Macarena

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Esta, es una historia basada en una historia real, quisiera que no lo fuera, pero lamentablemente lo es. Mil disculpas, si ofendo a alguien, pero la tristeza es enorme, y necesito volcarla a letras para que le den algo de sentido a los hechos.


A más de alguna le ha pasado esto, que relato aquí. Por todas ustedes, no se den por vencidas.

Pienso e insisto, necesitamos mirar al lado y ver quien esta sufriendo a nuestro lado.


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Su matrimonio de cuento de hadas y de princesitas Disney se estaba yendo por la alcantarilla. Todas las promesas que se habían hecho hacía tan solo unos años atrás, se fueron olvidando y quebrantando una a una. Ya no quedaba nada del supuesto amor que se habían profesado alguna vez. Sólo estaban unidos por la pequeña, el pequeño fruto de un amor intenso.

Macarena, ya sabía por experiencia previa, que la maternidad es compleja, difícil y nunca, nunca jamás, te advierten del lado B, del lado oscuro de la maternidad, ese del cual nadie quiere hacerlo ver, por es que realmente feo, ese lado en donde no bajas de peso con la lactancia exclusiva, en donde sigues con dolores y le sumas unos nuevos, ese donde, no duermes nada y tu casa es un chiquero asqueroso, ese en donde no has podido darte un baño decente en días y ese donde, muy mal visto por lo demás, te viene a visitar una depresión Post Parto, pero como siempre, culpan a las hormonas, las hormonas tienen la culpa, ya se pasará.... pero no pasa, y ahí queda, latente, esperando, como una garrapata en el suelo, enterrada en la tierra, buscando su momento preciso para salir y enterrarse en lo más profundo y alimentarse hasta el hartazgo.

Por supuesto que le hizo frente y salió airosa. Su pareja era un gran padre, preocupado por la bebita, le daba sus biberones, le cambiaba sus pañales, la bañaba, la acurrucaba y cantaba hasta que se durmiera en sus brazos. También por un tiempo corto, fue un esposo comprensivo y sabia que su esposa necesitaba tiempo para ella, y sinceramente había lo posible para que lo tuviera.

No obstante, los primeros problemas no tardaron en llegar. La relación entre ambos se fue viendo opacada por los roles respectivos de padre y madre, y en algún momento, se olvidaron de ellos como matrimonio. Comenzaron las primeras discusiones, los primeros adjetivos des calificativos y los primeros insultos.

Con el pasar de los meses, fue creciendo en intensidad, ya no discutían una o dos veces al mes, era algo casi a diario, gritaban el uno al otro, mientras la bebé oía todo y lloraba, como pidiendo que pararan. Las discusiones dieron paso a la violencia psicológica por parte de él. "No vales nada" "eres una pobretona, muerta de hambre que saqué una una población" "Sin mi, no hubieras llegado ni a la vuelta de la esquina" "Eres una tonta" "Eres estúpida"... solían ser los insultos más suaves que le oía decir a diario, unas diez veces al día a lo menos. Las peleas fueron creciendo y en intensidad también. Ya no podían seguir juntos bajo el mismo techo, de lo contrario, uno saldría más herido que el otro.

Un día de marzo, él se fue. La dejó con la pequeña en los brazos y abandonó el que había sido su hogar. Fue difícil adaptarse a esta nueva etapa , estaba sola, criando sola a su hija. Los "amigos", muchos desaparecieron y no quisieron inmiscuirse, o en definitiva, tomaron partido por el otro, dejándola en un total abandono, sin redes de apoyo y nadie que pudiera ayudarla y contenerla en este difícil proceso.

No fue nada fácil dar la batalla sola, pero tenía la esperanza de que la vida volviera a sonreírle pronto. De hecho, lo intentaba, cada día era un enorme esfuerzo por salir de la cama y levantarse. Sin embargo, cada día comenzó a hacerse más pesado, y sentía una enorme carga sobre los hombros, pero, a nadie le dijo ni una sola palabra.

Un día, el ex marido llegó por la niña, legalmente, le tocaba su fin de semana. Macarena le entregó a la infante, con un cierto recelo, ella era muy intuitiva, tal vez demasiado; su subconsciente le indicaba que algo no estaba bien. Y estaba en lo cierto. El ex marido, no llegó con la hija en común al día ni a la hora acordada. Durante una semana el ex esposo y la hija en común estuvieron desaparecidos . Ella intentó por todos los medios y golpeó cada puerta, necesitaba volver a reunirse con su hija. Le cerraron puertas, no creyeron en su relato. Por su parte, el ex esposo, había comenzado una campaña para des prestigiarla. Fue una semana dolorosa y horrorosa. La privaron de su hija. De lo único que la mantenía en pie. La enorme tristeza que habitaba en ella, comenzó a expandirse desproporcionadamente. 

Un día, lleno de amargura y oscuridad, pudo ver un atisbo de luz. Pudo ver a su hija, durante unos escasos sesenta minutos. El desgarro que sentía en su alama fracturada, fue demasiado. Aprovechó cada instante precioso de esos sesenta minutos, abrazó y besó a su hija, atesoró cada momento, cada sonido que emitía su hija, cada mirada que ella le regalaba.

De mala gana, el ex esposo le dijo que podía ir a buscarla al día siguiente y podría pasar unos días con ella. Acordaron una hora determinada.

Ella nunca llegó.

Comenzaron a preocuparse. No contestaba el teléfono, aparentemente no estaba en casa.

Preocupados, los pocos amigo que le quedaban, comenzaron a buscarla por todos los medios existentes, sin resultados positivos, sin ninguna pista, ningún rumor...nada.

Pasaron tres tristes y oscuros días...

¿Dónde fuiste?

¿Te perdiste?

¿Perdiste el camino?... podría haberte ayudado a encontrarlo otra vez, como millones de veces tú lo hiciste con nosotras.

Nadie sabía nada de ella, nadie la había visto. Era como si la tierra se la hubiese tragado.

¿Donde fue tu esencia a pasear?

¿Donde fue a pasear tu mente que has dejado a tu cuerpo en algún sitio oculto?

Ingresaron a su departamento. estaba todo pulcro y ordenado, no habían señales de que ella hubiese salido corriendo, escapando de todo.

Al tercer día, haciendo una operación rastrillo, dan con su cuerpo inerte, en un lugar de difícil acceso, en el edificio donde ella vivía, en donde había construido un hogar, que se fue desmoronando poco a poco, frente a sus ojos.

Finalmente, Macarena, dejó de brillar en este triste y gris mundo. Ella tomó la determinación de apagar su vida, extinguir su luz, frente a la enorme tristeza que ya la había consumido por completo.

...

Hoy, supe que se fue una gran mujer, que siempre luchó por sus sueños y siempre alentaba a las demás a que siguiéramos los nuestros, siempre nos alentó a que no nos diéramos por vencidas, pero... su desconsuelo, fue mucho más grande y poco a poco se fue extinguiendo esa hermosa luz de la cual fue portadora.

Espero que estés donde estés, brilles con esos colores que tanto amabas...

Te extrañaremos acá en la tierra Mitzi Macarena Poblete

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