijo yéndose

Las condujeron hasta los lujosos baños y las hicieron desvestirse, entre quejas y peleas lograron revisar a todas, Sophia se llamaba la morena, la otra joven que contesto se llamaba Lucía y otra de nombre Ana que se acercó a hablar con Laleska, les dieron uniformes y les dijeron unas cuantas palabras de que hacer o no cuando estén frente a la valide.

—Ya saben que hacer —dijo Ayperi cuando la valide sultán apareció

—Kardelen—la llamó —son muy jóvenes para Yusuf

—Lo sabemos pero siempre traen niñas —dijo ella

—Bien—murmuró viéndolas —levanta la cabeza—le ordenó a Ana y luego negó, así paso con todas hasta que llego con Sophia y Laleska— ellas, ¿de donde vienen?

—Laleska de Rusia y Sophia de Francia — dijo y la valide las analizó.

—Manda a la rubia mañana—dijo regresando a sus aposentos —Manda una carta a mis hijos, quiero saber como estan, la otra mitad de las concubinas manda las con ellos.

—Entendido —dijo Kardelen y se acerco a Laleska—Sigueme, Ayperi dale sus camas

—¿Que haremos?—dijo confundida

—Te preparare para su majestad—dijo— y la rubia suspiró con tristeza, jamás regresaría a casa.

Guerra De Sultanas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora