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9 MESES DESPUÉS
24.09.2019

Las contracciones habían empezado ya hacía unas dos horas, lloraba y sudaba mientas sostenía la mano de Shawn.
Brian atendía el parto. En los últimos meses había estado viendo videos sobre cómo realizar un parto natural. Confiaba en él, no tenía motivos para no hacerlo. Nunca en los nueve meses fuimos con un obstetra. Sabía bien como era el seguimiento que tenía que tener, repito, la medicina siempre había sido mi sueño.

— Vamos, mi amor — Dijo Shawn — Ya falta poco, tú puedes — Me besó.

— Ya sale, Astrid, puja un poco más — Dijo Brian con su cabeza casi dentro de mí — Ya casi, ya casi — Puje lo más que pude. Sentía como si me estuviera desgarrando. Pero era un dolor por el cual pasaría de nuevo.

— ¡No puedo! — Grité entre lágrimas.

— Sí que puedes, no hay nada en el mundo que no puedas hacer, cariño — Las palabras motivadoras de Shawn me ayudaban demasiado.

— Una última vez y sale — Dijo Brian.
Esa vez puje tan fuerte que el bebé salió por completo — ¡Ya salió! — Exclamó con alegría.

Suspiré y comencé a llorar de la alegría. Shawn me abrazó y comenzó a llorar conmigo.

— Es una nena — Dijo antes de cortar el cordón umbilical.

— ¿Por qué no llora? — Le pregunté a Brian — ¡HAZ QUE LLORE! — Le ordené entre llanto. Mi corazón nunca había latido tan rápido, él solo pensamiento de que mi hija no resistió al parto me consumía el alma — ¡DÁMELA! — Exigí.

Brian la puso entre mis brazos y yo comencé a darle palmaditas en la espalda con la esperanza de que escuchar su llanto — Oh, vamos, pequeña. Vamos — Decía llorando.

Luego de unos segundos su pequeño llanto de hizo presente. El corazón me volvió al pecho, comencé a llorar de alegría mientas la abrazaba y besaba su diminuta cabeza. Shawn lloraba a la par conmigo, los dos quedamos enamorados de nuera pequeña hija. Era lo más hermoso que había visto. Su llanto me llenaba el alma, era tan chiquita que Shawn podía sostenerla con solo una de sus manos.

— Felicidades, papás — Dijo Brian.

— Te amo, Astrid. Las amo — Shawn me volvió a besar. Estábamos muy orgullosos de nuestra pequeña la cual casi muere en el parto.

— ¿Ya tienen el nombre? — Preguntó — yo diría Astrid segunda — Lo miré, Shawn hizo lo mismo y chocaron los cinco.

— ¿Qué pasa con ustedes? — Pregunté — No le podré así, y punto — Reí.

— Yo le podría Giuliano, por tu supuesto "novio"— Miró a Shawn — Pero como es niña... — Se encogió de hombros.

— ¡Giuliana! — Exclamó Shawn.

— ¿Giuliana? Me encanta — Dije.

— ¿Giuliana entonces? — Preguntó Brian, Shawn y yo asentimos.

Shawn vistió a la pequeña Giuliana y la acurrucó entre sus grandes brazos antes de dármela para que pueda lactar.

Yo estaba acostada en la cama, adolorida aún, con mi pequeña hija en mis brazos tomando de mi leche. Mis papás estarían orgullosos de mí. Me hubiera encantado haber compartido ese momento con ellos.

Brian había conseguido todo lo que necesitamos para poder mantener a nuestra hija. Teníamos todo, una cuna, ropa, los alimentos necesarios.
Maite, la hermana de Brian, era pediatra. Sabía todo, era la única persona, a excepción de Brian, que sabía de nuestro paradero. Ella fue la que nos ayudó en parte con la mantención de la bebé, las vacunas, etc.

Era una bebé fuerte, pesó unos 2K 300g y midió unos 44cm. Era muy pequeña.

— Tiene tu nariz, bichito — Dijo Shawn mientras tocaba delicadamente la nariz de la pequeña Giuli.

— ¿Tu dices? — Él asintió y me besó delicadamente — Se parece a ti — Miré unos segundos a la bebé y luego miré a Shawn.

— Pero si ni siquiera ha abierto los ojos — Rió.

— Pero ambos son hermosos, mírate y luego mírala. Duermen igual, solo que tú roncas de vez en cuando — Acomodé la honda de cabello que caía a un costado del rostro de Shawn.

— Yo no ronco — Se quejó.

— Shawn, sí lo haces — Solté una risita — De vez en cuando, pero lo haces — Shawn se acercó para besarme y Giuliana comenzó a llorar.

— ¿Puedo... Cargarla? — Preguntó Shawn.

— Y pues claro, animal — Contesté entregándole a la pequeña bebé.

Él la acurrucó entre sus brazos y comenzó a cantarle mientas caminaba de un lado a otro de la habitación. Mágicamente dejó de llorar y se quedó dormida. Shawn le siguió cantando por un rato y luego se acostó a mi lado y dejó a la beba en el espacio que había entre nosotros. Pasé mi mano por su pequeño rostro, a pesar de ella ser tan pequeña se podía notar que poseía las mismas y hermosas facciones de Shawn. Sus ojos todavía no estaban acostumbrados al mundo, solo los había abierto una vez desde que nació, y estos eran hermosos. Sabía que con el tiempo irían tomando color, estaba segura que tendría los ojos miel de Shawn. No solo quería, sino que también lo deseaba, los ojos de Shawn eran un mundo a parte, te podías perder ahí adentro, con una sola mirada podías saber todo lo que Shawn pensaba, no hacían falta palabras. Sus ojos eran una galaxia inexplorada llena de astros luminosos que brillaban cada vez que nuestras miradas se chocaban.

Shawn era una pura obra de arte, no había dudas.

CRIME SCENE [SM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora