V. Gula

1.3K 186 138
                                    

Sábado. Un día atareado para la mayoría de las personas. Visitar a la familia, ir con los niños de paseo, hacer las compras de la casa; los más desdichados hasta tendrían que trabajar.

No era el caso de Saeran y Yoosung. No. Ajenos al bullicio de la siempre ocupada sociedad, ellos tenían sus propios planes.

Conversaciones importantes ocurrían en el piso de la sala en la casa Choi.

—Dos a dos, no puedo creer que de verdad me sigas el ritmo. — dijo Saeran sorprendido mientras se embutía su segundo bote de helado.

—¿Seguirte? ¡Te estoy superando!—le respondió el rubio, todavía con la boca llena. Comía tan deprisa, ni siquiera parecía saborear el helado.

—¡Qué competitivo! LOLOL te ha hecho tanto daño...

—Te vencería en LOLOL si jugaras —Lo retó con la más amenazadora de sus miradas. Si no fuera por el helado de chocolate en su mejilla, Saeran hubiera podido tomárselo más en serio.

—No en esta vida, niño—Repondió pasándole la manga del suéter por toda la cara para limpiarlo.

—Cobarde...

-¡¿Cobarde?!

Saeran nunca lo diría, lo negaría si se le cuestionara; pero disfrutaba esto. Disfrutaba tener compañía, se sentía cómodo.

Le gustaba tener a Yoosung en casa, o visitarlo él, en los días raros y escasos en los que estaba de especial buen humor.

No es que hicieran la gran cosa juntos. Eran un par bastante aburrido, a decir verdad. Se entretenían con las cosas más simples y estúpidas.

En las reuniones de la RFA siempre terminaban aislándose del resto. Yoosung hablando de cualquier estupidez, él burlándose e insultándolo con elegancia. Funcionaban bien así.

Debía admitir, no sin cierta vergüenza, que al principio había permitido que él se le acercara porque se sentía demasiado solo y necesitaba de alguien que lo mantuviera anclado al mundo real.

Amaba a su hermano, pero no lograba tolerar su personalidad asfixiante por mucho tiempo.

El resto de la RFA le resultaba intimidante.

Yoosung era perfecto para el trabajo. Era fácil de dominar. Demasiado ingenuo para dañar, demasiado inocente para desconfiar.

Podía manejarlo.

Además, de todos los miembros (sin contar a su familia, claro) Yoosung era el único que le había demostrado interés. Interés como persona, y no un simple ex sectario enfermo en rehabilitación.

Si estaba aburrido, o se sentía triste, siempre podía buscar a Yoosung para distraerse.

Estar con él era cada vez menos malo.

Había sido un año tan corto en el que pasaban tantas cosas confusas a la vez...

—Cobarde, ¿eh?— le respondió.

—Ajá. Si estuviéramos en LOLOL, en mis dominios, no durarías ni una sola ronda.

—Buena suerte haciéndome entrar a tus dominios. —respondió sin darle la mayor importancia.

— Co-Co-Cobarde—volvió a acusarlo, como una cantaleta.

—Ok, te propongo algo. —dijo pasándole un bote nuevo de helado—Dos a dos, el punto final. ¿Apusta a quien termina primero?

—¿Qué quieres apostar? — le preguntó con desconfianza.

—Lo decidiremos al terminar. Más interesante así, ¿no? Puedes pedirme lo que quieras... O puedes pedirme que juegue a LOLOL.—Ofreció, encogiéndose de hombros.

Siete Pecados  [Yooran / Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora