**Vida y Mentiras de Albus Dumbledore**

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Harry había perdido su varita, no podía ni imaginarme lo que debía estar sintiendo en este momento, no podía evitar pensar que esa varita partida por la mitad bien podría ser la mía.

-Harry, Deidre, queríais saber quién era el hombre de la fotografía. Bueno... tengo el libro.- Tímidamente Hermione puso sobre su regazo una copia inmaculada de Vida y Mentiras de Albus Domblemore.

-¿Dónde... cómo...?- pregunté perpleja.

-Estaba en la sala de estar de Bathilda allí tirado así que...- reveló Hermione con un ligero sonrojo en sus mejillas por haber robado el libro a la anciana mujer.

-Creo que debe haber llegado mientras la verdadera Bathilda estaba viva pero ¿quizás no estaba en condiciones de leerlo?- aventuré yo.

-No, probablemente no lo estaba.- susurró Harry cabizbajo.

Bajé la mirada a la cara de Dumblemore y experimenté una oleada de salvaje hambre por conocimiento.

Ahora averiguaría todo lo que Dumblemore nunca había pensado que valiera la pena contarme, tanto si Dumblemore lo quería o no ahora sabría mi querida y preciada verdad.

-Todavía estás realmente enfadado conmigo, ¿verdad?- preguntó Hermione.

Advertí lágrimas frescas manando de sus ojos mientras la rabia se mostraba en la cara de Harry.

-No. No, Hermione, sé que fue un accidente. Intentabas mantenernos vivos y estuviste increíble, habríamos muerto si tú no hubieras estado allí para ayudarnos.- musitó Harry quedamente tratando de devolverle a pálida sonrisa que le ofrecía yo a Hermione, luego volví mi atención al libro.

El lomo estaba rígido, estaba claro que nunca antes había sido abierto.

Hojeé las páginas buscando fotografías.

Las encontré casi inmediatamente, el joven Dumblemore y su apuesto compañero rugiendo de risa por alguna broma largamente olvidada.

Albus Dumblemore poco después de la muerte de su madre con su amigo Gellert Grindelwald.

*Grindelwald. Su amigo Grindelwald.*

Miré de reojo a Hermione y a Harry los cuáles todavía contemplaban el nombre como si no pudieran creer en sus ojos.

-¿Grindelwald?- preguntó la chica en un susurro.

Ignorando el resto de las fotografías busqué en las páginas de los alrededores la repetición del fatídico nombre.

Pronto lo descubrí y leí ansiosamente pero me acabé perdiendo.

Era necesario ir más hacia atrás para que todo aquello tuviera sentido y finalmente me encontré al principio de un capítulo titulado "El Bien Mayor".

Acercándose a su décimo octavo cumpleaños, Dumbledore dejó Hogwarts en el resplandor de la gloria... Alumno destacado, Prefecto, Ganador del Premio Barnabus Finkley de Lanzamientos de Hechixos Excepcional, Joven Representante del Wizengamot, Medalla de Oro, Ganador por su Gran Contribución a la Conferencia Internacional de Alquimia de El Cairo.

Dumbledore tenía la intención de hacer un viaje largo con Elphias "Dogbreath" Doge, el compañero tonto pero devoto que había adoptado en la escuela.

Los dos jóvenes se hospedaban en el Caldero Chorreante en Londres preparándose para la partida a Grecia a la mañana siguiente cuando llegó una lechuza con noticias sobre la muerte de la madre de Dumbledore.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //7//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora