III

505 47 12
                                    

El sol comenzaba a ocultarse.

« ¿Cuándo es que llegaré? ¿Mañana?. No me jodas, no hay tiempo. »

Completamente desesperado, golpeé al agotado caballo para que fuera más rápido.
Sin importarme que las heridas que tenía en todo mi cuerpo, se agravarán aún más.

Mi cuerpo una vez más, sucumbió ante otro escalofrío.

« Patético.
El hombre más fuerte de la humanidad; temblando por dolor. »
Decidí omitir esos irritantes pensamientos míos.

Pero mi cabeza; sin la mínima intensión de regalarme tranquilidad.
Aumento mi ansiedad, al recordarte.

" Y-yo ya... n-no puedo más...  El llanto se apoderó de ti, tras decir aquellas palabras que, hicieron eco en .

Después de lo ocurrido con la familia Reiss; seguías pensando que no merecías el vivir. Dudabas de tu misión.

—Oye —llamé para captar tu atención, a la par que me incorporaba a tu altura.

Alzaste la cabeza de tus manos apoyadas en tus rodillas.

Tus hermosos ojos verdes brillaban ante la luz de luna y las estrellas.
« Ni ellas se comparaban contigo» pensé.

Pero esa no era la manera en me gustaba que brillarán; totalmente impregnados de tristeza.

Tomé tu rostro con mis manos frías. Te sorprendiste por el acto.

-El que estés aquí, sentado, no es un error. No eres un error... Mis manos pasaron de tus mejillas rojas, a tus hombros.

Yo creo que es todo lo contrario. Hice una pausa, después continúe—. Eres Eren, la esperanza de toda la humanidad.

Tu rostro expresó tu sorpresa. Bajé una de mis manos hasta tu pecho, buscando la llave que siempre traías.

La llave a la libertad. Lo dije intentando que reflejará mis sentimientos e intenciones. Delicado y amable.

Tus ojos esmeralda se humedecieron, y sin ningún aviso, te refugié en un abrazoTodos dormían. Nadie interrumpió aquel momento.

Con mi abrazo, quise sanarte. Curar tus alas quebrantadas.
Extinguir todo dolor que te acongojaba.

Tardaste un tiempo en corresponder al abrazo. Y cuando lo hiciste; las lágrimas cesaron, sólo dejando su rastro en tus lindos pómulos.

Levi, te amó."

¿Por qué le había impuesto esa misión? Se suponía que le consolara, no que aumentará su presión.

« ¿Cómo es que no me golpeaste? »
Ahora agradezco que, lograrás descifrar el verdadero mensaje.

« ¿Yo qué te dije después? »
Pensé, con el propósito de llenar ese vacío que reveló el recordar aquellas palabras tuyas.

Y lo conseguí, recordé lo que pasó.

"El silencio de la noche nos cobijó. Me estremecí por tus palabras.

Separé nuestros cuerpos, rompiendo el abrazo.

Te besé. Delicado y tiernamente. Sintiendo tus carnosos labios. Estaban quebrados, pero no sangraban.

Rompí el beso. Junté mi frente con la tuya. Te miré fijamente.

Eren, yo también te amó. Noté como un brillo mayor invadía tus ojos.

Acercaste más mi cabeza, y devoraste desesperado mis labios.
Empezaste a despojarme de mis ropas. Yo te imité.

Aprecié tu bellísimo cuerpo. Lo toqué. Lo acaricié con, inconscientemente algo de miedo. Miedo de lastimarte.

¿El hombre más fuerte de la humanidad tiene miedo? Lo descubriste. Reí.

Hice un camino de besos, desde tu mano, pasando por tu clavícula, y llegando a tus labios.

 Yo sólo quiero protegerte, Eren. Desviaste la mirada avergonzado."

Una sonrisa surcó mis labios.

Al fin llegué a la cima de la colina, que había empezado a subir anteriormente.

El viento de una explosión choco con mi cuerpo.
Abrí los ojos, cuando el viento ya no era potente.

El viento se había llevado mi sonrisa.

« ¡Eren! »

Espera... por favor; ¡Espera!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora