Capítulo 27- No debiste dejarlo solo.

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Capítulo 27.

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El trailer de la película salió hoy por la mañana por internet, a los productores les quedo fantástico y no puedo sentirme más conforme con mi trabajo, las redes sociales están explotando por que supuestamente a Justin Bieber le dieron celos del co protagonista que trabaja en la misma pelicula que su novia y por eso le dio una visita sorpresa.

Sorpresa mi trasero.

“Justin Bieber visita a ____ Lovato en el set de su próxima película”.

“Novio ejemplar: Justin Bieber da una sorpresa a su novia visitándola”.

Todas las portadas de las revistas hablaban de lo mismo.

— ¿Qué quieres hacer hoy antes de que vayas a grabar? —pregunta Justin.

Estamos terminando de desayunar, pedimos servicio a la habitación  para evitar tener que bajar  y tener que atender a fans.

—No lo sé, podríamos ir de excursión a algún lado.

—Me parece perfecto, ¿te parece el museo de Orsay?, nunca lo visité y me dijeron que es un lugar hermoso.

—Vamos—acepto encantada

(*)

—Y este museo se abrió al público en 1793 —termina de explicar el gerente del lugar; al enterarse que la famosa pareja del momento visitaba este museo lo hizo cerrar y nos dio una visita  guiada por él mismo. Seguramente la gente se quejaría por esto.

Justin y yo no nos opusimos, sería muy estresante tener que lidiar con los medios en estos momentos. Hasta ahora nuestra visita va bien, en el camino en un auto rentado cantamos un par de canciones suyas que pasaban por la radio y yo intente rapear el rap de la canción “As long as you love me” pero no me salió.

— ¿____?—siento los dedos de Justin chasquear frente mis narices.

Salgo de mi trance, debo de dejar que soñar despierta, me estoy volviendo loca.

«Ya lo estás»

¿Qué hablamos?, calladita más bonita.

— ¿Si? —pregunto con ceño fruncido.

—El señor pregunto si necesitábamos algo más le avisáramos, se va un rato así nos deja solos.

—Ah claro, da igual—digo encogiéndome de hombros.

El hombre inmediatamente se retira.

—Esto es algo raro—dice Justin.

— ¿Por qué tenemos todo el museo para nosotros?, eso es genial—.

—Sí, digo, nunca salí con una chica a un lugar así, digo, siempre hay paprazzis y aparte siempre que pasaba tiempo con una no era precisamente en un museo—pude notar como en sus palabras había doble sentido.

Por alguna razón la sangre me empezó a calentar.

—Aja

—Oye, ¿Estás bien? Estas roja, como un tomate—dice aguantando la risa.

Mierda.

—Sí, solo tengo calor.

—Pero si estamos en invierno aquí—frunce el ceño—además acá adentro hay aire acondicionado.

Estúpida nivel yo. Solo a mí se me ocurre decir eso.

— ¿No será que yo te pongo nerviosa? —pregunta alzando una de sus gruesas cejas.

El contrato °J.BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora