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y entonces, sangre.
–¡no sabes el trabajo y las agallas que me han tomado declararme a yena, solo para que vengas tú y me la robes! –gritó koeun en el patio trasero del instituto, sus ojos casi saliéndose de su cara por la furia y su cara roja como un tomate. además, estaba despeinada; en resumen, parecía un monstruo. y yuri estaba aterrada– ¡la tratabas fatal, ¿dónde ha quedado eso ahora, falsa?! ¡yo nunca la hablaría tan mal como tú!
yuri sintió una punzada de dolor en el brazo. su cabeza comenzaba a doler por los golpes que le había propinado koeun después de acorralarla. también sangraba su pierna de cuando se había caído al suelo; ahora veía a koeun desde abajo, como una mísera hormiga.
–ella siempre ha sido tan buena conmigo, todos los días me preguntaba qué tal estaba, si había comido bien y si había descansado. yena es un alma pura –dijo más calmada, soñando despierta con una sonrisilla embobada de enamorada, en breve, su expresión cambió a otra más enfurecida–. ¡no te la mereces, nunca te la merecerás! –gritó koeun, enloquecida.
–si yo no me la merezco, tú tampoco –consiguió decir yuri con voz rasposa por el dolor. a pesar de todo, ella se veía firme y confiada–. no la trates como a un trofeo; es una persona.
koeun reprimió un grito de frustración pero yuri siguió hablando.
–yena ha cometido muchos errores, más de los que el instituto quería aceptar y simplemente la trataban como a una diosa.
realmente ella lo único que hizo fue preocuparse por las personas y hablar con ellas. eso fue lo que la hizo tan querida, un poco de amabilidad y cariño. yuri lo supo desde que yena las encerró en el cuarto del conserje.
sólo una pequeña charla que a veces salvaba vidas.
seguramente había tenido tantas que ya se le había olvidado del nombre de koeun.
la chica del pelo corto enfurecida levantó el pie, preparándose para pegar de nuevo a yuri, pero un exhalación de sorpresa la paró: yena había aparecido por la esquina.
–y-yena, no es lo que parece –dijo koeun bajando el pie y avanzando hacia una yena que se llevaba las manos a la cara al ver la escena.
–dios mío, ¿qué has hecho? –yena preguntó, su voz rota y sus ojos acuosos. ella corrió hacia la chica tirada en el suelo– yuri, ¿estás bien?
–estoy bien –intentó calmar a yena–, sólo me he resbalado cuando... uhm...
–yena... –la llamó koeun con labios temblorosos.
pero la chica del flequillo no la miró.
–¿por qué lo has hecho? –demandó.
–os vi en el recreo –koeun parpadeó, en un intento de retener las lágrimas dentro de su orgullo–, juntas.
yena y yuri supieron a qué se refería al instante y el color rojo corrió hacia sus caras.
–mira... –comenzó a decir yuri, dirigiéndose a koeun– no estoy enfadada contigo por todas las veces en las que me has amenazado, pero no se me va a olvidar nunca.
yuri y koeun se sostuvieron la mirada durante un rato, analizándose y armándose de valor para perdonarse y crecer. ahora que yena lo sabía todo, no tenían razón de seguir peleándose.
–¿quieres sentarte a hablarlo? –preguntó muy a su pesar yuri.
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–lo que has hecho ha sido muy bonito, yuri –le sonrió yena mientras salían del instituto.
yuri se encogió de hombros.
–solo te he copiado.
yena se mostró sorprendida, sus labios partidos y sus cejas alzadas, observando el perfil de yuri con curiosidad. ¿copiarla? bueno, era cierto que ella solía hablar mucho con los estudiantes. ellos le contaban todos sus problemas y yena intentaba darles consejo, así se sentían comprendidos. pero después de la mentira colectiva que inventó toda su clase, ya nadie iba a consolarse en su hombro.
–además, ella estaba completamente tarada. necesitaba que alguien la pusiese en su sitio.
ah, sí, esa es la yuri que yena conocía.
–¿durante cuánto tiempo te estuvo amenazando? –preguntó yena entonces.
–hm, desde el día en el que nos encerraste en el cuarto del conserje.
yena hizo una mueca con su boca, estirando las comisuras de sus labios hasta que estos formaron una línea recta. cada vez que se acordaba de ese día tenía una mezcla de sentimientos. yena no respondió, realmente no sabía el qué, y el silencio que las envolvía no era tan malo.
entonces sintió el brazo de yuri rodear sus hombros y en respuesta, ella enredó sus dedos con los de ella.
desde la entrada del instituto, una persona las observaba. esta vez, koeun sonrió dulcemente.
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Hola! ¿Qué tal todo por allí? Espero que os haya gustado el capítulo y si hay algun error, no dudéis en decírmelo😊❤️❤️❤️
