ch. O2

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–¿yena, con quién irás al baile? –preguntó uno de los alumnos que se habían apiñado en el pupitre de yena durante el recreo.

–aún no lo sé –yena se rió.

seguidamente, un coro de "elígeme a mí" resonó en la clase y yuri, que observaba desde la fila de atrás, decidió que era su señal para marcharse. yena la vio irse y se excusó con el grupo que la tenía acorralada para que la dejasen salir. sentía la necesidad de seguirla, de estar con yuri. yena persiguió a yuri por los pasillos, taciturna sobre si llamarla o no; sus últimos encontronazos no habían sido muy amigables.

sin embargo, cuando una chica salió de la nada y acorraló a yuri contra la pared, empujándola con fuerza contra ella, yena  actuó por impulso; salió corriendo hacia ellas.

–¡yuri! –la mayor llamó, alertando también a la chica desconocida de su presencia.

esta se llevó las manos a la boca, soltando  de esta forma el pelo de yuri que había estado tirando unos momentos antes. yuri miró a yena con una mezcla de desconfianza y confusión.

–¿estás bien? –preguntó yena al llegar a su lado, echando a un lado a la chica desconocida, y sujetó sus hombros.

yuri agachó la cabeza y apartó las manos de la más alta de encima de ella, pero no se alejó mucho.

–sí.

–¿qué pasaba? –entonces yena se dirigió a la chica que había acorralado a yuri– ¿por qué la estabas... ?

–¿no te acuerdas de mí? –la interrumpió la otra, con ojos llorosos– intenté confesarme ayer pero huíste al verla a ella. ella lo arruinó todo.

yena no supo qué decir. no coincidía con la chica; yuri no tenía la culpa de nada.

–yena no te quiere, supéralo –habló yuri, seria–. me voy al comedor, tengo hambre y no me gustan los dramas.

las otras dos chicas vieron como yuri se alejaba, pero una la siguió.

cuando yuri notó la presencia de yena cerca, se paró y se dio la vuelta.

–¿qué quieres? –preguntó, borde.

yena tartamudeó.

–no lo sé.

–pues entonces para de seguirme. en serio. déjame.

yuri metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y su estómago rugió. seguía teniendo hambre.

–yuri... –la llamó por la que parecía la quincuagésima vez en el día, yuri se volvió a dar la vuelta a regañadientes; ya estaba cansada de todo esto. se encontró con una yena indefensa, jugando con sus dedos– ¿por qué no te gusto?

oblivious | cyn + jyrOù les histoires vivent. Découvrez maintenant