Capítulo 3.

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Capitulo — 3

El viento soplaba suavemente. El cielo se encontraba cubierto por un velo nocturno y múltiples estrellas lo adornaban.

—Le pondremos fin a su existencia de una vez.

El sonido del aleteo de alas resonaba por todo el cielo, como una gran parvada de aves en un solo punto.

—Supongo que es momento de zanjar esto.

Sus ojos cerrados templaron levemente y su piel se crispo.

—Mis hijos pecadores y los abominables demonios. Hoy borrare sus existencias.

Suspiro. Sus piernas cruzadas sobre el suelo se movieron unos milímetros mientras levantaba la cabeza hacia el cielo aun con los ojos cerrados.

En medio de un bosque desolado, en plena noche, Naruto se encontraba sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados mientras meditaba profundamente.

El sonido de choques de energía empezó a retumbar en el cielo sobre su cabeza a la vez que múltiples figuras aladas se alzaban chocando las unas con las otras continuamente en un obvio intento por derribarse.

Suspiro. ¿Cuántas veces iban ya? La verdad había perdido la cuenta, pues solo dos meses habían pasado desde su charla con Dios, sin embargo ya se habían suscitado más de cien enfrentamientos entre pequeños y medianos grupos.

Como lo había mencionado ya antes, él se proponía a ponerle fin a esta guerra por lo que había intervenido en cada enfrentamiento y detenía la pelea por la fuerza. Al comienzo los tres ejércitos no le ponían importancia a las intervenciones del rubio, pero después del primer mes sus acciones empezaron a molestar a los líderes de cada facción puesto que por Naruto no podían concluir los enfrentamientos o causar algún daño al bando enemigo, sin embargo por más que lo intentaran no podían evitar que el humano detuviera los enfrentamientos pues lamentablemente su fuerza había demostrado ser de temer, ya que incluso algunos de los generales que trataban de deshacerse del rubiales terminaban pereciendo o gravemente heridos, llevando así a la situación actual en la que cada vez que aparecía el Uzumaki en un enfrentamientos las tres facciones se veían en la necesidad de retirarse inmediatamente.

Naruto había pensado que al haber llegado a ese punto al final los tres bandos desistirían de pelear, pero para su pesar el número de enfrentamientos no disminuyo, sino al contrario, aumentaron aún más.

Lanzo un nuevo suspiro. ¿Qué tan tercos podían ser? Al comienzo pensó que solo Dios era el irracional y más grande imbécil entre los líderes, sin embargo los dos reyes demonio que quedaban demostraron no aquedarse atrás, incluso Azazel con quien ya había hablado en varias ocasiones después de que empezará a meterse en los enfrentamientos, a pesar de mostrar ser quizás el más racional, demostró ser asombrosamente terco en cuanto a seguir con esta guerra hasta el final.

Lanzo el tercer suspiro de la noche. Ya estaba harto, en este mismo momento, en este enfrentamiento a gran escala en el que parecían estar los tres ejércitos completos, le pondría fin a esta guerra, aunque para ello tuviese que romperle los brazos y piernas a cada miembro de cada facción.

Abrió los ojos y un leve brillo azulado de Chakra empezó a rodear su cuerpo a la vez que empezaba a ascender lentamente.

Lanzas de luz volaban por todo el cielo cruzándose con grandes rayos de energía. Pilares gigantescos de fuego, rayos, agua o tierra surcaban el espacio aéreo causando grandes estragos y temblores al chocar contra escudos o ser cortados por espadas de luz.

Así era el enfrentamiento que se estaba suscitando en este mismo instante. Hordas y hordas de demonios atacaban a ángeles y ángeles caídos que les igualaban en número. Chocando entre ellos se desplazaban por todo el velo nocturno creando así un escenario apocalíptico que cualquier humano podría describir como la batalla final descrita en la biblia, pero este campo de batalla no era lo más resaltante, no, la lucha de los ejércitos no se podía comprar al enfrentamiento que estaban teniendo los líderes de cada facción unos metros sobre las cabezas de sus seguidores.

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