Capítulo 12

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Hoseok se permitió cerrar los ojos un momento y oír el sonido de las hojas de los árboles moverse por el viento, sus mejillas eran golpeadas suavemente también y era una sensación casi celestial, cuando su trance acabó se dió cuenta de que había demasiados árboles y que Yoongi no estaba por ningún lado.

Caminó hacía un pequeño sendero marcado con tierra sin pequeñas flores o arbustos, siguió hasta dar a con una pequeña banca de madera en la que estaba Yoongi, con un cuaderno y un lápiz, escribía con concentración en el papel y ni siquiera se había percatado de que alguien estaba a pocos metros de él.

Alrededor de la banca habían​ árboles diferentes a los que se encontró antes, todos eran frutales y muchos dejaban ver los frutos ya maduros, a Hoseok le encantaban las manzanas, en especial las rojas y frente a él un árbol repleto de esas frutas de color rojo parecía querer tener toda su atención. Se preguntó como es que había de todo tipo de frutas en aquella época del año, cuando la lluvia era demasiada y la tierra no era nada fértil, en su mente no había más excusa que pensar que aquellos árboles estaban hechos en alguno de esos costosos laboratorios que creaban cualquier cosa que una persona pudiera pagar.

— Te gustan las manzanas

La voz de Yoongi lo hizo salir del trance y dió un pequeño brinco de donde se encontraba. No había notado que ahora su amo se encontraba detrás de él y lo miraba con una pequeña sonrisa divertida.

— Le pido perdón señor Yoongi — hizo una reverencia — me levanté tarde y no pude acompañarlo a comenzar su día. No volverá a suceder.

— Mi madre también amaba las manzanas — Yoongi lo ignoró y siguió con su anécdota, mientras Hoseok estaba pensando que estaba loco — así que papá mandó a traer árboles que dieran estos frutos desde China para que ella pudiera comer su fruta preferida.

Hoseok no entendía nada de lo que hablaba el chico, pero escuchó atento y le pareció curioso que Seokjin describiera la familia como fría y disfuncional cuando Yoongi tenía ese tipo de anécdotas hermosas para contar.

— Pero desde que mamá murió papá se niega a venir aquí y JungKook no recuerda mucho, así que soy el único que ésta al pendiente de que crezcan — su voz tenía un toque de nostalgia y dolor que ocultó rápidamente — Así que si quieres toma cuantas manzanas quieras.

Hoseok alzó la cara con asombro y negó con la cabeza.
— No podría hacer eso, no debería molestarse...

Pero no le dió tiempo de terminar la frase cuando vió a Yoongi acercarse al árbol y bajar varias manzanas con las manos, corrió hasta donde estaba y tomó las manzanas que había juntado su amo, menos una que sostenía fuertemente en la otra mano.

Yoongi lo miró y le dió una mordida a la manzana recién cortada, mientras le hizo una seña a Hoseok para que tomara una y también le diera una mordida, cuando su sirviente lo hizo sonrió.

— Gracias por haberme ayudado anoche, tengo muchas pesadillas en las noches — le dió otro mordisco a la manzana, Hoseok comía la suya con vergüenza, aún cuando deseaba sentarse y disfrutar el jugo de la fruta — es una suerte que hayas estado allí, sólo promete que lo harás siempre y perdonaré que duermas hasta tarde todos los días.

— Lo prometo, señor Yoongi — contestó — cuando necesite mi ayuda sólo toque la campana y estaré junto a usted.

— Dime Yoongi, me pone de malas que llenen mi nombre con sobrenombres y condecoraciones de respeto.

— Está bien — dudó un poco de su respuesta — ¿Yoongi?

Yoongi comenzó a reír un poco y miró su reloj, de pronto su ánimo decayó y su cara dejó su sonrisa por una mueca de fastidio.

— Debemos ir a clases, hoy toca estudiar matemática y el profesor Choi es un verdadero grano en la región de los glúteos — rodó los ojos y comenzó a caminar con su libro en la mano.

Hoseok lo siguió y se preguntó que era la región de los glúteos, aunque pudo deducir que era algo así como decir un grano en el culo, TaeHyung solía decir mucho esa frase cuando lo visitaba uno de sus clientes frecuentes, una mujer divorciada que gustaba de acostarse con su amor casi todos los días.

Se preguntó que tan malo era el maestro de matemática de Yoongi para que dijera que era un grano en el culo, caminaron hasta la casa, entrando por la puerta trasera y terminaron en la sala de clases, donde los esperaba un hombre con aspecto mayor y con ropa elegante. Hoseok se inclinó para saludarlo y hacerle entrada a Yoongi.

— Ha llegado cinco minutos tarde — el hombre se dirigió a Yoongi con un tono muy estricto — Señor Min, siéntese, debemos comenzar la lección.

— Ya voy señor Choi

— Veo que ahora tiene a un sirviente, ¿su padre lo convenció o le impuso al joven?.

— Hoseok fué un regalo de uno de los socios de papá.










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Se que no soy la mejor autora del mundo y que tarde mucho, espero que aún sigan leyendo 💕

Feliz año




El sirviente «Yoonseok» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora