♠ Capitulo V: Verzweiflung ♠

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Capitulo 5: Desesperación.

La guerra no se desarrollaba como el emperador quería, la decisión de atacar grandes potencias como Estados Unidos surgió al ver nuestro avance en la marina, además de la alianza con los nazis alemanes y los fascistas italianos.

Pero ahora nuestras tropas en tierra se encontraban en problemas, algunos países cerca de nosotros se oponían a nuestras conquistas.

Mis estrategias ya no eran tan efectivas y el nerviosismo dentro del régimen era palpable.

La noticia no nos tardó en llegar: Debíamos abandonar el lugar y unirnos a las tropas que se encontraban en la lucha contra China.

No había opción alguna, nuestras vidas serian el sacrificio necesario para cumplir con nuestros ideales expansionistas.

Los primeros en irse fueron Oikawa e Iwaizumi, la mirada que nos dieron ese día a Hinata y a mí, reflejo sus deseos de que volviéramos a salvo. Ellos por tener un mejor rango habían sido transferidos solamente de lugar, no irían al frente.

Yo tuve la misma oportunidad, querían que creara una estrategias tan efectivas como la toma de territorios chinos, en la cual estuve involucrado, pero no podía abandonar a Shoyo, debía estar junto a él.

El pequeño peli naranja me había reprochado lo errado que estaba al escogerlo antes que mi vida, pero él no sabía que prefería morir junto a él que llevar una vida sin su compañía.

Luego de una semana desde que llego aquel telegrama, viajamos durante varios días hacia las tropas ubicadas en territorio chino, su alianza con los estadounidenses nos había dificultado mucho la batalla.

El emperador exigía que tomáramos por completo la capital del país y luego el control total del país, pero ya llevamos varios meses luchando y solo se habían capturado pequeños pueblos.

Cuando llegamos al destacamento que fuimos asignados el recibimiento fue muy diferente a lo que esperábamos.

Rostros sin vida, pálidos y con los ojos perdidos, era como ver la desgracia misma, nadie se había acercado a saludarnos.

La imagen de aquellas personas se volvió recurrente en mis pesadillas, era la peor visión del mundo que se podría tener.

A pesar de lo lúgubre que se veía el lugar, la felicidad y entusiasmo que desprendía Hinata logró animar a algunos de los soldados. Mi novio era el sol que le faltaba a esa triste realidad.

No tardamos en adaptarnos y al poco tiempo yo me había hecho cargo del pequeño grupo de personas que existía en el lugar, su comandante no se molestó, estaba en acuerdo con cada una de mis ideas.

Había ideado un pequeño plan para apoderarnos de un pueblo chino, no contaba con mucha vigilancia y mientras creábamos una revuelta allí, se podría aprovechar para atacar otros lugares y por último la capital.

La noticia se le comunico a los diferentes campamentos, ellos no tardaron en responder y dar su afirmativa acerca de su participación en el plan.

El único que se oponía a ello era el oji marrón, se negaba a acatar mis órdenes. En cuanto le dije su papel dentro de la estrategia se enojó y no quería dirigirme siquiera la mirada.

-Hinata, por última vez te lo pido, quédate aquí.

Mi única orden para él era esa, no quería verlo lastimado. No negaba su fuerza y habilidad, pero en solo pensar que estaría rodeado de personas que no tendría piedad alguna, me había negado a dejarlo participar directamente.

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