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Jungkook tenía seis años cuando una de las personas que más ama en la vida lo abandona; y a pesar de los esfuerzos de su mamá por querer hacerlo feliz, él no puede dejar de estar triste del todo.
Un día ve movimiento en la casa...
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Jungkook es consciente de haber desarrollado una especie de sentido de protección con Taehyung; es decir, no es necesario que nadie se lo diga, el quiere muchísimo a Taehyung y desde que ha comenzado a vivir en la casa vecina cada tarde de juegos, cada mañana de escuela y cada tarea o mínima cosa que comparten es para él un gran evento. Taehyung es su compañero de travesuras, y a pesar de las veces que duda en si deberían o no hacer ciertas cosas, Taehyung es valiente y se anima. La pasan bien juntos, se ríen mucho y se divierten, se cuentan cosas y se mantienen unidos. No es como si fuera un secreto para alguien que pasan la mayor parte del tiempo pegados y lo comparten todo.
Esa tarde, mientras juegan fútbol en el campo cercano, Jungkook nota como algunos de los niños que los acompañan subestiman a Taehyung porque él no asiste a las prácticas y no es tan bueno como algunos de ellos, intentan ganarle al equipo en el que él y Jungkook están a cualquier costo. Jungkook sabe que es algo tonto, es solo un juego de una tarde, no es un campeonato o algo por el estilo y no le ve sentido alguno a los empujones y las patadas de más que abundan cada vez que empiezan a correr y hacen rodar la pelota.
Jungkook ha discutido e intentado que dejen de hacer esas cosas, pero sus palabras han sido ignoradas olímpicamente y cuando Taehyung termina por tercera vez consecutiva en el suelo, él está realmente enojado. Ayuda al chico a incorporarse y mientras Taehyung se sacude la hierba de la ropa, él lo observa en detalle para asegurarse de que no está lastimado.
—No pasa nada, estoy bien —Taehyung le palmea el hombro y Jungkook suspira fuerte, más por enojo que por la agitación del partido.
Él ve las sonrisas de suficiencia de los niños en el equipo contrario y sabe que no se van a detener hasta que el juego haya acabado. A pesar de que mantiene un ojo sobre Taehyung e intenta bloquear los golpes, no lo consigue del todo. Es solo un segundo, un empujón brusco y la pelota golpeando en la cabeza de Taehyung; Jungkook no lo puede evitar, no puede contener el enojo que le nace desde el centro de su estómago. Taehyung está en el suelo, cubre su rostro con las manos y gime de manera lastimera; Jungkook está seguro de que está llorando y de que lo han lastimado.
—Tae... —Jungkook se lanza al suelo a su lado e intenta descubrirle el rostro, Taehyung opone un poco de resistencia, pero cuando lo logra puede ver con claridad las lágrimas y la marca rojiza cerca de su oreja.
Jungkook lo ayuda a ponerse de pie una vez más, mientras el resto de los niños los observa en silencio, y tras asegurarse de que no tiene más daños que los visibles, voltea a verlos echando chispas. Es rápido en llegar hasta el culpable y hacerle frente.
—¡¿Cuál es tu problema?! —le pregunta, señalándolo de manera amenazante —Es solo un juego ¡Le hiciste daño! —dice endureciendose un poco cuando el niño frente a él simplemente ríe.
—Es un perdedor, ni siquiera fue tan fuerte —Jungkook está enojado ahora y por su mente cruza la idea de soltar una sarta de insultos hacia el chico, pero Taehyung posa una mano sobre su hombro.