[1] Ojos Rojos (MARVEL/DC)

11: Lazos familiares

La joven hechicera y el asistente de Batman miraban con asombro a la mujer que se había encargado de cubrirlos del ataque.

— ¡Veni foras extra mali spiritus in tantum mortalis! -exclamó la mujer de cabellos blancos, lanzando una ráfaga de energía hacia las criaturas, quienes lanzaron un chillido.

Al desaparecer el exceso de brillo, los monstruos habían desaparecido por completo, dejando en el suelo los cuerpos a los humanos que habían sido infectados.

Al quedar libres de aquella barrera, ambos jóvenes se voltearon rápidamente hacia la recién llegada, quien aterrizando en el suelo se dirigió con paso tranquilo hacia ellos.

— ¿Se encuentran bien?

— ¿Quién eres tú y como hiciste eso? -contestó Robín colocándose frente a Raven listo para atacar.

— Supongo que tomaré eso como un sí... Niño -dijo la mujer con una ligera irritación en su voz.

El nieto de Al'Ghul hizo una mueca de enojo.

— ¿Cómo hiciste eso? -preguntó Raven, interviniendo antes de que se formara una disputa mayor.

— Fue sencillo, se trata de un hechizo de liberación, los demonios de Trigon han estado posesionándose de los humanos, por eso, lo que hice fue expulsarlos, aunque requiere que gaste mucha energía...

— Ya veo, no tenía conocimiento sobre esa clase de hechizo...

Mientras que las dos mujeres interactuaban, Robin veía con desconfianza a la recién llegada.

Sin embargo, había algo extraño en el ambiente, gracias a la conexión con Raven, el hijo de Batman podía ver como una energía violeta envolvía a ambas féminas, como si de un extraño campo magnético se tratara, obviamente entre ellas había una especie de conexión, sin embargo su mente no lograba dar con el motivo de tal fenómeno.

Miles de posibilidades y teorías recorrían su mente en un santiamén, con lo cual, la desconfianza hacia aquella mujer no hacía más que incrementar.

— Bien, agradecemos tu ayuda pero debemos irnos, nuestro equipo nos necesita, vámonos Raven.

Ambas hechiceras dirigieron su mirada hacía el hijo de Batman, la más joven confundida y la mayor con una mirada seria y severa.

Ambas podían ver el aura del muchacho, claramente se encontraba enojado y sumamente estresado, pero sobretodo, desconfiado de toda esa situación.

— ¿Robin? ¿Todo bien?

El joven héroe bufo con fastidio.

— No, por supuesto que no, Raven, esta mujer no me da buena espina...

La mayor extrañamente sonrió de lado.

— Yo soy Phantom, mucho gusto, "niño".

El muchacho la miró ceñudo.

— Robin, por favor, creo que... -decía Raven tratando de calmar la situación, sin embargo el repentino estruendo de una explosión a lo lejos llamó la atención de los tres.

— Stark, ¿Ahora qué hiciste? -murmuró la mujer- Creo que será mejor que dejemos los interrogatorios para después, hay que detener todo este caos antes de que sea demasiado tarde...

Sin esperar una respuesta, la mujer salió volando con dirección a la explosión, siendo seguida de cerca por los otros dos jóvenes, quienes sin titubear estaban dispuestos a luchar al lado de la mujer para detener toda esa locura.

Un par de minutos después, los tres héroes se encontraron con Iron Man, quién terminaba de pelear con un par de los esbirros de Trigon.

Phantom, enojada por los daños y el desastre ocasionado, no tardó en convocar aquel hechizo de liberación.

— ¡¿Se puede saber en qué estabas pensando al herir a estas personas de esta manera, Stark?! ¡Te dije claramente que sin herirlos! ¿Son personas a las que puedo sanar!

— ¡Oh! ¡Pues disculpa, señorita fantasmagórica! ¡Pero no eres tú quién casi es aplastado por esas criaturas!

— ¡Escúchame bien, Stark...!

— ¡Ya basta! -exclamó una potente voz que acababa de llegar junto a muchos otros más- Lo importante de momento es que ya la situación está temporalmente controlada, no debemos perder la calma en estos momentos.

— Capitán Rogers... -dijo la muchacha al verlo llegar junto a los demás héroes.

— ¡Por favor, Rogers! ¡Deja de defender a tu noviecita, fue ella quién me estaba reclamando por algo absurdo!

— ¡Stark, ya te dije que...!

Sin embargo, antes de que Steve pudiera decir algo, la de cabellos blancos ya había golpeado a Tony.

— ¡Es una salvaje!

— ¿En serio crees que es buena idea seguir haciéndome enfadar, Stark?

Un suspiro salió de Steve al ver que una nueva discusión daba inicio, sin embargo fue la voz de ambas pelirrojas del grupo, quienes detuvieron esta vez la disputa.

— Bien, ya basta, Tony, lo que dice Steve es cierto, este no es un buen momento para ponerse a discutir, mucho menos entre nosotros...

— Así es, de hecho, nos gustaría que nos acompañen a nuestra base, creo que debemos hablar sobre lo que ha ocurrido el día de hoy...