★Capitulo IV: Unsere liebe★

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Nota: Pueden escuchar la canción del inicio mientras leen.

Capitulo 4: Nuestro amor.

Desde muy pequeño no fui alguien muy sociable, al contrario, me llevaba con muy pocas personas. Y fue debido a mi actitud algo arisca que mi vida se volvió solitaria.

Decidí inscribirme al ejército porque me pareció lo más correcto, y mi familia se alegró con la noticia, así que no me molesto la idea de dar la vida por mi país.

El entrenamiento no me pareció tan difícil como escuchaba rumorear, de hecho lograba alejar mis pensamientos acerca de la soledad que me rodeaba.

Un día en que me encontraba tranquilamente disfrutando la fresca brisa del aire, conocí a Suga y Daichi, ya antes los había visto, se suponía que eran mis entrenadores, pero realmente no les había tomado importancia.

Ellos eran tan amables que me sentía algo mareado cuando los tenia cerca, pero nunca me llego a molestar por completo su compañía. La soledad que me rodeaba se dispersaba cuando estaban cerca, aun así volvía en cuanto se iban.

Cuando me gradué ellos siguieron a mi lado, y poco a poco comencé a conocer a los demás polluelos de Suga, los cuales eran mayores que mí.

Un día ellos fueron cambiados de régimen, supe que se debía a su relación, ya tenían a Oikawa y su romance nada discreto con Iwaizumi, otra pareja comenzaba a incomodar.

Los otros habían sido mandados al frente o a la retaguardia de la guerra. Llegué a pensar que nunca más los vería, pero luego me llegaron cartas que mencionaban su regreso a las ciudades, pero no esta.

Repentinamente me volví a quedar solo, me había acostumbrado a estar rodeado de personas hiperactivas y alegres, que estar de nuevo solo con la monotonía que me rodeaba era algo difícil.

Con el tiempo me acostumbre a la soledad, solo seguía mi rutina y no me esforzaba por hacer algo nuevo, era como ver todo en diferentes tonos grises.

Pero un simple día en que me preparaba para la peor de las experiencias, llegó alguien con mucha luz y no importo la oscuridad que me rodeaba, se puso a un lado mío y alumbró hasta el último rincón de mí ser.

Ya nada era monocromático, podía ver todo en colores brillantes y hermosos que lograban cegarme.

Hinata no lo sabía, pero era mi sol y aquel que alegraba mi rutina, por el intentaría mil y un cosas nuevas cada día.

Las palabras de Suga y Daichi me dieron el valor necesario para poder intentar conquistarlo, ya no quería volver a esa oscuridad, quería permanecer junto a la luz.

Esta vez no me sentí frustrado por la llegada de una nueva semana, extrañamente me sentía más feliz que nunca, desde hoy comenzaría el plan "conquista del sol".

La alegría que sentía se debía notar demasiado porque muchos se quedaron anonadados al verme, bueno, hoy no llevaba el ceño fruncido, era un progreso.

El entrenamiento no fue muy estricto, hasta les había permitido descansar unos minutos. Tsukishima me miro intrigado durante esos minutos ¿Tan rara era mi actitud amable?

Cuando el ocaso se estaba poniendo los había dejado libre, pero antes le pedí a Hinata que se quedara conmigo unos minutos más, cuando dije eso algunos soltaron leves murmullos y risas, de seguro eran los que le molestaban.

El pequeño temblaba levemente, jugaba con sus dedos y la mirada la tenía en el piso como si fuera lo más interesante del mundo, se veía tan infantil y tierno a la vez.

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