07: CEMPOALXÓCHITL

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Cempasúchil

La flor de los muertos, también conocida como la flor de veinte pétalos, los cuales construyen un camino que cruza las barreras de lo imposible; un puente entre el mundo de los vivos y los muertos

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La flor de los muertos, también conocida como la flor de veinte pétalos, los cuales construyen un camino que cruza las barreras de lo imposible; un puente entre el mundo de los vivos y los muertos. La flor de la esperanza, en realidad, es el cempasúchil.




Doyoung recuerda a su amado cada segundo, minuto, hora, día, mes, año. Lo recuerda tan vivamente que las memorias siguen impregnadas en su cerebro, adheridas a su corazón. No puede olvidarlo, ¿cómo podría ser capaz? Si le dio los mejores años de su vida. Kim Jungwoo fue y sigue siendo su razón de existir, es imposible negarlo, aún cuando está muy lejos ya. Y, así como las buenas memorias prevalecen, las malas lo hacen también, pues son parte del todo, sin embargo, él prefiere conservar las primeras. Le resulta menos desgarrador recordar al hermoso muchacho, tan lleno de vida y alegría, portando una de aquellas majestuosas sonrisas sanadoras dedicadas sólo a él y a nadie más que a él; siendo secundadas por carcajadas joviales, de esas que amaba tanto escuchar.

Todo el mundo dice que el tiempo sana las heridas y él está seguro de querer convencerse de ello, pero lleva tanto lamentando su muerte, que ha perdido completamente la noción del tiempo y se ha encerrado en su propia burbuja del duelo —al que no puede superar. Kim Doyoung se ha atascado en el camino y no sabe como continuar.

Tampoco comprende si es obra del destino o de algún ser divino mirándolo desde el llamado Paraíso, queriendo darle una mano y de paso, aminorar su sufrimiento, pues todo ocurre en el momento indicado, casi como si estuviera destinado a suceder.

Cada mes deja flores en la tumba de su amante, sólo para recordarle desde donde quiera que esté, que él sigue presente en su corazón y por ende no está dispuesto a abandonarlo. Si cuidar su sepultura es ahora lo único bueno que puede hacer por él, para honrar su memoria, entonces está contento de hacerlo.

Es el aniversario de su muerte, curiosamente en primavera, cuando Doyoung busca nuevas flores para reemplazar las antiguas, las que ya están marchitas. En la florería hay una gran variedad, de distintos aromas, tamaños y colores, demasiadas que le es complicado elegir las adecuadas, especialmente, porque nunca suele repetirlas. Le extraña ver en el mostrador a una viejecilla desconocida, de piel morena y con evidente apariencia extranjera, muy diferente del hombre que suele atenderlo, no obstante, no piensa mucho en ello.

—¿Buscas algo en especial, muchacho? —pregunta con una sonrisa amable, en un acento forastero.

El mencionado sólo sonríe con melancolía.

—Honestamente, no sé lo que estoy buscando. Él no tenía ninguna flor particularmente preferida, solía decir que le gustaban todas, a excepción de las aldefas, pues a pesar de ser muy bellas, son de hecho las más venenosas del planeta.

—Oh, querido...

—No, está bien —sacude la cabeza y se aclara la garganta—. ¿Sabe qué? Simplemente elegiré alguna al azar. Es su aniversario, pero sé que cualquiera le parecería bien-

Pedío louloudión ᵈᵒʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora