Capítulo Dos: El Comienzo.

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La semana paso sin contratiempos y fue bastante tranquila. Ya era viernes estábamos terminando de ver Algebra y tendríamos el fin de semana por delante para relajarnos un poco. Después de una larga y fastidiosa clase salimos todos huyendo prácticamente del salón, viernes por la tarde en la universidad que terror.

Somos pocos alumnos así que prácticamente todos somos muy compañeros. No es que soy la más popular de mi facultad ni de la universidad, eso se lo dejo a Camila; pero si eres mi amigo puedes contar conmigo para lo que sea. Entre todos habíamos creado una hermandad, era un grupo muy unido eso me encantaba. Bueno a Cami y a mí nos conocen, les presentare a los demás; Alicia es una chica bastante dramática y divertida, vive peleando con su novio, muy linda, estatura mediana delgada, castaña ojos oscuros. Gisela, buena chica a veces amargada pero le tengo un cariño especial, es baja y algo rellenita pero con una mirada muy tierna. Roberto y Guillermo, son los vagos del grupo, nunca estudian, llegan tarde y lo que hacen es fumar, pero igual los quiero y los soporto por lo que me hacen reír y que gracias a ellos estudio más ya que les tengo que explicar cada clase dos veces. Por último, esta Emmanuel, es un gran amigo lo adoro con Camila somos los tres mosqueteros. Mientras caminábamos al estacionamiento eran las 4:30 PM, a Emma se le ocurrió una idea.

- Que les parece si nos vamos hoy de fiesta, conquistamos unas amiguitas y la pasamos genial es viernes y quiero sacar de mi cabeza lo aburrido de esta clase. ¿Qué dicen Chicas?

Cami y yo nos miramos, sabía que ella aceptaría con los ojos cerrados por las dos así que me llevarían a rastra a donde ella quisiera.

- Mi amorcito y yo nos apuntamos en tu plan – dijo Camila con tono de felicidad

- Que más me queda, a ustedes no se les puede decir que no porque igual no me escucharan.

Fijamos la hora y el lugar donde nos encontraríamos. Me fui directo a casa para poder arreglarme para esta noche. En la vía a mi hogar tenía una sensación extraña como un nerviosismo que nunca antes había experimentado, aunque leve ese sentimiento extraño estaba allí presente. “Las ganas de por fin salir a distraerse” decía mi subconsciente, y tenía razón casi nunca salía de casa solo para lo estrictamente necesario, de vez en cuando salía y me ligaba a unas chicas pero nada serio, ya que lo que quería era disfrutar el momento.

Cuando por fin llegue me bañe, cene (muy importante antes de salir a beber con dos alcohólicos desatados) y me termine de arreglar; Salí al encuentro con mis amigos.

Llegue al lugar de la cita a la hora estipulada y no los veía por ningún lado. Me quede esperándolos en la barra durante 30 minutos, ellos no eran muy puntuales que se diga así que me tocaba esperarlos. Busque en mi cartera mi teléfono y no lo encontraba, quizás se me había olvidado en el cuarto mientras terminaba de maquillarme. En este momento en verdad que me sentía mal, estaba sola en un bar donde no conocía a nadie y ni rastro de mis amigos.

De esa forma transcurrieron los minutos sentada en la barra tomando un coctel el cual desconocía su nombre pero tenía un sabor muy rico y pensando donde se habían metido Camila y Emmanuel. Levanto la cabeza para ver si entran por la puerta, pero nada, entonces me dedico a observar a las demás personas que se la estaban pasando de lo grande bebiendo y bailando. Cuando me estaba acomodando en el taburete donde estaba sentada siento que alguien se sitúa a mi lado

- Un Gin Tonic, por favor – le pidió al barman, con una voz ronca muy seductora que había llamado mi atención

Levante la vista para ver de quiera era la misteriosa voz. Allí estaba parada a su lado la mujer más bella que hasta ahora había visto en su vida, desprendía un olor a rosas, quizás de su hermosa cabellera negra, un cuerpo de infarto y unos ojos verdes como un par de esmeraldas. Era muy sexy. Sentí que pase horas mirándola pero apenas fue un minuto. Después que el barman le entregara su bebida ella se retiró de mi lado sin notar siquiera que yo estaba más que anonadada con su sola presencia. Observe como caminaba hacia su sitio, dios el movimiento de sus caderas era perfecto hasta iba a compás de la música que sonaba en el bar, me repetía una y otra vez que era muy sexy.

No te enamores de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora