My Line Blood Wolf - Mi Linea Sangre Lobo

Capitulo 2 ( VENGANZA )

VENGANZA

A lo largo de mi vida como humana. La cual fue corta.  Aprendí que la palabra venganza tenia un significado muy fuerte de resentimiento, sentimiento que mi madre decía era impuro. un pecado para quien lo pensara, ya que era señal de dañar a otro ser vivo. 

Mi crianza nunca fue para hacer sufrir a ningún ser vivo, al contrario. Era para ayudar a lo que es mas débil que yo y para aportar a lo que es mas grande que yo. Recuerdo que un día estaba sentada en la banca de madera vieja que recargaba su cabecera de tres troncos delgados en la pared de la choza a un lado de la entrada,  sentada como si mirara el atardecer en el horizonte que se dejaba ver de frente a la llanura, con mi pierna derecha como cojín y la pierna izquierda jugueteando de arriba hacia abajo, el cual ondeaba  mi faldón de manta en color blanco y colgaba un listón en azul turquesa, cual bandera al viento. 

Como cualquier niña de nueve años trenzaba el cabello de telas rasgadas de mi muñeca, sin darme cuenta que uno de los Diablillos, corría a mi alrededor jugueteando con nuestro pequeño gato Sultán, levante mi cabeza y de un grito lo mande calmar, pero este opto por enojarse y salir corriendo hacia mi arrebatando mi preciada muñeca de las manos de un jalón y gritando -Es mía, Es mía y morirá - . Mientras reía y corría hacia el pozo de agua, lo perseguí corriendo gritándole que me la devolviera pero el solo volteaba para reírse de mi y con mi muñeca en su mano elevada agitándola como si quisiera sacarle tierra . De pronto se detuvo frente al pozo y amenazando con tirarla le dije - Mira pequeño diablito, o me das mi muñeca o te juro que cuando duermas dejare desechos de caballo en tu almohada -. Claramente el dejaría mi muñeca en el piso, yo no soportaría desechos de caballo en mi cama wakalaa. Me miro y estiro la mano para dármela, pero al acercarme y tocarla con la punta de mis dedos el dejo caer mi hermosa muñeca al pozo, solo mire como se iba desapareciendo en el fondo obscuro y frió, y escuchar cuando cayo al agua sentí como si mi alma se partiera en mil. Mi muñeca murió, jamás la vería de nuevo, jamás jugaría con ella, jamás, y todo por culpa de este diablito.

Si se que exageraba, solo era un pedazo de trapo viejo, pero para  mi era mi mejor amiga, esa hermana que nunca tuve, la que me acompañaba a dormir y soñar por las noches. Nunca mas la vería. Esa noche llore y llore pensando en lo que seria de mi sin ella, no dormí pensando en como vengarme de ese diablillo. Tenia que armar un plan maestro para que ese engendro que decían llamar mi pequeño hermano pagara, así que pase toda la noche pensando y pensando. Al amanecer, como todas las mañana mi madre nos llevaría a la huerta para colectar verduras frescas, ya con mis planes en la punta de mis manos, tome a Sultán, y lo lleve a un árbol para que trepara lo mas alto que pudiera, así nunca podría bajar de el, y así fue el gato subió tan alto que comenzó a maullar con una intensidad que se escuchaba hasta el granero en donde mi padre ya hacia trabajando. - Que pasa sultán?.. Porque no bajas de ahí? - Le preguntaba mi hermano al gato que estaba  muy muy alto, mientras yo entre risas malignas me dirigía al gato,   - Vamos sultán, baja, ¿ que no escuchas que tu dueño te pide que bajes ?... jum jum jum! -, era claro que ese gato no bajaría solo nunca, así que mi venganza estaba funcionando.

Mi pequeño hermanito lloro mucho porque sultán nunca pudo bajar, esa noche sufrió de fiebres que por poco y lo matan, de verdad estaba pasando eso?, mi hermano estaba padeciendo por culpa mía, pero, quien le manda haber tirado mi muñeca al pozo?. No puede mas y les conté a mis padres que yo había mandado al gato al árbol y que necesitaba que mi hermanito me perdonara, mis padres me dieron una lección de palabras y un discurso terrible. No era de esperar que me dieran unas palma ditas y ve ala cama, no no, eso tenia que ser remediado con palabras de enseñanza. La venganza no es buena dañas a los seres vivos. Que culpa tenia sultán?, yo lo deje en el capeaste de ese árbol, solo y sin abrigo.