*Prodigium: palabra en latíno que significa 'monstruo'
LuHan estaba condenado a pasar sus días con un grupo de personas con las que debía aprender a sobrevivir, pero no sólo sobrevivir a ellos, sino al mundo.
El mundo se había vuelto un campo de batalla. Cada ciudad, cada rincón del mundo, había cambiado para ser el escenario de una horrible obra de teatro.
Las personas habían empezado a ponerse violentas y crueles. Las guerras habían estallado una vez más, pero no habían sido como las otras dos previas. Habían sido mucho peor. No había nadie que los liderara, cada país, cada persona, peleaba por su propia causa.
La moral había empezado a perderse. Se mataban unos a otros, sin importar si era una pequeña niña o un anciano adorable. Habían dejado de ser personas, para ser bestias.
Ahora no había una civilización como lo había antes, no había gobiernos, ni fuerzas armadas. Todo estaba en ruinas, destrozado y sin vida. Había existencia, pero no vida.
Las personas habían empezado a juntarse en pequeños grupos, ocultos de los demás que quedaban. Matándose entre ellos cuando se veían obligados a luchar por comida o un nuevo lugar para quedarse.
LuHan siempre había querido que el fin del mundo fuera con un apocalipsis zombie o con extraños extraterrestres bajando desde el cielo para tomarlos como exclavos. Ese había sido, probablemente, el sueño de todo niño tonto.
En cambio, había visto a sus propios padres matarse entre ellos durante una discusión que ya no recuerda. Sólo recuerda lo fácil que había sido para ellos acabar con la vida del otro. Como si no tuvieran sentimientos.
Al día siguiente, aún llorando, LuHan fue encontrado por un grupo de personas jóvenes que lo llevaron con ellos. LuHan habría preferido morir en ese lugar, junto a sus padres.
Ahora era mayor. Bueno, sólo tenía 18, lo cual no significaba nada en el mundo actual. Ya no significaba irte de casa y hacer tu vida, o la entrada a bares y bebidas alcohólicas. Sólo significaba que habías sobrevivido hasta los 18; difícil para los que eran niños como él cuando todo empezó.
LuHan había visto morir a muchos de su grupo. Jóvenes y adultos, todos morían igual. Muchas veces LuHan había deseado ser uno de ellos. Odiaba dormir con un ojo abierto y con los músculos tensos todo el día. Pero sin duda, estaba agradecido de que su grupo tuviera reglas como la de "nunca matar a uno de nuestro grupo", pero eso aveces no lo salvaba de su crueldad.
Era como si la maldad, el sentimiento de crueldad, se hubiera asentado en el alma de los humanos, menos en el de LuHan. Él creía que había llegado tarde a la repartición de maldad, porque nunca había matado a nadie, nunca había querido lastimar a alguien.
Cuando todo empezó, su madre se sentó en su cama de cochecito una vez y le dijo:
—El diablo se ha adueñado del mundo, Dios nos ha abandonado. —los dedos largos y finos de su madre acariciaron los cabellos dorados de LuHan con ternura —Pero no dejes que también se adueñe de ti, tú eres especial, LuHan. —le había dicho.
Una semana después, su cadáver se encontraba frente a LuHan, junto con el de su padre.
Ahora vivía con una mano en el gatillo y oculto del resto. Su grupo se había reducido la anterior semana, cuando se encontraron con otro grupo. Solían ser 10, ahora eran sólo 6 y todos eran jóvenes como LuHan. Ningún adulto había sobrevivo al otro grupo.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó JongDae junto a él.
Estaban refugiados en una antigua casa en los suburbios. Habían encontrado latas de comida vencidas, pero se las habían comido de todas formas. Sus estómagos estaban acostumbrados a recibir cosas en mal estado. No podían darse el lujo de escoger.
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PRODIGIUM ° HunHan °
Fanfiction[SE EMPEZARÁ A PUBLICAR UNA VEZ TERMINADO EN BORRADORES] El mundo está muriendo, al igual que los buenos sentimientos. La violencia es la única herramienta para sobrevivir. Pero LuHan es diferente, él no está convencido de ello. El amor puede ser m...