-¿¡Clase TURISTA!?
-Si cariño, recuerda que te dije que ya no teníamos tanto dinero como antes.- dijo tratando de disculparse y de no hacer un escándalo entre la clase acomodada.
Me giré tratando de pensar que esto era un sueño y no la vida real.
Vi a mi hermano sentarse junto a una ventana, luego una chica se sentó junto a él. Como siempre le empezó a coquetear. Rodé los ojos y busqué mi asiento, que era el 26G.
Cuando lo encontré, adivinen quien estaba sentado en l. El chico de los ojos negros.
-Disculpa, pero este es mi asiento- le dije tratando de parecer amable, tratando.
-Claro que no, este es mi asiento.
-No, es mío- le mostré mi boleto.
-Creo que hay un error- me mostró su boleto- también tengo el 26G.
Era cierto, también tenía el 26G. Llamé a la azafata para preguntarle que era lo que debía hacer. ¿Qué querían? ¿Que me sentara sobre él?
Por suerte el pasajero que se sentaría en el asiento 27G había perdido el vuelo, así que uno de los dos debía sentarse allí.
-Ahora sal de la ventana.
-¿Por qué debo salir de la ventana?
-Pues porque yo la reclamé primero.
-Claro que no, aún no la has reclamado- cierto.
-Entonces la reclamo ahora.
Bufó y se paró del asiento.
-Sólo te lo daré porque eres una...-me miró de arriba a abajo- caprichosa.
-¡No soy caprichosa!- lo admito, eso sonó bastante caprichoso.
Me senté en la ventana, mientras el capitán daba las indicaciones de vuelo.
Tomé mi teléfono, pero se me calló por el despegue.
-Ten, lo lamento fui un maleducado, soy Gavin Allen-dijo extendiéndome mi teléfono con amplia sonrisa.
Lo miré raro y se lo arrebato de las manos. Rodó los ojos con una sonrisa y siguió en lo suyo. Se puso los auriculares y encendió la pantalla que estaba en el asiento de enfrente. Se puso a buscar una película, estaba entre una en blanco y negro y una... ESPEREN ¿Por qué lo estaba mirando?
-¿Se te ofrece algo?- me dijo mirándome divertido.
-¿De ti? No, gracias.
-¿Acaso te gusta lo qué ves?-dijo divertido.
-Eugh- hice una mueca de asco.
Me guiñó un ojo y se giró a la pantalla.
Me puse a mirar por la ventana mientras escuchaba música,y en eso, me quedé dormida.
(...)
-¿Quisieras despertar? Ya llegamos a Madrid.
Abrí de a poco los ojos y lo primero que vi, fue a ¿Gabriel? ¿Gustav? Sí, era Gustav.
-¿Quisieras dejarme dormir Gustav?
-No, no te dejo. Y no me llamo Gustav.
-¿Gabriel?
-No.
-¿Gale?
-No.
-¡Guillermo!
-Soy Gavin- dijo sin quitar su sonrisa.
-Lo sabía, sólo jugaba contigo.
-Si claro- se dio la vuelta para irse, pero antes me dijo- por cierto, quisieras verte en un espejo antes de bajar.
Fruncí el ceño y rápidamente saqué un pequeño espejo que llevaba en mi bolso y me miré en él. Era cierto, estaba del asco. ¡ESTÚPIDA! ¿Cómo se te ocurre quedarte dormida frente al chico lindo que acabas de conocer?
-Hey- lo seguí y le toqué el hombro.- Soy Francesca- le mostré una de mis mejores sonrisas.
-Francesca...-creo que esperaba a que le dijera mi nombre completo.
-Francesca Tolomei, por si lo preguntas, sí, soy de Italia.
-Bien, ahora que al fin te decidiste a decirme tu nombre ¿Quieres tomar un café?
-Pero eres un completo extraño...
-Sí, soy un completo extraño al que acabas de decirle tu nombre completo y de donde vienes.
-Touchè.
-Entonces... ¿Aceptas el café?
Les mandaré un mensaje a mi padre y todo resuelto.
-Claro.
Nos gustaba el café de una forma totalmente distinta, así que tardamos un poco en ordenar. Cuando ya los habíamos pedido, nos sentamos en una mesa para dos.
-Bien, ya te dije mi nombre y de donde vengo, es tu turno.
-Soy Gavin Allen, y vengo de España. Pero mis padres son italianos.
-Claro...-tomé un sorbo del café- y... ¿A dónde te diriges?
-Pienso terminar la escuela en Estados Unidos, Nueva York.
-No es mi sueño, pero gracias a mis padres haré lo mismo.
-¿En qué grado estás?
-Tercero de secundaria.
-Tenemos mucho en común.
Luego de hablar unos minutos, de darnos nuestros números, y reír me preguntó.
-Espera, ¿Tienes un Rolex?- dijo apuntando a mi reloj entuciasmado.
-Pft, tengo cientos-dije tratando de sonar modesta. Miré mi reloj, eran las 9:55, y mi vuelo salía a las 10:00.
-¡MIERDA! ¡Mi vuelo sale en cinco minutos!
-¡MI VUELO ES EL MISMO QUE EL TUYO!
Salimos corriendo de la cafetería y corrimos para no perder el avión.
Llegamos justo a tiempo. Lamentablemente esta vez no me tocaba compartir asiento con Gavin, sino con mi hermano, que por cierto estaba mirándome furioso.
-¡DONDE MIERDA ESTABAS!
-Tomando un café.
-¡ESTÁBAMOS PREOCUPADOS!
-Corrección, tú y papá estaban preocupados.
-¡TODOS ESTÁBAMOS PREOCUPADOS! ¿¡POR QUÉ NO LLAMASTE!?
-Porque lo olvidé.
Suspiró con rendición y se abrochó el cinturón.
Cuando el avión iba a despegar y yo me iba a quedar dormida, mi teléfono vibró. Tenía un mensaje.
¿Qué tal?
Gavin-