—¡Katherine Holt! ¿¡Cómo es posible que hayas hecho eso sin consultarnos!? ¿¡Te crees mayor como para decidir las cosas por ti sola!? — gritó Colleen frente a la joven que se encontraba sentada frente a ella, la decisión que tomó su hija no le había agradado del todo, más bien, para nada
—Para empezar no me llamó Katherine, ¡Me llamaste sólo Katie! ¡Y lo hice porque sabía que en dos años ustedes no me dejarían ir a esa universidad! — contestó gritando provocando solamente que su madre se enojara más con ella
Una semana había pasado desde que Katie fue aceptada en la universidad de Garrison, su hermano asistió a la junta organizada por el profesor Lotor en la que se suponía que hablaban con los padres pero ambos eran muy cobardes para hacerlo; aunque Lotor permitió que Matt firmara el contrato, se necesitaba la firma de sus padres para autorizar el vuelo a Japón haciendo que finalmente los dos hermanos confesaran.
Y ahora se encontraban discutiendo al respecto.
—¡No eres dueña de tu vida Katie! ¡Mientras seas menor de edad estás a NUESTRA responsabilidad! — recalcó la parte "muestra"
—¡Aunque tenga 18 me obligarán a ser parte de tu negocio de flores! ¡Yo no quiero arreglar Flores ni cultivar plantas! ¡No es lo mío! — esta vez no sonó tranquila, no creía mala su decisión pues a su punto de vista solamente estaba siguiendo sus sueños, dejando salir las alas que en un principio intentaron ser rotas por sus padres.
—Por dios...— susurró Colleen ya desesperada acariciando con los dedos de su mano derecha su cien —¡Samuel! ¡Dile algo! — pidió a su esposo quien se encontraba leyendo el contrato. Una vez que finalizó le entregó de mala manera el contrato a su hija ofreciendo una mirada frívola
—¿Por qué me lo das? — preguntó ingenua mirándolo con el ceño fruncido
—Léelo. Completo —
La castaña hizo caso junto a su hermano, de la emoción no leyó el contrato al igual que Matt y simplemente este firmó, aunque no fuese una situación muy deseada para leerlo, era su oportunidad. Todo iba bien, explicaba las oportunidades que la universalidad ofrecía además de las instalaciones y servicios de esta; fue así hasta que llegó a los términos del contrato donde tenía escrito que la universidad únicamente pagaba la inscripción y un año completo de colegiatura, del resto el alumno se tenía que ocupar. Los ojos de ambos hermanos se abrieron en grande
—¿¡Sólo se paga un año de colegiatura!? Debe ser una broma...¡Agh! ¡Con razón era demasiado bueno para ser verdad! — exclamó Matt mostrando desesperación en sus palabras al igual que frustración, no creía que el profesor les haya podido hacer eso, confío y las cosas resultaron así. Collen casi se desmaya al escuchar las palabras de Matt
—Pero el aviso...el profesor Lotor explicó que se pagaban todos los años en la universidad con la condición de que el alumno no dejara materias... No puede ser — esta vez era Katie quién no creía su realidad, a ambos les vieron la cara de estúpidos
—¿¡Ves por qué no puedes hacer las cosas por ti sola!? ¡Eres una imprudente Katie! ¡En verdad...! — Collen iba a seguir regañandola, pero Samuel colocó una mano en su hombro para que se tranquilizara, miró hacia otra dirección indicando que se alejaran un poco de ellos para discutir sobre algo en privado, ella asintió y cruzándose de brazos le siguió.
La discusión no duró mucho pues sea lo que sea que Samuel le dijo a Collen, ella estaba de acuerdo. Ambos volvieron en 5 minutos, la seguridad que en un principio mostró la castaña ahora estaba llena de nerviosismo, pero su hermano estaba ahí para apoyarla, no la dejaría decaer.
—Katie, hemos decidido firmar ese recado — al parecer las cosas no estaban saliendo tan mal, una gran sonrisa se mostró en el rostro de ambos hermanos e iban a dirigirse hacia sus padres para abrazarlos pero Samuel los detuvo —Pero, no recibirás ni un dólar de parte de nosotros — aquella sonrisa de agradecimiento desapareció por completo. Matt se enfadó y lo demostró