Part 11

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Wang.

Nos habíamos despedido sin más, suelto una pequeña risa recordando que de pequeños nos despedíamos de la misma manera que ahora. Namjoon siempre ha sido alguien tranquilo, nunca le he visto gritar sino es por algo que valga la pena. Nunca le he dicho palabras que indiquen alguna forma de cariño, pero él sabe que entre nosotros las acciones valen más que mil palabras. Por ejemplo salir los dos de esta isla, dejar las cabañas que ya huelen a mar y peces de tanto caminar y llevar el olor a mar a nuestras casas.

También lo sé, aunque no le diga que lo sé. Sé que Namjoon una noche salió en su bote, se fue un poco más lejos. Yo le miraba de casualidad en unas de las noches que no podía dormir, había una intuición de que algo sorprendente sucedería esa noche, y sí, fue ver a Namjoon recoger algo que emergía del mar hacia su bote. ¿Sirena? Podría ser, mi punto es que me preocupa porque desde ese día Namjoon no ha sido el mismo. ¿Lata de sardinas para dieta?
Sonrío y entro a mi casa, cambio mi ropa por algo más cómodo, limpio y que no huela a mar.
Me dirijo a mi habitación, tomo la única mochila que he tenido toda la vida y empaco en ella lo necesario que necesitaría para un viaje de ida. Miro a través de la ventana de mi habitación, afuera todo es silencio, pero de alguna manera siento una sensación de angustia al fijarme en la casa de Namjoon.
Salgo de casa con mi mochila, la perla en el bolsillo que nos promete a Namjoon y a mí otra vida lejos de acá.

No es que no crea en las leyendas del mar y su excentricidades, siempre me han hablado de ellas pero al final de cuentas son eso, leyendas.
Por alguna razón siento el camino más largo hacia su casa, correr nunca había parecido tan agotador. A unos cuantos metros de llegar me detengo, el ruido de una gaviota común me distrae, esta vuela hasta una de las ventanas de su casa ¿será la cocina? Después de verla asomada ahí, de repente desaparece como si hubiera succionada hacia dentro y luego son solo golpes.

- ¡Namjoon! – Grito su nombre y entro en la casa buscándolo, no está en la sala. Corro a su habitación y me quedo parado frente a esta. Un olor fuerte, como si Namjoon durmiera en una red llena de peces recién pescados. A eso olía. – Nam...joon.

Apenas le llamo y mi vista se encuentra con una criatura que apestaba a sangre y comida de mar junta. La gaviota que hacía poco me había distraído ya no existía, al menos la mayor parte. Yacía desparramada en el suelo dejando ver su pecho abierto.

- ¿Qué demonios es eso, Namjoon? ¿Qué es eso? – Me agacho frente a él, le sacudo para llamar la atención. Miro hacia atrás mío y esa criatura mastica haciendo el mayor ruido posible. Mi mueca de desagrado no puede ser más específica, el olor que provenía de su boca al masticar las vísceras me causaba arcadas. Cada vez le oía más fuerte triturar los miserables huesos del ave, le escuchaba tragar entero algunas cosas, gemía y retorcía su cola disfrutando de tragar algo tan pequeño. Se detiene por lo que parece un segundo, deja de mirar y jugar con el cadáver y ahora me mira a mí.

- Wang... Wang... ¿Qué demonios haces acá?- Si no es porque Namjoon me habla, no desprendo mi vista de esa criatura que parecía haberme rajado con la mirada oscura que tenía. No se veía nada en sus ojos.

Namjoon estaba pálido, demasiado pálido. Se cubre la nariz, se incorpora del suelo y a tortuosos pasos lentos que parecían hacer eco en el suelo, se acerca a la criatura a unos cuantos pasos de ella. De la gaviota solo quedaba su cuerpo vacío, plumaje lleno de sangre y sus patas encorvadas hacia arriba. Olía demasiado horrible.

- Seokjin. – Le llama a la criatura y esta de manera aterradora para mi gusto se arrastra llevándose el cuerpo de la gaviota bajo su cola hacia los pies de Namjoon. Su rostro cambia, podía encontrar color en sus ojos, mueve su cola feliz como si de un perro se tratase.

- Namjoon... aléjate de esa cosa. – Le pido con una voz bastante asustado.

- Tienes que ayudarme a devolverlo al mar, Wang. De esto era lo que hablaba cuando dije que tenías que ayudarme. – Él me habla tranquilo aunque su labio tiembla.

La criatura me observa, después mira lo que fue su comida hace unos momentos y la lanza hacia mi cara, con fuerza, estampándome esa cosa que salpica mi rostro con lo poco que queda, algo de sangre y otras cosas blandas, lo que me deja sin poder ver, al yo intentar limpiar mi cara y ojos.

- ¡No, Seokjin, no! – Ese es Namjoon gritándole a la criatura.

Escucho caer algo pesado al suelo e intento abrir uno de mis ojos, veo algo borroso e identifico a Namjoon en el suelo que está siendo agarrado de un brazo. Todo parece ir lento cuando él extiende su otra mano pidiendo mi ayuda y Seokjin, como él le llama, abre su boca lo más grande posible, sus manos con garras, ya antes sucias, se entierran en la muñeca de Nam. Le destroza el musculo y con sus dientes arranca sin piedad el brazo derecho de mi amigo. Mis oídos parecen escuchar cómo le rasga la piel y musculo, como si de papel se tratase, los gritos y aruños de Nam en el suelo hacen eco en mis odios.


"Miedo al sonido. Miedo al olor de sangre y mar juntas, así describiría esta noche el amigo de Namjoon. Jackson Wang, él había visto como el cuento de que en el mar se encontraban extremidades humanas era cierto"

Nácar de Seokjin. {Namjin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora