- Gabriel, Gabriel ¿estás bien?- Dijo Paloma mientras se acercaba corriendo a él. Gabriel, extrañado, empezó a recordar lo que le había pasado, cuando Paloma llegó pudo ver a un Gabriel aturdido y con cierta cara de horror. -¿Qué te ha pasado?- preguntó Paloma al ver la escoba dos filas más abajo. Gabriel no sabía qué contestarle a su compañera, así que le dijo: - ¿Qué no me ha pasado? Porque en menos de una semana he vivido momentos muy raros, ya no sé si son alucinaciones mías o tengo falta de sueño, no sé si es que a los nuevos les gastáis bromas pesadas, no sé si es que no queréis que trabaje aquí, pero Paloma dime si es normal que notase cómo alguien le estirara a mi escoba, si es normal que oyera un grito y luego a alguien caerse por las escaleras el otro día en la cabina, si es normal que note como estalle una bombilla y a la vez no lo haga, si es normal que me encuentre pintadas con frases tan aterradoras como la de "que dios se apiade de tu alma", si es normal que pese a barrer una fila luego vuelva y la encuentre llena de palomitas. - Paloma miraba a Gabriel con sus grandes y profundos ojos negros que transmitían compasión, le dejó terminar y le hizo que se sentara en una butaca a su lado para contarle aquello que Sara, por partida doble, nunca pudo contarle.
- Mira Gabriel, hará cosa de un par de meses en la sala 13 se estrenó una película de miedo, se titulaba "En la oscuridad", no era una gran película, podría decirte que era más bien de las malas, pero que se compró para completar la sala en el día del terror. Este día se proyectan en todas las salas películas de este género. Pues bien, al día siguiente, cuando me tocó limpiarla notaba como si alguien estuviera conmigo, notaba una presencia, pero apenas quise hacerle caso, pues siempre estamos solas en las salas y no quería perturbarme la mente con sensaciones tontas. Los siguientes días que les tocó a Sara y Thais notaron lo mismo que yo, así que se empezó a crear el bulo sobre esta sala, pues Thais lo comentó con los chicos de las palomitas y se ha creado una historia en torno a la sala 13 y sus presencias fantasmales. Normalmente cada vez que vienen chicos nuevos a trabajar, acaban por durar tres días desde que les contamos la historia, incluso tenemos una porra hecha- Paloma echó una sonrisa y de repente miró hacia abajo sería para continuar- pero desde que tú llegaste ha sido todo diferente, pues ninguna te hemos contado la historia y aún así has notado que algo no va bien. Intentamos en un principio ignorarlo y no pensar en ello, pero la presencia la notamos en cada sala, a todas se nos eriza la piel en la fila seis, últimamente hemos tenido que abrigarnos más de lo normal, y lo que es peor, todas hemos notado cierto olor hediondo.
Gabriel se quedó atónito, sin saber qué decir, no lograba entender porqué se lo habían ocultado, porqué no le habían dicho nada antes, ni siquiera entendía qué hacía trabajando allí. Sin embargo, un sentimiento, un minúsculo pensamiento se abría paso entre tanto pavor, era el pensamiento de escritor, el querer investigar, el querer vivir más de esa historia, el conocer un desenlace aunque fuese fatal. Así que cogió aire, posó su mano sobre la rodilla de Paloma y le dijo: -Esto tiene que tener alguna explicación, lo peor que podemos hacer es amedrentarnos.-
Paloma tenía sentimientos encontrados pues por un lado aquel chico tenía razón, pero por otro lado, no estaba segura de si quería saber lo que estaba pasando realmente. Procedieron a levantarse de las butacas cuando aparecieron Sara y Thais en la sala para decirles que era ya la hora de marcharse, pero antes de que pudieran articular una palabra las luces de la sala se apagaron y en la pantalla empezaron a aparecer destellos, seguidamente sonó un grito y la imagen de una mujer de mediana edad cayendo escaleras abajo. Y como si se tratara de un boomerang la imagen se repetía una y otra vez. Los cuatros, anonadados y petrificados ante lo que estaban viendo, no apartaban la mirada, excepto Gabriel que se le ocurrió mirar a la ventanilla del proyector. Y allí estaba, asomada cual técnico de proyección, la mujer de mediana edad, la que caía por las escaleras en la pantalla, una mujer de media melena, canosa, con raya a un lado y un flequillo que le tapaba media frente. Con ojos profundos y grandes, nariz achatada y boca pequeña. De cara cuadrada.
Gabriel señaló hacia la ventanilla y las tres chicas de la limpieza miraron hacia arriba, viendo esos ojos profundos que los miraba con cara de locura. De repente se marchó, las luces se encendieron y la pantalla se apagó. Los cuatro se miraron y salieron corriendo hacia la cabina, Paloma se dispuso a sacar sus llaves, Thais marcó corriendo la ridícula contraseña, pero la puerta no se abría. Paloma introdujo otra llave, pensando que se había confundido, pero no dio resultado. Todos se miraron:
- Tal vez sea mejor no subir- dijo Sara aterrada.
- No me puedo creer lo que está pasando, y todo desde que este llegó aquí- dijo una Thais nerviosa
- ¿Perdona? Si encima tendré yo la culpa, cuando desde un principio todas sabíais lo que aquí pasaba y aún así nadie me dijo nada. -dijo Gabriel malhumorado -Además tú ni me creíste el otro día con lo del grito.
-Yo estuve a punto de contártelo un par de veces Gabriel, no me incluyas en ese saco, por favor. -contestó Sara decepcionada.
-¡Chicos! Mirad la puerta- gritó Paloma mientras ellos discutían.
El pomo de la puerta empezó a girar y a temblar de forma sutil, pero luego ese movimiento empezó a crecer, parecía como si alguien quisiera salir de allí. Sara empezó a llorar, Thais jadeaba y su respiración estaba empezando a descontrolarse, Paloma no apartaba la mirada del pomo y andaba lentamente hacia atrás. De repente todo paró y la puerta se abrió.
-Vamos chicas, no hay tiempo que perder- Gabriel se apresuraba a entrar mientras las chicas no lo tenían tan claro, pero viendo que él iba delante entraron al unísono con sus brazos entrelazados. Si les pasaba algo a una tendrían que coger a las otras dos.
Una vez arriba todas las luces de los pasillos estaban encendidas pero sin parar de parpadear, era un titileo incesante, casi como el de una discoteca. Los ruidos de las máquinas de proyección habían aumentado sus decibelios, parecía como si fuesen a estallar. Cuando entraron los cuatro, la puerta se cerró a sus espaldas, las chicas pegaron un grito pero apenas se oyó. Las luces empezaron a estallar a sus espaldas hasta quedarse encendida la más cercana al proyector de la sala trece, una vez allí se asomaron a la ventanilla donde hace cinco minutos estaba esa mujer.¡ALTO! Si era la hora de marcharse, ¿por qué demonios no se marcharon y se dejaron el misterio para el día siguiente? Queridos lectores, tenéis toda la razón, pero como en toda buena película de terror eso sabéis que es casi imposible de que ocurra. Y ya no solo en las películas, porque hay gente que juega a la ouija, pese a conocer sus efectos, gente que se mete a las casas del terror de los parques de atracciones, gente que celebra Halloween y ve películas de miedo, y ¿por qué? Pues por el simple hecho de que el miedo es una droga para ciertas personas y Gabriel no estaba dispuesto a marcharse sin saber lo que ahí estaba pasando.
Proyector de la sala trece, solo una luz encendida, ruido ensordecedor, todos frente a la ventanilla hasta que Sara gritó que ahí estaba nuestra amiga, en la fila seis, sentada en una butaca, con su media melena cubierta de años blancos, mirando a una pantalla sin imágenes pero como si estuviera viendo una película. De pronto se puso de pie, bajó las escaleras y salió por la puerta de emergencia, una puerta que no se usaba en años. En ese instante, todas las luces de la cabina se encendieron, los proyectores dejaron de emitir ese sonido. Todo parecía haberse calmado excepto los cuatros limpiadores de cine.
Gabriel salió corriendo de la cabina, bajó las escaleras metálicas, cruzó el recibidor enmoquetado hasta adentrarse en la sala trece, cruzar el pasillo y abrir la puerta de emergencia. Para cuando sus compañeras llegaron al lugar Gabriel ya estaba llamando a la policía. Las chicas se quedaron petrificadas.
- Hola, buenas tardes, llamo de los cines Cinesis, hemos encontrado un cuerpo de una señora en una salida de emergencias.
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En la oscuridad
Mystery / Thriller¿Qué pasa cuándo tienes que trabajar de limpiador en un cine por las mañanas? Gabriel tendrá que enfrentarse a sus miedos más ocultos, no llegando a distinguir entre lo real y lo imaginario, entre lo natural y lo sobrenatural. Al final todo dará un...