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Su cabello negro y liso flotaba al son del viento así como las hojas de los árboles y arbustos. Amaba sentirse en libertad y sentir la tierra húmeda entre los dedos de sus pies mientras recorría el bosque tranquilamente y recolectaba cada planta medicinal que se topara en su camino.

¡Cuán hermoso sería hacer el mismo recorrido en sus cuatro patas! Pero incluso cinco años después de su presentación, seguía sin ser capaz de hacer su metamorfosis como loba.

Aún así, aquella mañana muy temprano acompañó a la señora Yoon a la recolección semanal de plantas para preparar té, cremas o medicinas, como siempre solían hacer. Ella era su aprendiz y esperaba con el tiempo convertirse en una buena curandera justo como ella.

No solo la apreciaba por haberla recibido con los brazos abiertos cuando sus padres fallecieron, sino que también la apreciaba por transmitirle todos sus conocimientos sobre magia y curación al mismo tiempo que la ayudaba a esconder esa parte de su vida. Porque nadie más podía enterarse.

Pero aquel día las cosas se encontraban diferentes a cualquier otro.

Desde la pequeña montaña podía verse lo ajetreado que se encontraba el pueblo y ambas llegaron a la conclusión de que debía volver lo más pronto posible.

Algo había pasado.

--¡Hara, apresúrate y vuelve, cariño! Recuerda que yo soy la única que tiene permiso de salir del palacio--.

La señora Yoon la bajó de su nube de pensamientos y ella decidió comenzar a correr hacia el palacio.

Tenía que darse prisa antes de que cualquiera notara su ausencia y descubrieran que se había escapado al bosque, aún así fuese sólo por pocos minutos.

No quería volver a ser castigada por romper las reglas impuestas por el rey. Igual, tampoco era que temiera del rey, puesto que rara vez le veía en el palacio, sino que las cosas se volvían complicadas gracias a su supervisora Somi, la criada real, que parecía tener algo en su contra y la trataba de la mierda siempre que la veía.

Minutos después, llegó a la orilla del bosque y sacó de un tronco hueco sus zapatos. Ese era el mejor escondite del bosque. Siempre se los quitaba y los escondía en aquel tronco antes de adentrarse entre los árboles para no ensuciarlos y para sentirse más libre y disfrutar de la caminata.

Se limpió los pies rápidamente con el fondo de su largo vestido, a manera de que la suciedad no quedara visible para los demás y se colocó los zapatos en sus lastimados pies sin poder evitar soltar un pequeño alarido. Debido a aquella carrera hacia el palacio, no había puesto demasiada atención en su camino y terminó por toparse con varias espinas.

Antes de seguir su camino miró hacia lo profundo del bosque y supo que había dejado a la señora Yoon muy por detrás, ya que ella no tenía habilidades de loba y su avanzada edad la hacía moverse demasiado lento. Dio un largo suspiro, terminó de acomodarse sus prendas y así, sin más, dejó la canasta llena de su recolección de plantas en el mismo hueco del árbol y siguió corriendo. Sabía que la señora Yoon sería capaz de encontrarla más tarde.

***

--¡¿Dónde has estado?! Llevo dos días buscándote niña!-- Una figura varonil la tomó de la muñeca y la hizo girar en su dirección antes de que la chica continuara con su camino.

--¡¡¡Demonios Jimin!!! ¡Casi me matas del susto! Pensé que eras Somi.

--Tranquila, justo me preguntó por ti y le dije que te había pedido tu ayuda para limpiar el balneario. Ha estado de acuerdo.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de aquel muchacho, contagiándola a ella.

--No tienes idea de la que me has salvado Jimin, muchas gracias.

THE ENCHANTED PRINCE (J.HSK) -OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora