Amor

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Día 24.

Mis ojos iban desde el lado izquierdo hasta el derecho de mi cielo raso, abierta como una estrella en la cama, mi cabello suelto y la sintonía de una emisora local, mi madre cocinaba abajo y papá veía la tele, mi pecho subía y bajaba mientras en mi cabeza no había ningún pensamiento dominante, me iba desde cuándo me iría de casa a el rosado de las paredes. Elevé mi cuerpo y me senté mirando a mi reflejo en el espejo: unos shorts cortos, medias dispares y una blusa blanca ombliguera, tenía cara de nada, esa que no tiene expresión alguna y pareciera que siempre ha sido igual, suspiré y en eso el timbre sonó; en los últimos días los vecino se habían tomado la libertad de prepararnos postres o de venir a darnos el pésame, recibí a los primeros tres, luego me rehusé a estar presente. Y ese día no fue una excepción, el timbre sonó otra vez y me volví a dejar caer de espalda, cerré mis ojos y en segundos escuché unos pasos subiendo las escaleras, y de pronto al llegar al pasillo se detuvieron en mi puerta adornada con luces que no había vuelto a encender desde que llegué. Dos golpes anunciaron la presencia de alguien y dispuesta a tolerar a que una de las hijas de las vecinas calmara su ansiedad de verme y dar sus condolencias, exclamé un suave "pase", la perilla se giró al tiempo que yo me sentaba en la cama, cuando estuvo abierta su figura y cabello oscuro hicieron que en mi rostro se dibujara una amplia sonrisa, de esas que tenía mucho de no mostrar, ella me sonrió ahí de pie y cuando creí que el aire se había esfumado del lugar, me levanté y corrí un poco hasta abrazarla, le rodee el cuello con mis brazos y sin gesticular una sola palabra nos besamos, ella me pegó más a su cuerpo con sus manos en mi cintura, yo tocaba su cuello y cabello, sus labios y los míos actuaba por instinto y de repente mi lengua exigió entrar en su boca, la suya me examinó y se paseo por toda mi boca como si fuese un nuevo destino; nos apartamos entre pequeños besos para luego abrir mis ojos y mirarla.

-no sé cómo sentirme con respecto a que me hayas encontrado -susurré.

-yo estaría asustada, porque ha sido toda una osadía encontrar tu dirección -besó mis nariz y sonreí.

-¿no volviste al campamento? -la miré y ella negó.

-no, no quise volver sin ti -acarició mi cabello y cerré mis ojos.

Me aparté con pereza y cerré la puerta, la tomé de la mano y la guíe hasta mi cama, se sentó frente a mí y nos tomamos las manos, sólo nos veíamos y eso parecía estar bien, era suficiente para empezar a sanar mi corazón, sin embargo las preguntas me llenaban la garganta y supe que ella lo entendió de inmediato cuando apretó mis manos y sonrió.

-corté todo con Finn cuando dejaste el campamento, llamé a papá ese mismo día y pedí que fuera por mí, hablé con él y -se detuvo y apreté sus manos.

-¿te han tratado mal? -susurre y ella me miró.

-mamá no me habla, pero papá sí, en todo caso -me miró y sonrió. - yo te amo, y mi amor por ti es más fuerte que cualquier desprecio, me niego a dejarte.

-yo también te amo -acaricié su cara con mi mano, ella cerró los ojos y aproveché para tirarme sobre ella y besarla. - ¿viniste sola? -susurre sobre ella, con mis brazos a cada lado de su rostro.

-no, papá me trajo -me miró sonriente y mi rostro perdió toda expresión.

-¿hablas en serio? -me levanté y ella rió.

-¿me vas a decir que te da miedo? -me miró divertida y entrecerré mis ojos.

-no, pero, yo fui la que enamoró a su hija -la miré y mordí mi labio.

-amor -susurró y la miré aún con mi labio entre mis labios y mi frente arrugada, ella sonrió y besó mi nariz. - tranquila, solo quiere conocerte.

-¿lo dejaste con mi papá? -la miré y ella asintió, yo reí. - mi padre es capaz de volver loco a cualquiera.

-el mío tanbién, ahora, ven para acá -tomó mi cintura y me tiró sobre ella, reí y me besó.

-te he echado mucho de menos, amor -susurré y ella sonrió.

-y yo a ti -me besó y suspiré.

Me abrazó y yo la abracé, mi cabeza en su cuello y su respiración en mi frente, cerré mis ojos un momento y me permití olerla, por una vez en muchos días, sentí que el mundo se detuvo y que todo volvía a estar bien, que yo volvía a ser feliz y aunque me faltaba Timothy, tenía a alguien más ahí, dispuesta a arriesgarse por mí, me aparté un poco y levanté mi rostro hasta dejar mis labios en su mandíbula, la besé y mordí, pasé mi lengua delicadamente por sobre su mandíbula para que luego ella se acomodara y dejara sus labios a mi alcance, me coloqué sobre ella mientras sus manos apretaban mi cintura y sonreí, me incliné y mi cabello cayó como dos cortinas, pasé mi lengua por sobre sus labios y cuando me quiso besar me aparté, ella se quejó y sonreí, antes de enderezar mi espalda le di un besito en su nariz y ella sonrió.

-¿qué intentas hacerme? -dijo con su voz muy ronca.

-lo que me permitas -susurré y ella se mordió el labio.




¿Y si les digo que este es el final?

Ahora que volví -Calzona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora