• Capítulo 2: Fría búsqueda. •

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— ¡¡Loki!!

Gritó Thor con cierta desesperación al ver que su hermano no estaba presente en su habitación, esto alteró a los guardias de alrededor, quienes llegaron casi de inmediato.
Thor buscó dentro de la habitación, en el armario, entre las sábanas, dejando un desastre completo. Los guardias no entendían qué pasaba con él, hasta que finalmente habló con alteración.

— ¡¡Traigan a los perros ahora!! ¡Tenemos que encontrar a Loki!

Así como el príncipe ordenó, los perros fueron traídos con el objetivo de olfatear el rastro de Loki y ubicarlo, quién sabe en cuál de los ocho mundos restantes puede estar haciendo sus travesuras.
Thor tomó las ropas de Loki, ofreciéndola a los perros, quienes olieron con atención y empezaron a captar un rastro, rumbo a la sala donde el Puente Bifrost estaba.

Quizá Heimdall sepa algo acerca de su paradero. —pensó— Yo iré con los perros, si mi padre se entera, no querrá interponerse.

Así como lo ordenó, llegaron a la entrada del Puente Bifrost, pero para sorpresa de todos, Heimdall estaba tendido en el suelo, vivo pero paralizado.
Un viejo y sencillo hechizo del travieso Loki, el afectado estaría consciente, sólo que no podría moverse ni hablar, sin embargo, recordaría todo.

— ¡Heimdall! —exclamó Thor, quien llegó a auxiliarlo.

Thor sabía el antídoto para éste hechizo, sólo debía tocar ciertos nervios sin afectar al corazón, o el hechizo podrá paralizar tal órgano. Exitosamente lo logró.

— ¿Heimdall? ¿A dónde fue Loki?

— Cielos, estoy bien, gracias por preguntar. —se quejó con cierta burla— Sólo llegó y colocó el hechizo contra mí.

— ¿Pero a dónde fue? —exclamaba, con cierta alteración.

— El puente guiaba hacia Jotunheim, sabía que no le dejaría pasar y me lanzó el hechizo.

— ¿Jotunheim?

— La tierra de los gigantes de hielo... —agregó Heimdall.

Thor no se preocupaba, pues al ser uno de los suyos, el frío de aquel mundo no afectaría al dios. Pero, al ser del tamaño de un asgardiano, no sería muy bien recibido.

— Igual tengo que ir por él.

— Así es. —habló de repente Odin— Deben estar aquí para mañana, así que debes ir a buscarlo, además, quien sabe lo que esté planeando para el destino de ese mundo.

Ahora con la autorización de Odin, Thor fue preparado para la visita a Jotunheim, vestido con gruesas pieles que lo cubrirían del extremo frío ahí, listo para partir.

— No permitas que te mate.

— Tranquilo, le haré saber que no hay porqué odiarme a mí.

Los perros tenían fijo el rastro de Loki, ansiosos por partir, con fuertes cadenas por su carácter en la búsqueda. Thor rezaba a Ymir por que Loki estuviera sano y salvo, sea lo que sea que estuviera haciendo.

•••

El frío extremo de aquel mundo se hacía notar, el viento, la naturaleza, el agua congelada, los picos de hielo, y el suelo cubierto de una gruesa capa de blanca nieve.
Loki hizo su aparición en Jotunheim pero, a pesar de que era el lugar de su verdadero origen, no se sentía a gusto con aquella visita.

Loki observó el panorama con cierto desinterés, analizando el lugar y su destino. Una cueva de entrada enorme, pero donde cada vez que se adentraba se hacía más estrecho, su destino era una caverna repleta de mágicos cristales de hielo, capaces de congelar un océano midgardiano completo si se reúnen los suficientes.
Inmediatamente cambió su imagen a uno de los nativos, volviendo su vestimenta sencilla y de pieles amplias, descalzo y con decoraciones doradas en su cuerpo, de piel azul y con diseños extravagantes, y como olvidar su impactante mirada con orbes rubíes.

Sin más preámbulo se adentró en la cueva, quería ser rápido pues sabía que el hechizo de paralización en Heimdall no duraría mucho.
La cueva mantenía un cierto grado de calor, y el tamaño de la entrada era perfecta para su estatura.
Finalmente llegó a la caverna de los cristales, admirando el lugar como un niño a un juguete nuevo, habían de todo tipo, todos azules como la tez de un Jotun, frágiles como la escarcha y duros como una roca.

— ¡Cinco fragmentos de cristal serán suficientes para volver de los órganos de un asgardiano hielo sólido! —exclamó con malicia.

Sacó una pequeña bolsa de cuero inmune a la magia de los cristales y empezó a picar fragmentos del mismo tamaño, hasta sacar un total de quince.

Más que suficiente... —pensó.

Guardó sus herramientas y escondió la bolsa, ahora debía pensar en una excusa por haber visitado Jotunheim, pero el dios de las mentiras sabía salirse con la suya.

El frío se apoderó del cuerpo de Loki una vez fuera de la caverna, estaba seguro de lo que trataba su plan, volver del interior de su hermano y padrastro hielo sólido, sin antídotos que sólo en Jotunheim se conocen, y debido a la enemistad de ambos mundos, se les será incapaz conseguirlo.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar ruidos de batalla y ladridos de perros asgardianos, era extraño aquello porque en el mundo era de noche, y no solían haber batallas entre los gigantes. Por alguna razón aquello llamó la atención del pelinegro y abrió paso al lugar de origen de aquel ruido, pero aceleró su paso cuando vio en el cielo algo bastante familiar: Truenos.

¿Quién más podía ser?

— ¿Thor...? ¡Thor!

Rápidamente empezó a correr por 'instinto', se acercó al lugar y vio a su hermano siendo atacado por una especie de trolls de nieve. Especies de mayor tamaño asgardiano, pero con un bajísimo nivel de inteligencia y razonamiento, apenas hablan y solo piensan en atacar al enemigo. Thor llevaba desventaja por estar en un habitad al cual no estaba acostumbrado, además del granizo que caía y la oscuridad de la zona, iba perdiendo la batalla.

— ¡No lo matarás antes que yo! —gritó Loki cuando hizo aparecer su cetro y se adentró en la batalla.

Saltando con una altitud increíble guió su arma al cráneo del troll más grande, seguramente era el líder, y una vez asesinado al líder los demás perecerán ante su asesino.
Su objetivo fue alcanzado con éxito e hizo agonizar al troll mas grande, liberando un rugido de dolor que hizo que los demás retrocedieran y dejaran en paz a Thor.

Loki amenazó a los restantes con la punta de su cetro, la cual goteaba la sangre de su líder, pero estos inmediatamente dieron la retirada.
Thor fue arrebatado de sus pieles que lo protegerían del frío extremo de Jotunheim, algunos perros fueron heridos, e incluso Thor.
El granizo y el viento acompañado de una leve llovizna de nieve obstruía la vista a Thor quien estaba tendido en el suelo, soportando el frío del ambiente, quería ver de quien se trataba, pero su cuerpo estaba entrando en shock por el frío y las heridas.

Poco a poco su cuerpo se apagaba, no pudo levantar la mirada por lo débil que estaba. Su ultima imagen fueron los pies azules de Loki y sus decoraciones doradas en los tobillos. Apenas y pudo balbucear algo antes de desmayarse.

— Hermano...

My Brother, My Love || Thor x Loki ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora