Capítulo 10: - La única persona que me interesa eres tú -

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Sus manos temblorosas apretando las sabanas de color blanco con mucha fuerza, mientras que su cabeza se unde más y más en el tan cómodo colchón. Sus gemidos resonaban por toda la habitación al igual que gruñidos por parte del mayor. Le dolía demasiado, sentía sus caderas arder, como si le perdiera que parará, caso obvio nunca aceptaría el prestamista. Tan solo siguió, ignorando por completo los llantos y gemidos de dolor que emitía de los labios del castaño, quién estaba siendo penetrado con tal fuerza que sentía que iba a desmayarse en cualquier momento. El albino lo llamaba “agradecimiento” por parte del castaño, quién el casi muere por salvar a su hermana y aquel chico de cabellos verdosos, pero el universitario lo llamaba “castigo” dos cosas demasiado diferentes ¿No?

En fin, aquel solo lo hacia para que no les pasará lo mismo a su pequeña hermana ni a su mejor amigo, qué estaban ya en el edificio, pero en la planta baja, por la oficina del prestamista, charlando en compañía de Elizabeth, Diane y aquel “Hermano de Ban” llamado Meliodas.

- B-Ban-Sama...Ahh~ M-e duele ¡ahh! - Grito entre lágrimas. Le dolía mucho mas fuerte que las otros momentos íntimos que habían compartido en esa misma cama, con las mismas sabanas.

Era un calor horrible por su entrada, nunca había sentido tanto dolor, sus caderas ya no podían seguir y su respiración era demasiada agitada. Sentía que perdía el conocimiento, hasta que sintió un beso demasiado reconfortante y a la vez cálido. Juntando sus labios en ese tierno beso mientras movían. El mayor se separó de el, para último corriéndose dentro del oji-miel provocando por último un gemido por parte de los dos, sacando su miembro del chico para acostarse a un lado.

Escuchaba como lloraba en silencio, la culpabilidad le atormentaba en ese momento. Se levanto con cuidado de la cama para vestirse lo mas rápido posible, su típico traje, arreglando su corbata. Cuando estaba ya listo volvió a sentir culpabilidad, se sentía demasiado mal. Miro el pequeño cuerpo desnudo del jóven en posición fetal que temblaba de frio y de miedo, agarró la ropa de King para luego ponerlo a un lado. Cargo al castaño unos momentos, sorprendiéndolo, lo puso boca arriba.

Lentamente y con sumo cuidado, fue poniéndole la ropa que iba a usar de ahora en adelante. Callado, sorprendido y a la vez cansado estaba el menor. Cuando estubo totalmente vestido, se acerco a su rostro.

- Lo siento - se paró para ir de manera lenta a la puerta.

Formo un puño con sus manos para apretar las sábanas. Estaba sentado en la cama, es lo único que puede hacer, ya que no podía caminar, se sentía demasiado mal y cualquier paso que fuera a dar, se caería de inmediato. Tenía miedo, aquel iba a ir ha donde estaba su pequeña hermana y dónde su mejor amigo, el resentimiento de no poder hacer nada, nada mas que pedirle...

Antes que se alejará más de la cama, lo agarró del brazo llamando su atención. Rápidamente volteo sorprendido por aquel acto de su adorable.

- ¡Ban-Sama! ¡Por-Por favor...! ¡No le haga daño a mi hermana! - grito con algún temor en el. Cerró los ojos mientras gritaba - N-i a Helbram..... ¡Haz lo que sea conmigo y no con ella!

Escuchar sus palabras eran tortura para el albino, le dolía pensar que le haría lo mismo a la chica rubia y al otro chico, le dolía que a pesar de todo no se haya dado cuenta. Volteo mirando a la puerta, dándole la espalda.

- Tonto... - palabra dicha por el, haciendo que abriera sus ojos, su rostro era de mera confusión. Lo soltó para secarse las lágrimas que caían por sus mejillas - La única razón por la que Elaine y Helbram vivirán aquí es por tí. Yo no tengo nada que ver con ellos. la única persona que me interesa eres tu, por algo te compré Harlequin-Kun. No te dejaré escapar nunca.
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- Me siento terrible, no quiero saber que le estará haciendo Ban a ese pobre chico - suspira algo cansada, una joven de cabellos al igual de castaños.

Una rubia estaba ya demasiada preocupada y no dejaba de abrazar con fuerza el brazo de Helbram, sentía que algo malo estaba pasando allí arriba, lo presentía. 

- De seguro es su esclavo y lo tiene que atender. Tal vez cada vez que hace algo mal le pega de las maneras tan crueles posibles y... - podría ha ver continuado, pero por el codazo de aquella chica escolar no pudo.

- ¡Deja de decir esas cosas Helbram! ¡Estoy segura que no debe ser eso! - grito algo alarmada y alterada.-

- Estas en lo correcto. No es eso, es algo peor, la cuál ninguna persona merece vivir eso - suspiraron a la vez Elizabeth y Diane, quien ya estaban algo.

El cerrojo se empezo a mover alarmando a los presentes de dicha oficina. La empresa este día no atendía por lo cual estaba vacía, solo quedaban aquellos en la oficina. Por fin, la puerta se abrió de repente para dejar ver al mismo señor de cortaba roja, cargando como un bebe a King, que con sus manos rodeaba el cuello de su dueño.

Estaban verdaderamente sorprendidos por tal escena. Nadie dijo nada hasta que el mayor recostó a King en uno de los sillones largos.

Actitud..algo extraña para todos

@;; Soy tu dueño [Baning]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora