Epilogo: Schicksal

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Epilogo: Destino

Existe una leyenda que dice que todos estamos atados a alguien mediante un hilo rojo. Llegamos al mundo destinados a una persona en especial ¿Pero realmente existe o solo son cuentos? ¿Y si esa persona realmente no es la indicada? El destino puede jugar de diferentes formas que no siempre tienen un final feliz.

—Hey Tobio-chan ¿Vas a venir o no?

Ante los gritos insistentes un joven pelinegro volteo su mirada y corrió para alcanzar a su amigo que le preguntaba la razón de mirar con tanto esmero un árbol de sakura. Pero incluso él no entendía porque lo miraba tanto ¿A caso tendría que ver con su vida pasada?

Kageyama Tobio, un joven universitario de 20 años que tenía recuerdos difusos de una vida pasada. Recordaba tener una vida feliz junto a otro joven, que había estado en el ejército, que estuvo en combate, recordaba muchas cosas menos lo esencial: el rostro de su amado.

Él ya se había resignado a negar que era homosexual en esta vida y la pasada, no le importaba cuantas chicas o chicos intentaran llamar su atención, siempre llegaba a su mente que tenía alguien especial, alguien que realmente lo haría sentir aquello que llamaban amor. Además de que todos se fijaban en el solo por su fama, por querer subir de estatus social o simplemente alardear sobre la relación con el mejor armador de la prefectura.

Odio, eso es lo que sentía por aquellas personas que fingían amistad y le dedicaban sonrisas falsas.

Aunque hubiesen muchas personas así a su alrededor, no negaba que tenía amigos verdaderos. Entre ellos el joven que se encontraba ahora a su lado, aunque tenían una relación algo peculiar, desde la escuela media habían hecho un clic y ahora eran buenos amigos.

— ¿Sabes que creo yo Tobio-chan?— por fin el pelinegro lo miraba con atención y eso casi le hizo llorar de alegría.

— ¿Qué los marcianos me abdujeron y pusieron recuerdos en mi mente haciéndome un experimento para su diversión?

— ¡Exacto! Aunque eso no era lo que quería decirte— menciono el contrario haciendo ademanes con sus manos causando que Kageyama riera un poco.

Oikawa Tooru tenía una ligera obsesión con los seres de otros mundos, cuando se habían graduado de la preparatoria le conto acerca de los recuerdos de su otra vida esperando que lo pudiera ayudar un poco, pero nunca imagino que él lo relacionaría con alienígenas y cosas sobrenaturales complicando más las cosas. Para el eran simples recuerdos y ya.

—Lo que quería decirte es que deberías superarlo, ese chico quizá ni existe. Debías divertirte un poco. — Oikawa siempre se preocupaba por su Kouhai, aunque nunca lo admitirá en voz alta, lo apático del muchacho le causaba insomnio algunas veces ¡Si se quedaba soltero toda la vida sentiría que era culpa suya! Y Oikawa Tooru no dejaría que ningún amigo suyo muriera virgen, y solo tampoco.

—No iré a esas reuniones si es lo que insinúas, pronto habrá un torneo —respondió el pelinegro y se dio la vuelta dispuesto a marcharse para evitar los lloriqueos de su amigo.

Pero antes que pudiera emprender su escape Oikawa lo tomo el brazo, lo puso en su espalda y con una sorprendente agilidad obligo al pelinegro a doblegar sus rodillas. Él no había tomada clases de defensa personal por nada.

— ¡Suéltame Kusokawa, o cuando lleguemos al departamento me quedare allí para que no puedas hacer nada con Iwaizumi-san!

—Iwa-chan y yo podemos tener muchas más noches apasionadas, pero si no hago esto ¡tú nunca podrás tener siquiera una! — Las palabras de Tobio habían golpeado su punto débil, pero para situaciones extremas se debían tomar medidas extremas.

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