13 de enero de 1978:
Querida Rachelle:
Te escribo para decirte lo que siento, pero de una manera anónima.
No quiero decirte quien soy, quiero que lo descubras.
No pongo mi dirección, porque no quiero que me respondas.
Tu belleza es increíble.
Tu inteligencia admirable.
Tu forma de pensar envidiable.
Eres la primera persona que me gusta.
Quiero que seamos un felices para siempre, pero se que eso nunca sucederá.