03. El sacrificio

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::::::::::::::NOTAS DEL AUTOR::::::::::::::

Ay mi madre, pero ¿qué ha pasado aquí? Que hace semanas que no actualizaba, por dios. Merezco unos cuantos cachetes en el culete. Juro que os lo voy a compensar. He estado muy decaido y por eso no había podido escribir. PERO os lo voy a compensar.

Ahora toca actualización de Pulse, pero la semana que viene Titanic, y así. Intentaré no hacer estos parones asesinos. ¡Lo siento!

¡Espero que os guste y, por favor, dios mío, no me matéis, dejadme compensaros en vida! Se aceptan cobros en carne jajajaja

Credits: by @GerryArthur

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El espacio de la farmacia se hacía más asfixiante a cada segundo que pasaba.

Connor había revisado la estancia sin encontrar más salida que la principal, la trasera y la ventanilla del techo. No había otra manera de escapar de aquella lata de sardinas. La entrada principal estaba bloqueada con varios zombies que aporreaban sin cansarse, sabiendo que dentro había carne fresca esperando a ser devorada; tras la puerta trasera, en el almacén de la farmacia, había otro grupo de zombies, aunque mucho más silenciosos, pero zombies al fin y al cabo. Y la ventana del techo estaba demasiado lejos... los humanos estaban muy cansados para trepar hasta allí arriba.

No parecía haber escapatoria sin riesgos. Riesgos que Connor no quería asumir. Connor volvió a mirar a los supervivientes, con ojos llenos de preocupación. Cada minuto que pasaba era tiempo que Hank perdía de vida y Connor los contaba con amargura en su corazón.

La pequeña niña se encontraba acurrucada contra el pecho del afroamericano llamado Lee, que mantenía la cabeza apoyada a los azulejos de la pared y los ojos cerrados. Connor pudo darse cuenta fácilmente que las ojeras que tenía bajo sus ojos eran cada vez más profundas y oscuras. El sudor estaba comenzando a perlarle la frente y su respiración se había tornado en costosa. El policía frunció el ceño y miró a Jerry, el androide dependiente que había salvado el pellejo de aquellos humanos y parecía también exhausto. Estaba sentando en el suelo, con la cabeza gacha. En su programación no se encontraba ningún recurso para sobrellevar aquella estresante situación.

Y menos para lo que se avecinaba.

Connor se acercó a Jerry, quien lo miró con ojos de cachorrito desde el suelo, sin saber qué necesitaba de él. El androide policía cerró los ojos con pesar y se agachó a su altura.

-Jerry, ¿verdad? -preguntó para romper el hielo. Su nombre estaba bien claro en la chapa de empleado que llevaba en la solapa de su uniforme.

-Sí, señor -respondió el androide de ojos azules con inocencia. Quería ser útil.

-Escúchame, Jerry... -Su LED se tiñó de tonos amarillos mientras que Jerry comenzaba a preocuparse, percibiendo las señales de sus movimientos y sus gestos faciales-. Es sobre Lee...

Jerry se alarmó con sus palabras y tiró el cuello hacia atrás, justo al lado del mostrador en el que estaba apoyado y pudo vislumbrar a los dos humanos. Lee tenía muy mal aspecto.

-No es seguro para la niña. ¿Entiendes?

-¿Qué podemos hacer? -Jerry perforaba la mirada de Connor con terror. No quería volver a enfrentarse a aquellas criaturas. Connor podía ver el miedo reflejado en sus pupilas.

Connor no respondió. Solo se levantó y puso rumbo hacia los humanos. Jerry le siguió los pasos, con preocupación, pero aceptando la tarea.

El policía se agachó a tocar la frente de Lee mientras Jerry susurraba suavemente a la niña para despertarla. Mientras Jerry desperezaba a la jovencita, Connor se sorprendía por las altísimas temperaturas que estaba sufriendo el hombre. Debía estar rozando los 41º centígrados, muy por encima de las temperaturas humanamente soportables. Con una mirada cómplice y silenciosa, le comunicó a Jerry que debían darse prisa. El rostro de Connor era una pálida lámina de mármol.

PULSE [DETROIT BECOME HUMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora