08: CERASUS

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Flor de cerezo.

Jungwoo solo debió haberlo ignorado

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Jungwoo solo debió haberlo ignorado. A aquel chico que vagaba perdido por el parque, solo debió ignorarlo. Lo sabía. Lo presentía. Nada bueno podía salir de eso.

Pero, aun así, miró a su alrededor, asegurándose de que nadie lo mirara. Se acercó casualmente al extraño.

Definitivamente lo lamentaría más tarde.

ㅡ¿Puedo ayudarte en algo? ㅡsusurró, mientras recogía el libro que él mismo había dejado caer.

ㅡ¿Puedes verme?ㅡle preguntó el chico, sorprendido.

Jungwoo hizo señas para que lo siguiera hasta un lugar del parque que estuviera más solitario. Sería malo que lo vieran hablando solo.

Caminaba mientras suspiraba y negaba con la cabeza. Ciertamente, era un tonto. Se estaba exponiendo, incluso, a algo peligroso. Desconocido. Era ridículo que haya iniciado una conversación con un alma. Por supuesto, sí lo había intentado antes, cuando era un niño, y todo había resultado en un desastre. Ellas, al saber que podían comunicarse con él, comenzaban a seguirlo. No paraban hasta que Jungwoo explotaba en llanto y pedía que se fueran.

Hubo un hecho puntual que lo dejó marcado. En el invierno de sus siete añitos, conoció al alma de una anciana. Ella fue dulce como una abuela para él por un par de semanas, sin embargo, todo cambió cuando el alma de un adolescente llegó. Asustado y aturdido, comenzó a atormentar a Jungwoo. Lo seguía a todos lados, rogándole que le ayudara a volver a la vida o que lo ayudara a descansar en paz. Le temía, pero se sentía protegido cuando el alma de la abuelita llegaba en su ayuda. Así, hasta que el adolescente convenció a la abuela de que Jungwoo podría ser la puerta que los ayudaría a cruzar al paraíso. Vivió meses de tormentos en los que sus padres no sabían por qué lloraba por las noches, pensando que su hijo tal vez estaba sufriendo de problemas psicológicos.

Jungwoo tuvo que ser medicado, y al cabo de un tiempo, comenzó a ignorar a las almas, hasta que finalmente lo dejaron tranquilo.

Había encontrado una solución. Si no quería ser atormentado por almas en pena, entonces solo debía ignorarlas y no dejarles saber que podía verlas.

Había pasado años ignorándolas, así que, ¿a qué venía esto ahora?

Llegó hasta un árbol de cerezo, se sentó en el pasto y se apoyó en el tronco. Hizo señas al alma para que también se sentara. Se veía nervioso, como todas ellas. Era fácil reconocerlas. Perdidas, desorientadas, tratando de hablar con la gente y siendo ignoradas. Si te daban una sensación de lástima, entonces eran ellas.

ㅡAsí que... ¿cómo te llamas? ㅡhizo la primera preguntaㅡ ¿Tal vez no lo recuerdas? ¿Desde hace cuánto tiempo estás por aquí?

ㅡMe llamo Kim Dongyoungㅡrespondió cabizbajoㅡ No recuerdo desde hace cuánto tiempo estoy aquí. Creo que desde hoy. Tal vez, no estoy seguro.

Pedío louloudión ᵈᵒʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora