13.

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Lo que finalmente me despierta es un suave resplandor que ilumina mis ojos a través de los párpados cerrados. Empiezo a volver a mí, aunque siento una calidez tan agradable a mi alrededor que quiero seguir dormida.

¿Calidez? No estoy en mi celda.

¿Vuelvo a estar en la celda de Zach?

Perezosamente los recuerdos van llegando a mi mente y me siento aún más confusa. Tengo que abrir los ojos.

Me cuesta un par de parpadeos y cuando lo consigo, una inesperada luz rojiza me atraviesa los ojos dolorosamente. Hago una mueca, pero los mantengo abiertos hasta que todo se aclara. Es una hoguera. Y en el momento en que la distingo, llega a mis oídos el inconfundible sonido del fuego al crepitar y el olor a madera quemada.

Estoy tumbada sobre el suelo, con la cabeza acomodada sobre mi mochila y lo último que recuerdo es que estaba abrazando a Zach ¿Cuándo me tumbé y me quedé dormida?

Noto que algo se mueve cerca de mí. Algo que también desprende calor, pegado a mi estomago. Bajo los ojos y veo a Bolita acurrucado contra mí, duerme a pierna suelta y aún así, su latido es rapidísimo.

No oigo la lluvia. Y el frío se ha retirado.

¿Dónde está Zach?

Al otro lado de la hoguera se extienden las sombras, pero cuando me fijo mejor me parece ver algo. Una figura que apenas se recorta a la luz del fuego. Y se mantiene tan quieta y silenciosa que bien podría ser una protuberancia de la pared.

Entonces, se mueve. Se inclina hacia delante, emergiendo de las sombras como en un sueño, Zach alarga el brazo hacia las llamas para alimentarlas con un trozo de leña. Lo suelta y cuando va a regresar a la oscuridad, desvía la mirada hacia mí y sonríe al descubrir que estoy despierta.

-Bienvenida de nuevo, dormilona- me dice. Con esta luz, todo su rostro parece resplandecer como el oro. Se desliza por el suelo para acercarse y justo cuando voy a hablar, se lleva un dedo a los labios.- Habla bajito o despertarás a Bolita.-

Cierto, Bolita...

-¿Qué ha pasado?- le pregunto con cuidado.

Antes de responder, se cuela en su semblante una expresión divertida que me sorprende un poco.

-Te quedaste dormida- responde.- Te quedaste dormida de pie- Sacude la cabeza sujetando una carcajada.- Enserio Molly, eres increíble.-

Jo, reconozco que suena surrealista pero aún así... no sé si me gusta que le haga tanta gracia. Debía estar más cansada de lo que incluso yo creía y después de haber oído la historia de su amigo... creo que me empiezo a tomar los síntomas de mi constipado mucho más enserio.

Zach vigila mi expresión y la interpreta sin problemas.

-No tienes fiebre- comenta.- He estado pendiente de ti-

Me pregunto qué significa eso en realidad.

Me incorporo poco a poco sin molestar a Bolita que no se entera de nada. He dormido profundamente, pero la espalda me cruje por mil sitios diferentes. No puedo evitar hacer una mueca al apoyarme en la pared. Incluso el cuello protesta cuando echo la cabeza hacia atrás.

Miro a Zach y aunque sigue sin quitarme los ojos de encima, ya no parece asustarse cada vez que expreso un ligero dolor. Prefiero verle así.

-¿Cuánto tiempo ha pasado?- le pregunto.

-Calculo que varias horas- Él también se estira y se recuesta sobre la piedra como si fuera un cómodo sillón.- Dejó de llover poco después de que te quedaras dormida y volvió a salir el sol. Bueno, ese extraño sol que brilla aquí... pero sirvió para que se secaran algunos leños. Salí a buscarlos y pude encender el fuego.-

Patrullas del ExteriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora