Lienzo en blanco

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  Las delicadas manos de Chloe se movían con armonía por el violín, pero no era un sonido cualquiera, más bien era como un canto ¡Eso mismo! Como el mismo canto de los angeles; seguramente la joven rubia no era la mejor violinista del mundo, tal vez ni siquiera la mejor de París, pero a Nathaniel no le importaba en lo más mínimo si era una profesional, por qué claro estaba que Chloe era simplemente una diosa, su rostro hermoso notaba el disfrute de su melodía y su boca entre abierta diciendo algo inaudible.

Cuando la mirabas a más detalle podías notar que su cabello más que rubio era dorado y que los pequeños vellos de sus brazos eran aún más invisibles con su color amarillo, sobre su nariz tenía pecas rosadas que solo se veían en ocasiones como está cuando no llevaba maquillaje, la corta falda que aprisionaba sus caderas y una blusa amarilla con los primeros dos botones desabrochados incitando a recorrer con la mirada sus clavículas marcadas.

El joven paro de pintar mientras ella continuaba con el instrumento, ningún cuadro podría capturar completamente la escencia de Chloe; unos minutos después ella dejó el violín sobre la mesa, se miraron fijamente durante unos largos segundos hasta que ambos compartieron una sonrisa.

-Tenia mucho tiempo sin tocar para el público -confesó Chloe mientras se sentaba en el mueble del estudio dónde Nathaniel dormía.

-Yo no soy un "público" como tal -Dijo haciendo las comillas con sus dedos.

-Eres mi expectador -

-Su admirador querrá decir- Y ahí volvió un poco la incomodidad.

Chloe sabía que no tenía siquiera que haber aceptado la invitación, no entendía que pudo haber llevado a Nathaniel a querer escucharla tocar, ni sabía su fascinación hacia el instrumento.

Era muy obvio que el pelirrojo lo hacía por coquetearle y aunque se había prometido mantenerse firme ante todo, con el apuesto chico frente a ella se le dificultaba, no es que fuera a faltarse a sí misma pero tenía una fascinación por su cabello pelirrojo y esa camiseta negra que se entallaba a su definido cuerpo, sus manos largas y delgadas con los brazos fuertes marcados por la venas, ninguna mujer podría resistirse a esa mirada aguamarina.

Nathaniel se levantó de su asiento con un pincel limpio en su mano y fue hasta el estante de la sala para colocar su caja de pinturas, la rubia no le quitaba para nada la mirada de encima, se decía que era para vigilar que no hiciera nada raro pero sin quererlo se mordía el labio inferior al mirar su espalda ancha.

-Chloe, serías tan amable de soltarte el cabello? -Pregunto Nathaniel en un susurro acercándose a donde ella estaba sentada.

Para el tenerla así era toda una obra de arte así que pidió lo último que hacía falta para resaltar su belleza de angel, desató la liga de su cabello dejando que este se esparciera sobre sus hombros y el espaldar del mueble, en pocos segundos paso a ser la persona más ardiente dentro de la habitación, cerró los ojos mientras lo hacía y los abrió cuando sintió una cosquilla en su mejilla; observó a Nathaniel paseando la punta de un pincel por el contorno de su rostro, pensó enseguida que le estaba pintando por la manera tan dócil con la que la exploraba pero el pincel se mantenía seco al contacto, cuando le miró directo a los ojos el chico no perdió la oportunidad de reírse.

-No tengas miedo -Esas palabras nunca habían logrado tranquilizarla y con la situación en la que estaba se volvió más nerviosa.

-No tengo miedo, me das cosquillas -Hizo una mueca con la boca que causó mucha gracia al pelirrojo.

-Chloe eres muy hermosa... seguramente no soy la única persona que lo dice - pasa la mano por sus facciones detallando con los dedos el relieve de su nariz y sus pómulos- Tu eres como un lienzo en blanco

-¿Un lienzo en blanco? - La palabra sale de sus labios a tono de pregunta, sin perder el contacto visual con su acompañante va cerrando poco a poco los ojos disfrutando del toque delicado.

-Exacto -Afirma el con una sonrisa- Cuando te observo no puedo evitar pensar que eres un sitio para plasmar nuevas obras -Chloe cierra los ojos por completo cediendo ante el tacto que va bajando por su cuello y sube de nuevo hasta su oreja-Ya me imagino todos los colores que se pueden encontrar en tí, el paisaje que forma tu rostro, la simetría de tu cuerpo-

La rubia se siente en un trance cuando las manos del artista acarician su espalda a forma de pinceladas, intenta no perder la cordura pero se siente como en las nubes. Coloca una de las rodillas sobre el mueble para estar aún más cerca de ella, mueve las manos a su nuca y hace lugar entre su cabello, la cara de Nathaniel se acerca a la de ella por primera vez en toda la tarde y este parece ser el acontecer más sorprendente; sus labios están muy cerca de juntarse así que Chloe entre abre los suyos deseando lo inevitable pero el en lugar de unirlos exhala un calor que hace estremecer sus sentidos, mientras que le hace un masaje a su cabello su boca apenas y roza sus labios contra los de ella para cambiar su rumbo a su barbilla, luego su cuello donde va dejando besos y pequeñas mordidas.

La rubia estira su cabeza hacia un lado mientras deja salir grandes suspiros, la respiración de ambos se hace lenta y caliente. Nathaniel lleva la mano derecha por detrás de la nuca de Chloe para apartarle el cabello y en el momento justo donde ella está sumisa y pérdida a sus encantos se escucha de fondo la música de un celular.

Antes de que Chloe pierda el su tranquilidad le toma del hombro y se apodera de sus labios, un juego simple, continúa el tono de fondo pero Nathaniel se esmera por mantenerla junto a el mientras pasa las manos por su cabello. 

Mete la mano a su bolsillo y suelta a Chloe, la rubia está aturdida mientras recupera la respiración pero Nathaniel se aleja lo más rápido posible a contestar su celular.

-Tengo que contestar -Chloe todavía intenta asimilar ese alejamiento tan brusco, piensa que lo que acaba de ocurrir pudo ser una ilusión pero siente el cosquilleo de sus labios hinchados.

Mientras que el pelirrojo sigue intacto, con el cabello peinado y la ropa lisa, diferente a Chloe que tiene la camisa abierta arrugada, todavía está jadeando, Nathaniel apenas la ve durante unos segundos mientras conversa en su celular; ahora se siente sucia, después de haber disfrutado esos diez minutos entre caricias se ve como una cualquiera cuando Nathaniel no es capaz de sostenerle la mirada. Enojada se acomoda la camisa y se levanta del mueble como esta de espalda a el no le presta ni la mínima atención cuando recoge su bolso y se dirige a la puerta del estudio, sale dando un fuerte portazo que alerta al pelirrojo pero cuando quiere detenerla ya no se encuentra en el pasillo del edificio.





Hola! Espero les haya gustado la portada, la cambiaré dentro de poco, que sugieren?

La nueva monalisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora