Capítulo 5

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En un viejo almacén en un polígono industrial, en un cuarto oloroso hay unas cincuentas jóvenes, secuestradas por varios colaboradores de Marco. Él fue a mirar su nueva mercancía. Ya tiene quien las quiere comprarlas. Llegó en un coche con los cristales tintados, detrás varios coches con sus guardaespaldas.

Aparcaron en otro almacén, los guardaespaldas rodearon todo, vigilan por si vienen otras bandas o la policía. Pasó unos veinte minutos se acerca un coche, uno de los guardaespaldas llama a Marco.

Llamada entrante:

- Diga, Marco- contesta.

- Señor,se está acercando un coche- le explica él.

- Es mi amigo Iván, tengo que hablar con él.

- Gracias por llamar.

- Adiós.

Fin llamada entrante.

Se detuvo el coche, se bajo uno de los guardaespaldas,le hizo una señal y salió Iván. Todos los guardaespaldas saludaron con un inclinación de cabeza al otro narco. Él también hizo lo mismo. Entró en el almacén, allí hay más personas vigilando todo, se fue acercando a Marco. Él lo ve y lo saluda con un fuerte abrazo.

- ¡Hola Iván!

- Hola tú.

- Hace tres años que no nos vemos. Estuve en cárcel por culpa de mi ex mujer. Esto me lo hicieron allí en una pelea. El jefe de la banda de la cárcel quería que fuera su esposa, pero como yo no me deje.

- Jajajajaja- se ríe Marco, pero le paso algo.

- Sí, se lo encontraron colgado en su celda, con cortes por todos los lados- le contó Iván.

Los dos se acercaron al cuarto, al abrir la puerta se encontró con uno de su personal con una de las chicas. Está toda golpeada y además la violó, las demás están llorando histéricas. De un grito de Marco la soltó de golpe, la chica cayó al suelo y del golpe se desmayó.

- Lo siento Sr. Marco - dijo Salvattore.

- ¿Qué has hecho? Ahora no podemos venderla, sacarla de aquí.

- Sandro, Sandro llévate a la chica y a él, ya sabes lo que tienes que hacer- le dijo él.

- Perdón, perdón- suplicó Salvattore a Marco e Iván.

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Mientras en la cocina del hostal están enseñando a Cassandra el funcionamiento. Todos dejaron de trabajar para mirarla, algunos con cara de pena, ella vino con el jefe de la mano y no tienen posibilidades. Al rato los compañeros empezaron a preparar los primeros platos para el mediodía.

- Cassandra, puedes venir un momento- le llamo David La Costa.

-Sí, se acercó a él con una sonrisa alegre.

- Hoy me vas ayudar, necesito del almacén una caja de tomates maduros. Voy a cocinar mi receta especial.

- Ahora vuelvo chef- le dijo ella.

Cassandra se dirigió al pequeño almacén. Todo está desordenado, tenían las estanterías revueltas, es muy difícil encontrar aquí algo. Al poco encontró la caja de tomates y volvió a la cocina con un pensamiento, después reorganizar el almacén.

- Chef, he vuelto ya- le dijo ella.

- ¡Ah! - exclamó él enfadado. Si que has tardado niña.

Ella enfadada, dejó la caja encima de la barra, se cruzó de brazos mirando a David con mala cara. Él a verla con esa cara le dijo:

Porque te pones así.

Perdona, he tardado, el almacén está muy desordenado y no encontraba la caja, no volverá a pasar.

¡Ah!- exclamó David.

Ella se acercó a la pica y empezó a lavar todos los tomates. En el fuego hay una olla con agua hirviendo, fue poniendo los tomates, tienen que escaldarse. Estuvo unos minutos, los escurrio en un gran colador, empezó a pelarlos. En una máquina los puso para triturarlo, mientras uno de los ayudantes está picando las cebollas, ajos, perejil. En una sartén honda, echó todo los ingredientes para rehogarlos y más tarde el tomate triturado.

Varias horas después, ya tenían varios platos preparados y también los postres, son casi las dos de la tarde, en el comedor llegan los primeros comensales a pedir los mejores manjares. El chef llama a su amigo Tom, para explicarle hoy tenemos una sugerencia mía en el menú.

Tom apunto todo en una pizarra en la puerta del restaurante. En la cocina hay un ajetreo de idas y venidas de los camareros, llevando y trayendo los platos vacíos, todos felicitan al chef por la rica comida. Cuando se hubo servido el último plato. Llegó a la cocina los dos hermanos Ruiz.

David nos puede dar algo de comer, tenemos hambre- le dijo Dani mirándolo con cara de pena.

Ahora mismo os sirvo a los dos un buen plato de mi pasta- le dijo con cara sonriente a ellos.

Gracias- dijeron los dos.

Cassandra siéntate con nosotros a comer, por favor- le dijo él.

No puedo todavía me falta limpiar varias cosas y luego quiero ir a organizar el almacén- le explicó Cassandra.

Eso puede esperar, además vosotros no habéis comido todavía, así que todos vayan a comer y a descansar- explicó Dani con cara seria.

y tú te vienes con nosotros a nuestra mesa, esos platos ya- dijo malhumorado mirando a todos.

Ahora os lo sirvo, vete con ellos Cassandra.

Joshua estaba al lado de la puerta de la cocina, recargado, mirando la escena con una sonrisa en los labios, viendo las caras. Él ya no pudo más y llamó a su hermano.

Dani, vamos ya.

Pareces un niño pequeño.

Todos los de la cocina empiezan a reir como se va desarrollando la escena, con esas palabras dichas todos se relajaron. Cassandra suspiró.

De acuerdo, ya voy.

Muy bien, preciosa. Ya se le pasó el enfado. Cogiendola por el codo se la llevó a la mesa.

Cuando ya se pudo sentar volvió a suspirar de cansancio.

Te ves muy pálida, Cass- le comentó Dani.

Sí estoy muy cansada, no hemos parado ni un segundo, hoy ha habido más comensales.

Sí, hoy hemos estado llenos- le dijo Joshua.

Después vete a descansar, ya otro día harás el almacén- le dijo Dani, acariciando la cara de ella.

¡Eh, para ya Dani, dejala que coma!- exclamó su hermano.

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⏰ Última actualización: May 07, 2020 ⏰

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