El contrato.
Capítulo 34.
“Modelos de Calvin Klein”
Giro mi cabeza como la chica del exorcista para mirar a Diego.
—Tú…maldito hijo de puta… te voy a…—escucho la risa de Justin y me giro para verlo.
— ¿De qué te ríes, eh?
—No me digas que no sabías que estaría aquí, y yo que pensaba que estarías ansiosa por verme.
—Todo lo contrario.
—Es una lástima, porque yo estuve bastante ansioso.
—Ajá.
—Es enserio, te extrañe.
—Cállate y hagamos las malditas fotos.
Recién noto como va vestido, apenas tiene un bóxer que le tapa su gran paquete.
«Babosa»
— ¿Pase el examen? —dice él divertido.
—Imbécil—digo pasando por su lado y chocando mi hombro con el suyo.
La mujer gritona se está aguantando la risa, igual que Diego, Briseida, Leah y hasta Franco. ¿Qué es lo gracioso?
—Ejem, las fotos, no tengo todo el día—digo seria.
Franco se reincorpora y sigue alistando la cámara.
—Claro chicos, solo un segundo.
Me coloco junto con Justin delante del gran panel blanco.
—Muy bien chicos, tomaré varias fotos, primero necesito que ____ salga sola, ¿Está bien? —dice Franco.
—Claro—dice Justin apartándose.
—Necesito que me des la mirada más profunda que puedas— dice Franco.
¿Profunda?
Ok, lo intento, espero que me este saliendo bien.
—Bien… ahora cruzada de brazos y con ceño fruncido.
Lo hago, y después hago una mueca con la boca.
—Ahora haz diferentes poses.
Pongo una mano en mi cintura y la otra la elevo, pongo un dedo en mi boca en señal de silencio y por último coloco la mitad del brazo, hasta el codo sobre mi cabeza y la otra se queda donde está.
—Excelente, ahora en el piso, recuéstate—dice y hago lo que él pide.
Treinta minutos después de hacer distintas poses y muecas posibles mi sesión de fotos ha finalizado, ahora es el turno de Justin. Aprovecho que está ocupado sacándose fotos para ir con Diego.
— ¿Perdiste la cabeza imbécil? —lo golpeo en su nuca.
—________...__________, tantos años en esto y aún no sabes cómo funciona. Va a ser una sensación tenerte como modelo de Calvin Klein, y más con Justin como acompañante.
—Pero podrías haberme avisado—digo.
— ¿Si te hubiera avisado hubieras aceptado? —dice elocuente.
—Um…no.
—Ahora ve y sigue con las fotos—dice mientras ve a una chica rubia que está ayudando con las luces.
Suelto un bufido y voy con Justin.
«Como siempre, cayendo a sus pies»
No hables
Vuelvo con Justin y lo encuentro haciendo una pose graciosa, río y lo veo. Es muy caliente, lo admito, pero muy inmaduro e imbécil.
—Muy bien Justin, eres fotogénico, la cámara te adora.
—Gracias.
La verdad a Justin le sale muy bien esto de modelar, se ve fresco y suelto, no como yo, un manojo de nervios.
Justin toca la guitarra y luego la batería, toca genial hasta estando aquí.
—Muy bien, ahora los dos solos, miren, vamos a hacer un par de videos y muchas fotos.
—Vale—decimos Justin y yo al unísono.
Me coloco detrás de Justin, quién está parado mirando a la cámara, mi mano pasea por su torso y mi boca da besos a su cuello. Trago saliva, mierda, esto se siente bien.
—Ahora Justin acuéstate, y ____ colócate encima de él, como si estuvieras montándolo.
Justin ríe y yo me sonrojo. Nos colocamos como nos pide y Franco saca varias fotos.
—______ acuéstate y Justin besa su cuello.
Clic, clic.
—Bien, ahora vamos a grabar, toquetéense.
Lo hacemos, paso mis manos por el torso de Justin y él me agarra de la cintura y me tira contra él, besa mi cuello y susurra:
—Lo estás haciendo muy bien, bonita.
— ¡Excelente! —grita Franco eufórico, pero no le presto atención, mis ojos estás centrados en el hombre que tengo al frente.
Una hora y media después, las fotos y los videos se editan y están listos. Justin y yo los vemos, quedaron perfectos y la atracción entre Justin y yo es evidente, las redes sociales van a explotar.
—Hicieron un buen trabajo—nos felicita Diego.
—Lo sé—dice Justin.
—Bien, eso es todo muchachos, nos vemos otro día para hablar de la paga y la publicidad—dice Clarissa, la señora gritona.
—Andando—dice Diego.
Los tres salimos afuera del edificio, Diego se va apurado, al parecer su hijo tuvo un accidente, sí, Diego tiene un hijo de cinco años.
Estoy a punto de ir por mi camioneta cuando la voz de Justin me detiene.
— ¿Te gustaría ir a comer? —pregunta algo nervioso.
Lo pienso, lo pienso...y ¿Por qué no?
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