¿Os habéis parado a pensar qué ocurre cuando un lugar frecuentado por gente a diario se queda solo? Nadie sabe lo aterrador que puede ser un parque vacío de noche, una biblioteca en un día de tormenta o simplemente el garaje de un edificio en agosto. Todo ello no se lo planteó Gabriel hasta que se encontró con su quinto trabajo: limpiador de cines. Era un trabajo que no le llamaba la atención pero que necesitaba porque su cuenta corriente peligraba con quedarse en números rojos. Así que probó pensando que solamente serían dos meses. Lo que no sabía era que iban a ser los dos peores meses de su vida.
Pero vamos a conocer un poco a nuestro protagonista, porque hay que saber que el destino te suele mandar señales apenas perceptibles que se suelen pasar por alto, pues las personas viven inmersas en el estrés de ganar dinero para llegar a fin de mes, en pagar ese coche comprado hace dos años, en querer hacer ese viaje que tanto se desea...
A Gabriel solo le preocupaba el no tener que volver a casa de sus padres. Se había emancipado con veinte años para perseguir su sueño de ser escritor y para ello tuvo que lidiar con sus padres, pues no creían en su talento. Así que, maleta en mano, viajó hasta llegar a la ciudad más cercana donde empezó a compartir piso con un chico y una chica, y cuyo primer trabajo fue el de monitor de ocio y tiempo libre.
Así se estuvo manteniendo durante un tiempo, hasta que al cabo de cinco años ya había pasado por tres pisos diferentes, seis compañeros distintos y cuatro experiencias laborales que rellenaban su currículum pero que ninguno tenía nada que ver con su vocación.
Pero, esperad, sé lo que pensáis, para ser escritor hay que escribir, de hecho Gabriel escribía a todas horas, en el autobús mientras observaba a una madre con su niña, en casa mientras estaba sentado ante el televisor, incluso en la hora de descanso de sus múltiples trabajos se ponía a escribir todo tipo de relatos. También contestó a ofertas de trabajo sobre redactor, guionista, incluso corrector, que podrían iniciarlo en el gremio, pero no tuvo suerte. Eso sí, Gabriel participó en concursos de escritura de todo tipo: relato breve, micro relatos, poesía, narrativa... Todo cuanto tenía lo llevaba a concurso.
Así que Gabriel siguió luchando y trabajando, esta vez se encontró con el trabajo de limpiador de cines, un trabajo que le permitía buscar otro, y es que solo abarcaba veinticuatro horas semanales repartidas en tres días, toda una delicia si necesitas tiempo para escribir. Cuando recibió la llamada de Cinesis.S.L no sabía si verdaderamente quería trabajar de ello, pues, casualidad o no, estaba esperando a que lo llamaran de su tercer trabajo, el más duradero: manipulador en una fábrica de golosinas, un trabajo que le encantaba, pero que solo tenía cuatro meses al año de trabajo y empezaría en cosa de un mes. Por lo que pensó que si lo llamaban estando de limpiador se dejaría el puesto e iría a la fábrica, pero mientras tanto ganaba un dinero extra.
Dicha llamada lo citaba al día siguiente para una entrevista a la que acudió, en ella le hicieron un breve tour por las instalaciones y salió de allí pensando en que era casi imposible que no lo cogieran, mientras iba pensando en eso, montado en el coche, saliendo del aparcamiento, se despistó y dio un golpe contra uno de los pivotes metálicos que rodeaban las farolas. Esta fue la primera señal, ahora debía aceptar el trabajo sí o sí para pagar el daño de su coche. Y así fue, lo llamaron, firmó el contrato y le dieron un uniforme y una linterna. Comenzaba el sábado.
Al llegar a casa se encontró con un pájaro muerto en la cornisa de la ventana de su habitación, segunda señal a la que no volvió a prestarle importancia, y es que en su bloque había un vecino que tenía muchos pájaros, se podría decir que demasiados, pues en los días más calurosos no había quien abriera la ventana del escándalo que tenían. Gabriel, al ver ese pájaro allí, pensó que se escapó y no pudo sobrevivir sin agua, con la mala suerte de quedarse sin vida en su ventana.
No sé si sabéis que un pájaro muerto es un mal augurio, pero no solo eso, se dice que si encuentras un pájaro muerto en algunas de las entradas a tu casa significa que alguien te está haciendo brujería para que tú, o un familiar, caiga en enfermedad hasta llegar a la muerte. Pero son creencias populares, no tienen nada que ver, ¿verdad?
La tercera señal tal vez sea la menos obvia porque se trata del nombre del protagonista, Gabriel, como todo el mundo sabe fue un arcángel encargado de la anunciación a María de su embarazo. Pero según aparece en una imagen de un manuscrito armenio, Gabriel aparece haciendo sonar una trompeta cuando se produce la resurrección de los muertos de sus tumbas.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora