Capitulo 1 ( El Día Que Morí )

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El Día Que Morí

La historia que voy a contar, no debe ser contada. Es tan prohibida como el hierro ardiendo en la piel de un siervo pequeño. Es una de esas historias que al contarla, podría ser pasada por una leyenda o un mito de esos que son increíbles de creer.

Yo nací en una pequeña aldea ubicada en uno de los países con más monarquía de esa época, mi hogar era una granja de aspecto humilde, que albergaba escasos animales que servían como sustento, una vaca, tres puercos, ocho gallinas con polluelos, y uno que otro cordero. Hija de un hombre con corazón noble y una mujer enferma y débil. Como primogénita de la familia siempre fui el apoyo de mi madre, en los deberes del hogar, alimentaba y sostenía a mi padre y hermanos menores. Por ser mujer, y ser la primogénita en la familia, tenía la obligación de que al cumplir quince años como obedecía nuestra tradición, mi padre buscaría entre las mejores familias de la aldea, un esposo adecuado para mi.

Mi madre, una mujer que siempre fue callada y obediente a las decisiones de mi padre, era frágil, mujer de mirada siempre caída, delgada como el tronco de un pino de bosque, padecía de una enfermedad extraña para los campesinos, pero conocida por toda mujer de su edad, la TISIS, que la comía desde el núcleo de los huesos, hasta las puntas de su largo y rojizo cabello lizo como cortinas recién almidonadas. Sus manos, ya no sostenían ni el agua que tenia que beber. Cuando podía tomarla, miraba su rostro en el reflejo de en el fondo de el cacharro, era un entretenido momento observarla, como se contemplaba su mirada hundida y sus hermosos ojos color lluvia, grandes e impactante a la mirada de un saludo, Mi padre decía, que a pesar de que su matrimonio fue arreglado por sus padres en una noche de copas, mi madre tenia la magia de hechizar sus piernas dejándolo inmóvil, sin respirar, sordo a los sonidos que le rodeaban, que disfrutaba escuchando los latidos de su corazón al verla frente a el, con una sonrisa que opacaba hasta un hermoso amanecer.

Mi padre, un granjero de nacimiento, no estaba a salvo del agotamiento por el trabajo pesado, su barba larga negra azabache y crespa, hacían notar su largo tiempo de trabajo en el campo. Sus manos reflejaban el ardo trabajo de labrar y pastorear. Ya encorvado a sus años, llegaba todos los días antes de que el sol se comenzara a esconder entre la colina, arrasando sus pobres pies por los tablones del puente que dividía nuestra granja del sendero próximo. Mis hermanos menores tres para ser exacta, siempre con su inquietud de saber que era lo que padre tenía que contar como aventura esa noche, mientras tanto yo serbia la mesa y cogía el pan del horno, para servir y dar la cena, para poder dormir y amanecer otro día. Sin pensar que esa noche de cena sería la última noche de mi vida.

Como siempre mi padre se postro sobre la banca de madera vieja, con uno de mis pequeños hermanos en sus piernas, el otro sobre su hombro y el menor a las piernas de mi madre, y comenzó a contar una de sus "Locas aventuras", como yo les llamaba. Siempre me hacia reír con sus historias, porque las contaba con una hermosa peculiaridad, que hacia que te queras pegado de la mesa sin poder parpadear. El horno, comenzó a tiznar mas de lo normal y mi madre me ordeno raspar la madera que aun ardía en el, ese fue un momento crucial en mi vida, que por no estar en la loca historia de mi padre, no tuve la oportunidad de escuchar. un error grave, ya que eso hubiera salvado mi vida. Mi padre les contaba a mis hermanos, que ese dia, había sido muy extraño desde que salió muy temprano, casi antes que el sol saliera. Dijo que cuando saco a las ovejas de su corral, noto que una de ellas no quería salir, se resistía y en su mirada se podía notar un ligero temor. Dijo que su padre en algún momento le decía, que cuando una oveja o un becerro no quisiera salir de su corral, era mejor guardar el dia para obligaciones en casa, ya que era señal de mal augurio. Pero mi padre, dijo - soy un hombre fuerte, asi que nuestro lema es nunca caer-, y asi decidio sacar por su propia mano aquel corovejita y llevarlo hacia su madre. También dijo que cuando pastoreaba hacia la colina, directo al rio de la cola de cabello, un rio largo como su nombre pero rápido y silencioso. Encontró, unas piedras calientes con leña que aun ardía lentamente, cosa extraña ya que en ese lugar solamente pasaban viajeros ricos y con carretas enormes y ruidosas, si algún viajero hubiera llegado a ese punto, los cascos de los caballos y las ruecas se habrían escuchado a miles de metros de el lugar, pensó - que era la fogata de un MOUHN, nombre que se le dio a bestias salvajes y ruines, que mataban humanos desgarrándolos y dejándolos secos de su cuerpo. Al menos, eso decían sus antepasados. Pero nunca se le vio a uno tan cerca de la aldea, era por eso que solo eran leyendas y cuentos de miedo. Cuando mis hermanos, comenzaron a hacer preguntas locas, mi madre con voz dulce pero autoritaria, mando directo a los pequeños diablillos como les llamaba, a dormir.

My Line Blood Wolf - Mi Linea Sangre LoboWhere stories live. Discover now