Dazai sabía, sabe, siempre lo supo; que entre Chūya y él había una especie de conexión, pero nunca lo mencionó, siquiera hizo bromas sobre ese tema, porque sabía que si lo sacaba no sería Chūya quien caería primero, sino él mismo. En cambio al pelirrojo, quien siempre se sincero con sus sentimientos (aunque jamás en voz alta), Dazai no podía dejarse sentir tan deliberadamente de esa forma, porque sabía que si dejaba que su corazón hablara en lugar de su mente él estaría completamente jodido.
Lo sabía, e incluso así no tenía idea de qué hacer con el susodicho que se encontraba acostado a su lado, durmiendo en su cama, como si no hubiese mal en el mundo, como si ellos tuvieran una relación normal como personas normales.
Pero por supuesto, "normal" no era una palabra que se le podría asignar a eso que había entre ellos.
La verdad era, que sus sentimientos los había metido en un caja fuerte para luego arrojarla al mar, y que quedaran así en lo profundo de las aguas, donde nada ni nadie podría siquiera echarles un vistazo. Se había asegurado de que todos pasaran por desapercibido aquella caja; a nadie le importaría lo que sentía si de todas formas, él de por sí ya era una persona misteriosa y enigmática, cosa que por supuesto desviaria la atención de la gente de algo tan tonto como lo eran sus sentimientos.
Y por un momento se sintió verdaderamente estúpido por haber arrojado esa caja al mar, siendo que el mismo estaba contenido en aquellos zafiros que se revelaban tras la cortina de pestañas naranjas de su acompañante. Chūya había despertado, y como no estaba al tanto de los pensamientos del castaño simplemente se estiró en la cama para luego dedicarle una mirada interrogante al otro.
一Puedo sentir tu molesta mirada sobre mi, ¿sabes?
一A mi tampoco me complace verte ocupar la cuarta parte de toda mi cama, Chūya.
El pelirrojo vio su lado, él literalmente estaba ocupando casi toda la cama y Dazai estaba en un costado pegado a la pared, como una sardina enlatada.
一Hm, me daré una ducha 一anunció Chūya haciéndose a un lado, tomó la bata de baño del armario ajeno y luego se marchó fuera de la habitación.
Dazai quiso, por unos segundos, tomarlo del brazo y decirle que se quede ahí un rato más, mirarle a los ojos y ver el propio reflejo de sus emociones en aquellas perlas azules, dejar que el mar liberara el contenido de aquella cajita y dejar a flote las verdades.
Chūya dejó caer el agua fría sobre su cuerpo, la sensación de piel sudorosa se iba con el agua. Pero incluso esa ducha no podía llevarse la desdicha de sentirse como un estúpido adolescente, por culpa de ese bicho raro que lo miraba mientras dormía. ¿Qué se supone que hacía, mirándolo con esa expresión? Es como si quisiera decirle algo, pero maldita sea, sabía que no era así; no podía dejarse ilusionar por aquella idea, porque ellos solamente se encontraban para desahogarse con sus cuerpos. Era algo meramente físico, lo tenía en claro.
Se vistió luego para ir a la cocina. Como Dazai usualmente no salía de su habitación en esos casos, Chūya podía recorrer la casa deliberadamente y tomar algunas cosas de la alacena, pero cuando puso un pie allí vio al castaño recostado en la barra, sus vendas a medio caer de su torso -producto de la noche anterior- y el pantalón gris de algodón que usaba como pijama, su mirada perdida en el aburrido paisaje de la ventana a su izquierda. Chūya quería saber porqué carajos él se había levantado de la cama, porqué había roto el patrón impuesto desde la primera vez que se acostaron juntos, se supone que no debían verse la cara por la mañana luego de una noche intensa.
一Chūya~ no sé cómo hacer de los desayunos nutritivos que tú consumes pero mira, por hoy podrías conformarte con el café hecho por tu viejo compañero~
Dazai bajó dos tazas en la mesa y lo invitó a que se sentase a su lado, él no sabía que estaba pasando por su cabeza al prepararle el desayuno a ese enano cascarrabias, su lado impulsivo estaba ganandole a su razón. Chūya tampoco entendía porqué aceptó como si nada sentarse allí al lado del tipo que le ponía los nervios a flor de piel.
Ellos no tenían idea de porqué se estaban comportando así, y eso provocaba que la vergüenza hiciera de las suyas. Bebieron en silencio, ninguno se atrevió a levantar la vista más allá de sus tazas. La sincronía de sus pensamientos y la molesta sensación de reprimir las palabras en la lengua.
Dazai 一el castaño lo miró sin levantar la cabeza. Chūya pensó que de esa forma sus ojos se veían más grandes.
一¿Si?
一Esto sabe horrible 一declaró, por supuesto que no era cierto, aunque tal vez se pasó un poco con el azúcar.
一No te quejes, yo tampoco quería preparartelo.
一Yo tampoco quería tomarlo.
一Yo no quería salir de la habitación.
一Yo no quería venir aquí anoche.
Silencio, ellos habían soltado todo eso en menos de diez segundos, y esos diez segundos pasaron a minutos cuando desviaron sus miradas molestos.
Tan mentirosos.
一No sé porqué vine aquí anoche.
一No sé porqué salí de la habitación, y no sé porqué te preparé el desayuno.
一No sé porqué acepté.
Entre murmuros, lo habían soltado. Era una escena cómica en donde dos jóvenes evitaban mirarse e inútilmente ocultar el rubor en sus mejillas.
一Dijiste que el café sabía horrible.
一Eso...
一¿Qué tal si te invito a uno esta tarde? Para recompensartelo.
Tratando de encubrir sus sentimientos con propuestas tontas e inusuales de su parte, Dazai invitaba a un sorprendido Chūya, evitando en todo momento mirarlo a los ojos, para que la cajita no estallara en el mar.
一Tch, bien 一aceptó el pelirrojo con su rostro enojado y una sonrisa amenazando pintar por completo sus labios.
-----
¿Cuándo dejaré de poner notitas? Nunca, aparentemente.
¿No notaron que el guión parece una flechita? No sé porqué me sale así, después de la última actualización los guiones se pusieron de esa forma y, ugh me molesta demasiado :'v
Aprovechando, pasen a leer mi otra historia "Remember" xd (¿spam donde?) Y eso es todo, cjau.
ESTÁS LEYENDO
• Soukoku | Drabbles •
FanficDice drabbles pero por ahí se coló algún one-shot ( '∀`)/