Por unos momentos el silencio reinó en la gran sala. La joven que miraba estupefacta a los gobernantes, mientras que ellos miraban con seriedad y nerviosismo a la menor.
Cuando por fin pudo entrar en razón, intentó articular alguna palabra pero fue inútil.
—Sabemos que es repentino, pero necesitamos de ti —habló la reina cerrando los ojos.
—Pero… ¿Qué están diciendo?... ¡Es una locura! —exclamó por fin reaccionando a la situación— ¿quieren que reemplace a la princesa Uraraka? ¡Es imposible!
—No tenemos otra opción, nuestro tratado es con el Reino Todoroki. Ya ha pasado la fecha límite de llegada de mi hija, además, tu eres la que más se acerca a las descripciones que dimos de la princesa —explicó el Rey.
—¿Por qué debo hacerlo yo? ¿No hay alguien más calificado? —preguntó nerviosa— esto… Esto es una completa locura… No pienso abandonar a mi vida así y mucho menos a mi familia… Deberán buscar a alguien más.
—Tranquila, tu padre está de acuerdo.
Frunció su ceño sin poder creerlo. Su cabeza comenzaba a palpitar por el estrés que se presentaba en su cuerpo, definitivamente esto parecía ser en serio. ¿Cómo que su padre estaba de acuerdo?
—¿De qué está hablando?...
—¿Recuerdas que tu padre era mi herrero real? Se enteró de mi problema con mi hija y entre medio de la desesperación, me propuso algo —explicó mientras que ella oía atentamente—. Sustituir a la princesa Uraraka si es que no aparecía antes de la fecha límite… Y te recomendó a ti. Aún no enviamos ningún retrato de la princesa, por lo que aún hay posibilidades.
—Imposible… —murmuró en un susurro— ¡está mintiendo!
—Puedes pensarlo en tu cuarto… Y… —dijo la reina intentando tranquilizarla.
Observó de reojo a sus costados como un grupo de guardias iban acercándose lentamente hacia ella. Su corazón latía con rapidez y el sudor frío comenzó a aparecer como una gota que caía de su frente. Negó con la cabeza varias veces a la par que retrocedía.
—Así tendremos paz…
—¡No!
Gritó tan fuerte que su voz resonó en todo el lugar. Giró sobre sus talones torpemente y comenzó a correr hacia la gran puerta en un intento de escapar. Aunque parecía imposible y tal vez lo era, lo único que quería era llegar a su casa para comprobar que todas las palabras del rey eran falsas, que todo solo se trataba de un malentendido.
—¡Espera! —exclamó el Rey levantándose de su asiento— ¡Guardias a por ella!
Escuchó los pasos acelerados de los guardias que la seguían. Faltaba poco por llegar a la puerta y aún tenía ventaja. Miró hacia atrás comprobando la distancia que tenían, tenía probabilidades de que no la atrapen.
Justo cuando iba a llegar a la puerta, ésta se abrió de repente dejando ver a una figura conocida frente a ella. Se detuvo por la sorpresa y los guardias aprovecharon ese momento para sostenerla de los brazos.
—Papá… ¡Papá! —exclamó alterada y con las lágrimas asomándose en los ojos— ¡ayúdame! ¡Diles que es un malentendido!
El hombre miró algo sorprendido a su hija y luego alzó la vista hasta donde se encontraba el Rey mirándolo fijamente. De repente, el mayor sonrió nerviosamente.
—Lo siento mucho —dijo riendo—, tranquilo señor. Yo hablaré con ella.
—¿Papá? —preguntó desconcertada.
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Fairy tales [Todoroki x Lectora]
Fiksi PenggemarDesde tiempos antiguos, las princesas desde pequeñas soñaban con tener un hermoso final feliz y vivían por esa esperanza de algún día tenerlo pero... a pesar de este engaño, ¿tendrá un final feliz? →Personajes pertenecen a Kōhei Horikoshi. La trama...