5: Sentir

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— ¿Qué sucede pequeña gótica? ¿Por qué no cambias esa cara?

— Lo siento señor Stark, pero no todos tenemos la fortuna de expresar libremente nuestras emociones...

Una semana había pasado ya, en la que la misteriosa joven estaba pasaba sus días en la torre Avengers hasta altas horas de la noche, mientras que trabajaba junto al equipo de héroes, investigando una manera de detener a Trigon.

Bruce, Tony, Sarah y Steve se encontraban en el laboratorio intentando hallar algo que pudiera servirles; los hombres en las computadoras investigando en la red información sobre la criatura y la mujer en sus libros, aunque parecía que todo era en vano, ya que hicieran lo que hicieran no lograban encontrar nada útil.

— ¿A qué te refieres? ¿Acaso te vas a convertir en un ser enorme y verde con grandes problemas de ira? -agregó Tony con algo de burla bajo una mirada reprobatoria de Steve y una de reproche por parte de Banner.

— No, pero no creo que quiera que sus adoradas computadoras terminen estallando de repente -dijo la mujer con voz algo monótona y ligeramente amenazante, estaba enojada, aunque trataba de ocultarlo- mis poderes están fuertemente conectados a mis emociones, si me enfurezco los cristales, vidrios y bombillas explotan en pedazos, si me asusto las cosas empiezan a volar por todas partes, aunque eso solo ha ocurrido dos veces en mi vida, no es conveniente que se repita, así que creo que el mensaje se entiende ¿No?

— ¿En serio? ¿Tienes que vivir sin sentir ningún tipo de emociones? ¡Vaya! Que horrible debe ser tu vida...

— Stark... -le reprendió Steve.

— ¡Oh vamos, Capipaleta! Un poco de humor no le cae mal a nadie.

— Aún así deberías respetar un poco más a la señorita.

— Aguafiestas... -dijo este rodando los ojos.

Un pequeño rato de silencio se hizo presente, haciendo creer a los otros tres que por fin había acabado hasta que una vez más, Tony decidió romper con el silencio.

— ¿En serio no puedes sentir nada? Digo ¿Nada de nada? ¿Miedo, enojo, felicidad, tristeza, amor?

La mujer frunció levemente el ceño, aquello sin duda alguna estaba empezando a irritarla en sobremanera.

Steve y Bruce miraron al Stark con el ceño fruncido,

— No, nada de nada señor Stark, si lo hiciera las cosas se saldrían de control -respondió regresando la vista al libro entre sus manos.

— ¿Y qué tal si...?

— ¡Ya! -exclamó ya cansada del asunto, al tiempo en el que varias bombillas explotaban en pedazos, cayendo como una lluvia por todo el laboratorio y un aura negra la cubría- ¡No puedo darme el lujo de sentir emociones Stark! ¡Si lo hago las personas a mi alrededor saldrían heridas! ¡No soy una persona normal! ¡Soy un peligro! ¡¿De acuerdo?!

Dicho esto se levantó del asiento donde estaba, con un chasquido de sus dedos hizo que los libros desaparecieran y salió de la habitación.

Un incómodo silencio se apoderó del laboratorio al tiempo en el que los tres hombres miraban la puerta por donde había desaparecido la mujer.

— Bien hecho, Stark.

A los pocos segundos un par de figuras entraron al laboratorio.

— ¿Alguien sabe que le pasa a Sarah? Nos la acabamos de cruzar en el pasillo y no parecía muy contenta que digamos -dijo Clint de repente.

— Es cierto ¿Qué hizo ahora Tony? -pregunto Natasha suspicaz.

— ¿Qué? ¿Por qué siempre tengo que ser yo?

— Tal vez porque de todos nosotros tu eres el único insensato que se la pasa fastidiándola -dijo Bruce como si nada.

— ¡Hey!

Steve rodó los ojos con cansancio.

— Ya vuelvo, voy a ver como está -dijo el Capitán levantándose de su asiento y saliendo del lugar.

El resto del equipo se quedaron en dónde estaban, viendo como el rubio desaparecía de su rango de visión.

— ¿Soy yo o el Capipaleta ha estado muy juntito a la chica fantasmagórica?

— Ni idea Tony, pero aún si así fuera no sería de nuestra incumbencia -dijo Banner regresando su mirada a la computadora, ligeramente astillada y parpadeante.

Stark rodó los ojos con fastidio.

— Como sea... -murmuró Tony girando hacia los recién llegados- ¿Y a ustedes como les fue?

— No muy bien, realmente no conseguimos mucha información ¿Y a ustedes qué tal les fue?

El Stark hizo una mueca.

— Igual, solamente hemos hallado los reportes de los avistamientos de aquellas cosas, pero más que eso nada.

— Algo útil debe haber -dijo Black Widow acercándose a la computadora que Stark estaba utilizando en ese momento.

✴✴✴✴✴

En la azotea la oscura figura de la mujer envuelta en una capa miraba el horizonte.

El viento golpeaba su rostro, jugando con sus cabellos en una suave danza.

Miles de pensamientos atravesaban la mente de la mujer en ese momento. Ella era un fenómeno, lo sabia, las personas a su alrededor nunca iban a estar seguras, es por eso que no tenia amigos, es por eso que se mantenía alejada de la gente, es por eso que encerraba sus emociones en lo más recóndito de su ser, es por eso que nunca tendría una familia.

Es por eso que el único lugar que había considerado un hogar, ahora ya no existía.

— ¿Estás bien? -escuchó una voz a su espalda.

Se encogió levemente de hombros.

— Sí, no es nada fuera de lo común.

Escuchó unos pasos acercarse por detrás, a lo que pronto la figura del soldado rubio estuvo junto a ella.

— Escucha, sé que Tony suele ser un poco irritante a veces, pero es un buen sujeto.

— ¿Sólo un poco? -preguntó ella con una ceja alzada y un claro sarcasmo marcado en su monótona voz.

— De acuerdo, es muy irritante en realidad -admitió con algo de humor- pero intenta darle una oportunidad.

La psíquica asintió con suavidad.

— Bien, le daré una oportunidad, solamente por que tú me lo pides.

El rubio sonrió satisfecho.

— Con eso es más que suficiente para mi.

— Además de que para detener a Trigon necesito toda la ayuda posible, y por más que me desagrade, Stark puede llegar a ser un elemento muy útil en la batalla.

— Sarah, escucha, no importa cual haya sido tu origen o cuales son tus poderes, lo que importa es el como los utilices... Eso es lo que te define, no dejes que lo que los demás piensen o digan de ti te marque.

— Lo sé, aunque a veces no es tan fácil...

— Nunca lo es, pero tú estás haciendo todo lo posible por ayudar a la gente, por detener a aquel demonio y salvar vidas, puede que ahora no veas que la vida sea agradable contigo, pero tarde o temprano vas a ver como todo lo bueno que hagas será recompensado, y si en el futuro nos necesitas nuevamente o si quieres unirte a nuestro equipo y ser un miembro más de esta familia quiero que sepas que los Vengadores te recibiremos con los brazos abiertos.

Ella asintió con una leve sonrisa de manera inconsciente, no estaba muy segura de lo que el soldado había dicho, aunque en el fondo lo agradecía.

Una estruendosa explosión rompió el agradable momento.

A lo lejos ambos vieron como una enorme polvareda se alzaba entre los edificios al tiempo que el ruido de las sirenas se empezaba a oír.

[1] Ojos Rojos (MARVEL/DC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora