10. Entre ella y tú

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Una oleada de calor la acometió con dureza, sus respiraciones se incrementaron y su corazón se movía demasiado rápido. Su pecho subía y bajaba con desesperación por cada vez que intentaba calar todo el aire posible, el dolor la agredía de manera brutal. De pronto parecía que ella ya no estaba más ahí, que su cuerpo se había estancado en ese lugar, pero su mente y alma la habían abandonado.

—No....No —balbuceó negando con la cabeza. Era una equivocación, Jimena, su hermanita no podía estar muerta, eso no tenía sentido. Todo empezó a dar vueltas y sus párpados le pesaron en gran manera. Ya no podía controlar nada que le perteneciera, ya no podía mantenerse en pie.

Adivinando el shock que le había causado, Derek la sostuvo para evitar que se cayera. Le golpeó el alma verla tan vulnerable, con los ojos cerrados, desfallecida. Tuvo tanto miedo de que ella se quedara de ese modo para siempre como...

—¡Oh cielos! —exclamó Lara—. Llévala a tu habitación Derek, se ha desmayado.

—Necesita reponerse —prosiguió Sandro.

Con mucha facilidad Derek la cargó y la llevó a la que había sido su habitación. Después del entierro, él había decidido mudarse a uno de los departamentos de su familia. El recuerdo de Jimena permanecía intangible dentro de esa casa, tanto que era insoportable, prácticamente imposible respirar.

Con cuidado recostó a Jana sobre la cama, y verificó que estuviera todo en orden con ella. Al comprobarlo la cubrió con su cobija. Le apenaba tanto verla así.

—Lo siento tanto —musitó.

Después de contemplarla unos instantes y sentir terriblemente el parecido que tenía con Jimena, la dejó sola para que descansara. Bajó las escaleras con parsimonia, y miró a sus padres con reproche. Apretando la mandíbula fue hacia el sofá, y esperó a que ellos se sentaran frente a él. Se estrujó el rostro con destemplanza, no sabía por dónde empezar.

—¿Cómo fueron capaces de ocultarme algo así? —Su voz sonó dura y exigente.

Lara buscó apoyo en su marido.

—No lo creímos necesario —contestó su padre.

Sintiendo la indignación salir de cada poro de su piel terminó por reír irónico.

—¿Que no fue necesario?

—Jimena deseaba empezar una nueva vida, y estábamos de acuerdo —intervino Lara—. Y cuando ella murió, fue más difícil contarte sobre Janna.

Él frunció el ceño con tanta tensión que le dolió.

—Por eso no le permitieron asistir al entierro —espetó con amargura—. Esa pobre chica ha venido con la ilusión de ver a su hermana y... —No fue capaz continuar.

—Eso no fue así, Jimena quiso que así fuera. —Con cautela, Lara le entregó lo que parecía ser una carta.

Flashback

Jimena había manchado muchos paños con sangre, con sangre que ya ni siquiera tenía. Le causaba tanto hablar que su madre ya no podía verla en tal estado, la aflicción era mucha.

—Mamá —murmuró con mucha dificultad.

Lara se sentó junto a ella con los ojos llorosos y mirada apesadumbrada.

—¿Qué necesitas cielo?

—Mamá, pronto voy a morir...

—No digas eso por favor. Sumió por la nariz intentando no soltarse a llorar.

Mi Nueva Primavera© [Primera historia de serie Gemelos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora