Capítulo 1: Pruebas

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    3 días antes del secuestro

   Definitivamente algo iba mal en la cabeza de Bakugo, veía cosas en donde no había, se inventaba situaciones en su cabeza y eso hacía que lo pagase con personas, aunque no le importaba lo que pensasen de él, le molestaba demasiado que fuese una persona la causa de todas ellas.
   Uraraka Ochako, ese nombre que tanto resonaba en su cabeza, que tanto quería borrarlo, borrar su imagen de chica fuerte en su cabeza. Llevaba tiempo intentándolo, pero desde que ella empezó a acercarse más a él para ser "amigos", algo que él quería evitar a costa, empezó a sentir atracción a ella mucho más fuerte, como si fuese un imán. Tanto que hasta el único del que le habló de este problema lo notaba, y no precisamente sucedió una charla en sí que Bakugo le confesara a su amigo que sentía amor hacia una chica.

   Flashback de hace cinco meses
   Bakugo estaba yendo con Kirishima, que había invitado a Mina y ésta invitó al resto de sus amigas. Se notaba demasiado molesto a Bakugo, incluso el resto de las chicas decidieron no hablarle, siquiera mirarle.
   Pero Bakugo a veces si miraba a una de ellas, a la chica con las mejillas rosadas y la cara redonda, a él se le hacia complicado disimular que la observaba pero Kirishima ya se había dado cuenta de ello múltiples veces.
   A Kirishima se le ocurrió una idea, habló con la chicas para que fuesen más adelante ya que él tenía que "orinar" y Bakugo también, evidentemente las chicas se fueron deprisa porque no querían ver esa imagen.
   Bakugo se quedó mirando a su amigo con confusión en sus ojos, pero también algo aliviado.
     —Sé que no te gusta que traiga gente, pero estamos a principios de verano. Hay que aprovechar para salir con gente —dijo Kirishima, mientras contemplaba el semblante serio e indiferente de su amigo—. Además —añadió, rodando los ojos para evitar la mirada que le vendría después — es hora de que salgas con alguna de ellas, ¿no?
     —Eso es una gilipollez, no quiero salir con tontas descerebradas —respondió Bakugo, frunciendo su entrecejo.
     —¿Te gusta alguna de ellas? —inquirió Kirishima, con curiosidad.
     —No —contestó el otro, tajante. 
     —Bueno, ¿qué opinas de Mina? Por ejemplo —Kirishima le observó con cautela, vio que Bakugo hizo una mueca de asco.
     —Vaya mierda de pregunta, no me gustaría nada —respondió Bakugo, se sentó sobre una piedra, mirando sus manos con detenimiento.
     —Mmm —musitó Kirishima, dando vueltas y reflexionando. Decidió probar con la persona que él creía — ¿Uraraka?
   El cuerpo de su amigo se tensó levemente, paró de mirar a sus manos para mirar a Kirishima con las cejas arqueadas, un sonrojo leve le delató pero su amigo esperó a que hablase, pacientemente.
     —¿La cara redonda? —preguntó Bakugo, hablando más bajo de lo usual.
     —¿Te has golpeado en la cabeza? —bromeó el otro, sonriendo—. Pues claro que me refiero a ella.
     —Sigue diciendo tonterías y te juro que te mato —dijo Bakugo, levantándose para empezar a caminar.
     —Si evades mi pregunta significa que es un sí —habló Kirishima cuando Bakugo pasó por su lado, éste paró y le miró de reojo, sin decir nada—. Admítelo, no te cuesta nada.
     —No me gusta...
     —Vaya mentiroso.
     —No me gusta sentir eso por ella —admitió, soltando un suspiro leve.
     —Ahora pareces un tío frágil —dijo Kirishima, mirándolo de hito en hito. Fue más fácil de lo que pensó, pero no sabía que fuese más de lo que creía.
     —Por eso digo que no me gusta. Esos sentimientos son para tontos, yo no quiero ser como ellos —protestó Bakugo, chasqueando la lengua con enfado.
     —Técnicamente, cuando te gusta alguien eres tonto pero algún día tenías que pasar por ello.
     —Me da igual —Bakugo le miró con unos ojos que eran complicados de explicar, tenían como muchas emociones a la vez, mezcladas entre sí —. No soy como vosotros, no tengo que pasar por esas gilipolleces.
   Kirishima rodó los ojos, ignorando el comentario 200 de estúpido de su amigo, era cosas que él no podía entender de Bakugo, por más que tratase de hacerlo.
     —Solo tengo que esperar hasta que se pase —susurró Bakugo, mirando que las chicas empezaron a acercarse lentamente a ellos, miró a Uraraka con atención y luego desvió la mirada a otro lado.
     —¿Y si no pasa? —inquirió Kirishima, con las cejas arqueadas y confundido.
     —Tendré que forzarlo, pues —respondió, encogiéndose de hombros y yéndose a otra parte.
   Kirishima miró por el rabillo del ojo el rostro de Uraraka, que estaba sonriendo pero a la vez ella miró a aquellos dos con curiosidad.
   Kirishima ya sabía que esto iba a ser complicado para Bakugo, ya que él ya notó antes de terminar el primer curso las miradas que su amigo dedicaba a la otra chica.

   Fin del Flashback

     
Bakugo estaba sentado en su pupitre, pensando en demasiadas cosas, no notó que alguien estaba tocando su hombro repetidas veces, hasta que se sobresaltó ligeramente.
     —¿Qué coño pasa...? —dejó la pregunta al aire, ya que se dio cuenta que era Uraraka, con la misma sonrisa de siempre y mirando directamente a los ojos de el chico, éste se sintió cohibido pero se enderezó en la silla para aliviarse —. ¿Qué mierda quieres?
     —Quería preguntarte si podías ayudarme con una cosa de una asignatura, sino te importa claro —respondió ella, sentándose en una silla que tenía al lado.
     —No ayudo a los extras —dijo el chico, mirando a su mesa para evitar la mirada atenta de ella. Le ponía de los nervios.
     —Yo no soy una extra —protestó ésta, hinchando sus mofletes y poniendo una libreta en la mesa con un golpe sonoro.
     —¿Ah, sí? ¿Cómo sabes que no eres un extra? —preguntó Bakugo, sonriendo socarrón y mirándola de reojo.
     —Me habrías gritado o ni siquiera me habrías respondido —respondió rápidamente ella, mientras abría su libreta para preguntarle la duda —. ¿Me vas a ayudar o no?
   Bakugo chasqueó la lengua, molesto. Aún así, decidió mirar lo que ella le iba a enseñar, y empezó a reírse cuando lo vio, le sorprendió que le iba a preguntar una estupidez sobre Inglés.
     —¿Pasa algo malo? —preguntó Uraraka, observando con curiosidad su hoja por si había algo mal puesto.
     —No —él carraspeó y la miró con seriedad —. ¿Tú estudias?
     —Claro, mucho —suspiró ella, alicaída—. Pero es demasiado complicado...
     —Es la cosa más sencilla del mundo —dijo Bakugo, tajante.
     —Bueno, yo...
     —Deja de pensar en tonterías sobre el nerd ese y concéntrate un poco, no creo que cueste —sin querer Bakugo lo había soltado, puso la mano sobre su frente, cerrando sus ojos y quiso rectificarlo—. Quiero decir que...
   La frase se quedó despedida en el aire, ya que ella se había levantado de sopetón y cogiendo su libreta, se giró para marcharse pero volvió a girarse para mirar a Bakugo.
     —No pienso en Izuku, solo me cuesta aprenderlo —protestó ella, estaba ligeramente molesta pero era de esperar que sería extraño si él la ayudase.
   Bakugo la observó como se marchaba a su asiento, y como hablaba con sus amigas y con Iida, Bakugo soltó un suspiro y se giró para apoyar su codo sobre la mesa y apoyó su barbilla sobre la palma de su mano, era mejor para él que ella se alejara, a fin de cuentas él creía que ella ya no le iba a hablar más en todo el día.
   Kirishima se acercó cauteloso a su amigo, se sentó en la silla donde anteriormente se había sentado su compañera y le observó hasta que Bakugo se diese cuanta de su presencia.
     —¿Qué coño quieres? —preguntó Bakugo, de malas formas.
     —¿Qué has liado? —cuestionó Kirishima, algo frustrado.
     —Nada, me pidió ayuda, era algo estúpido así que dije que se concentrase más y ya está, ¿es malo también? —Bakugo estaba cansado, últimamente Kirishima se quejaba de su actitud de chico borde con ella.
     —Apuesto que habrás dicho algo sobre Midoriya —dijo el otro, sonriendo al ver la reacción de su amigo, éste había ladeado la cabeza a otro lado para no mirarle—. No deberías de decir esas cosas, Uraraka ya no quiere a...
     —¿Tú crees que me importa? —éste chasqueó la lengua y le miró con enfado, conteniéndose para no gritar—. Bien por ella, pero a mí me la suda —enfatizó las últimas palabras para dejárselo claro, pero no hizo efecto.
     —A ti te molesta que ella siga hablando con él, como mejores amigos —recalcó Kirishima, imitando el tono que anteriormente había puesto Bakugo, el otro puso las manos sobre su cabeza para calmarse.
     —Dije que me da...
    —Igual, si, si. Es por eso que la miras tanto todos los días y te sonrojas siempre que te habla, ¿verdad? —Kirishima se incorporó y se marchó, dejando a Bakugo pensativo y frustrado sobre si mismo y a la vez con todo.

   Uraraka había observado con atención todas las caras que se lanzaban entre los dos mientras se hablaban, tenía mucha curiosidad pero tenía claro que ahora mismo no le iba a preguntar a Bakugo, le había dolido ese comentario porque ella solo quiso tener ayuda de su parte pero éste se rió de ella y luego ese comentario despectivo que hizo solo hizo que hiciese mella.
   Llevaba unos cuantos meses intentando ser amiga de él, unos días parecía que era normal hablar con él, otros días parecía un jefe final de un juego. A veces ella pensaba si estaba haciendo algo mal, pero luego recapacitaba y sabía que no estaba mal, sin embargo no podía evitar rallarse por ello.
     —¡Tierra llamando a Uraraka! —bramó Mina, agitando su mano delante del rostro de ella, ésta se sobresaltó ligeramente y agitó su cabeza repetidas veces—. ¿Qué pasa?
     —Ah, nada —respondió Uraraka, con una sonrisa ligera y cerrando los ojos.
   Mina sonrió, en el fondo sabía que si pasaba algo pero no quiso preguntar sobre ello, iba a hablar pero de un momento a otro Aizawa llegó y todos se sentaron deprisa y callados.
    —Bueno, vamos a hacer unas pruebas mañana —avisó el profesor, mirando a cada uno de ellos con detenimiento—. Pruebas rigurosas y que serán por grupos de 4, los grupos los diré ahora mismo.
     Todos se tensaron un poco porque sabían que las pruebas siempre eran para excederse de sus límites pero ya estaban medianamente acostumbrados, aunque hubo algunos suspiros por parte de algunos compañeros que no les gustaba. 
     —Bien —empezó con la primera hoja que tenía en sus manos —. Kaminari Denki, Tokoyami Fumikage, Midoriya Izuku y Koda Koji.
     —Genial, grupo explosivo —susurró Mina, observándolos con atención y nerviosa.
     —Siguiente grupo, Kirishima Eijiro, Sero Hanta, Bakugo Katsuki y Ojiro Mashirao.
   Los 4 se miraron entre sí, todos sonriendo excepto Bakugo, claramente, que pasaba un poco de los grupos.
     —Jiro Kyoka, Shoji Mezo, Mineta Minoru y Hagakure Toru, grupo tres.
     —¡Bien! —bramó Hagakure, alzando el brazo con entusiasmo, los compañeros se giraron para verla, o más bien su uniforme, y ella rápidamente bajó el brazo.
   Mineta frotó sus manos rápidamente con una mirada lasciva que intentó que no se viese, totalmente trastornado.
     —Ashido Mina, Yaoyorozu Momo, Sato Rikido y Todoroki Shoto, cuarto grupo.
     Mina y Momo se miraron sonrientes, luego observaron a los otros dos complacidas de que estar en un grupo bueno.
     —Uraraka Ochako, Iida Tenya, Asui Tsuyu y Aoyama Yuga, ese es el último grupo —dejó las hojas en la mesa y carraspeó —. Creo no tener que decir, que entrenéis duro ya que vais a dar todo hasta vuestros límites, ¿entendido?
   Todos asintieron rápidamente con la cabeza, acto seguido sonó el timbre indicando que era la hora de comer, y se levantaron de los asientos para recoger sus cosas e ir a comer.
   Uraraka iba acompañada con Iida e Izuku, que se sentaron rápidamente y se pusieron a hablar sobre de que entrenarían hoy, Uraraka no sabía que hacer todavía ya que las pruebas siempre la ponían nerviosa, de pronto, ella abrió los ojos sorprendida de la idea que se le había ocurrido, pero lo más probable es que saliese mal.
   Desde hacia tiempo ella quería entrenar con alguien mucho más fuerte que ella en habilidades, pero no encontraba a nadie lo suficientemente fuerte como para sacar todo de sí, superando hasta sus límites, sin embargo solamente había una persona capaz de ello. Bakugo Katsuki, el chico que hizo que el año pasado excediese todos los límites de ella que hasta en ese momento los tenía insospechados.
   Ella se acercó lentamente donde él estaba sentado, comiendo y con su típica cara de borde y serio que siempre tenía, ella se percató que Kirishima la había visto, por tanto la saludó con la mano y Bakugo giró la cabeza, para luego volverla y seguir comiendo.
     —Bakugo, ¿puedo hablar contigo? —preguntó Uraraka, algo nerviosa por su posible reacción de gritarla.
     —No —respondió él, secamente. Definitivamente era difícil de llevar una conversación con él algo productiva.
     —Solamente es para preguntarte una cosa —ella ladeó la cabeza, sonriente. Esto a Bakugo le subió los latidos del corazón pero siguió mostrándose distante.
     —Al grano, no tengo todo el día —cruzó sus brazos sobre su pecho y la miró con urgencia.
     —Verás... Me preguntaba si podías ayudarme a entrenar hoy, solo sería hoy. No pienso molestarte ni nada por el estilo después de eso...
     —Sino me vas a molestar después de eso, está hecho —se incorporó, cogiendo su bandeja con los platos vacíos—. Pero como me incordies, solo una vez, te juro que te las verás conmigo.
     —Sí, tranquilo —dijo Uraraka, bajando la mirada incómoda, dio un giro de media vuelta y se despidió de ellos con la mano sin mirarles.
   Kirishima soltó un suspiro, cansado de que no conseguía ver ningún avance entre ellos, Bakugo le miró de reojo pero no dijo nada, no quería tener el discurso de siempre con él que parecía que no entendía nada de lo que le decía.
     —¿Dónde estabas, Uraraka? —preguntó Iida, cuando la vio sentarse al lado de Izuku con una sonrisa pequeña.
     —Ah, había preguntado a Bakugo si podía entrenar hoy con él, y me dijo que sí...
   Izuku escupió el agua que estaba bebiendo en toda la mesa, con cara de sorprendido.
     —¿Qué? —soltó él, mirando a su amiga sin pestañear los ojos ni una sola vez y abiertos como platos.
     —¿Y esa sorpresa? —inquirió ella, sin saber que pasaba.
     —Uraraka —la llamó Iida, que se estaba esforzando para no ponerse como su compañero —. ¿Lo hizo por algo en especial?
     —Sí, sino le molestaba más en lo que queda de curso, creo —contestó ella, sonriendo levemente mientras se llevaba un trozo de comida a su boca.
     —Eso ya es más propio de él, ¿verdad Midoriya? —dijo Iida con los ojos cerrados y asintiendo con la cabeza.
     —No realmente —respondió el otro, haciendo que su compañero abriese los ojos para verlo hablar —. Hasta que yo sepa no ha hecho esas cosas, tan solo ayuda, y a veces nada más, a Kirishima, el resto somos como unos...
     —Bichos —terminó Uraraka la frase, mientras miraba de reojo la cara de frustrado de Bakugo.
     —Eso es la forma leve de llamarlo, hay una mucho peor...
     —Extras, personaje de relleno... —dijo Iida, enumerando con los dedos los insultos que Bakugo decía a todos los demás.
     —Exactamente —asintió Midoriya, con una sonrisa.
     —De todas formas, no parece alguien malo. Solamente tiene el ego subido por los aires, no sé —susurró Uraraka, demasiado rápido como para que alguno de los dos lo entendiese.
     —Cambiemos de tema, mejor —musitó Izuku, que notó como si alguien lo estuviese fulminando con la mirada, se estremeció ligeramente y relajó la tensión de su cuerpo—. ¿Teneís algún plan ideado?
   Uraraka e Iida se intercambiaron miradas, para luego los dos negarse continuamente.
   La verdad es que la prueba podría ser complicada, había grupos que eran específicamente fuertes, y cualquiera que estuviese Bakugo era un punto a favor para ellos. Al menos, supuestamente, no es que llevase nota pero todos querían tomárselo en serio, sobretodo Midoriya y Bakugo, ambos que sabían la verdad de la habilidad de Deku, estaban concentrándose más de lo usual.
     Sin que ninguno de los 3 se diesen cuenta, Bakugo se aproximó a ellos para hacerle saber a la chica que se encontrarían en el gimnasio dentro de unas pocas horas.
     —Cara redonda —habló él, con un tono neutral—. A las seis en el gimnasio, ¿vale? Nada de llegar tarde, no me valen excusas tontas...
     —Llegaré justo en la hora que me has dicho —dijo ella entusiasmada, Bakugo tan solo se limitó a asentir con la cabeza.
   Los ojos de él se posaron en Midoriya, éste tragó saliva aterrado, ya que seguramente le iba a dedicar un insulto.
     —¿Y a ti qué te pasa? —preguntó Bakugo, con tono de enfadado.
     —Nada, Kacchan —respondió Midoriya, mirando a Iida con una sonrisa nerviosa.
   Bakugo chasqueó la lengua, miró brevemente a Uraraka antes de irse, al notar que el rubor se le estaba subiendo a las mejillas, se fue lo más rápido de allí con la cabeza mirando hacia abajo y las manos metidas en sus bolsillos.

[Kacchako] Die for YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora